Abstract
Purpose: Challenging behaviours present major impediments to a young child's life. Being able to properly assess these behaviours can lead to early intervention and remediation.
Method: In the present study, the problem behaviours of 644 children 17–37 months of age who were at risk for developmental disabilities were studied using the BISCUIT-Part 3. In study one, norms and cut-off scores were established for this new scale using this sample. In study 2, the frequency and patterns of various challenging behaviours were evaluated.
Results: The majority of developmentally delayed children who had severe challenging behaviours engaged in aggressive/destructive acts. However, severe problem behaviours were in the minority of occurrence.
Conclusions: Outcomes suggest that these behaviours can be identified at an early age using a validated instrument tool. Implications are that pinpointing emerging problematic behaviours allows for a more accurate assessment of the delayed child's overall functioning. Being able to pinpoint behaviour problems allows for earlier and more effective treatment.
Propósito: Los trastornos de la conducta representan una importante limitación en la vida de los niños. La capacidad para valorar adecuadamente estas conductas puede llevar a una intervención temprana y a su corrección.
Método: En este estudio los trastornos de la conducta de 644 niños entre 17 y 37 meses de edad que estaban en riesgo de desarrollar alteraciones del desarrollo fueron estudiados con el BISCUIT-Part 3. En el estudio uno, los valores normales y de corte fueron establecidos para esta escala usando esta muestra de niños. En el estudio dos, se evaluaron la frecuencia y los patrones de conductas difíciles.
Resultados: La mayoría de los niños con retraso en el desarrollo presentaban conductas difíciles y que participaban en actos destructivos y/o de agresividad. Sin embargo, los problemas más severos de conducta fueron menos frecuentes.
Conclusión: Los resultados sugieren que estas conductas se pueden identificar en una etapa temprana utilizando este instrumento validado. Las implicaciones de esto son que la identificación de problemas emergentes de conducta permite una valoración más exacta de la funcionalidad del niño con retraso en el desarrollo. La posibilidad de poder señalar los problemas de conducta permite una intervención más temprana y efectiva.