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Research Article

Aproximación al léxico de la huerta en Alonso de Herrera: la categoría gramatical verbo y su clasificación sintáctico-semántica

Pages 105-129 | Received 17 Apr 2021, Accepted 12 Oct 2021, Published online: 10 Jan 2022
 

RESUMEN

El Libro de agricultura (1513) de Gabriel Alonso de Herrera constituye el primer tratado geopónico escrito en una lengua romance. A pesar de ello, se trata de un texto escasamente atendido, especialmente en lo referente a sus características léxicas. Así, en este artículo se realiza un estudio sintáctico-semántico de 60 verbos extraídos de su libro IV, dedicado a las huertas y sus plantas. Tras especificar, primero, su naturaleza sintáctica, se atenderán otras cuestiones referentes a su combinatoria, como el tipo de sujetos o de complementos requeridos en cada caso. Asimismo, partiendo del concepto de modo de acción o aspecto léxico, estos verbos quedarán clasificados en una determinada clase aspectual. Para ello, además de las principales gramáticas del español, se han consultado numerosos diccionarios, fuentes de incalculable valor, no solo por razones lexicológico-semánticas, sino también sintácticas.

Disclosure statement

No potential conflict of interest was reported by the author(s).

Notes

1 Aunque su primer título fue Obra de agricultura, el texto de Herrera es más conocido por Libro de agricultura, ya que en sus múltiples ediciones predomina este título, que quedará definitivamente establecido desde la edición de 1528 (Quirós García Citation2015: 110).

2 Puede afirmarse, en consecuencia, que el interés por el tratado herreriano llega hasta la actualidad; ahora bien, desgraciadamente, ello no se ha visto aún traducido en la publicación, tan necesaria, de su correspondiente edición crítica (vid. Quirós García Citation2015; Citation2020).

3 Por ello, para la realización de este trabajo, se parte justamente de esta sexta versión, transcrita según las directrices establecidas por la Red Internacional CHARTA (Sánchez-Prieto Citation2011).

4 Desde un punto de vista histórico, dicho tratado geopónico renacentista solo ha merecido la atención de Ynduráin (Citation1982), López Piñero et al. (Citation1983), Fradejas (Citation1984), Baranda (Citation1989) y Navarro Durán (Citation2003); además, el primero de los estudios citados, por ejemplo, no alude a cuestiones léxicas, sino, en general, a su prosa, si bien en términos sumamente laudatorios, al calificar el Libro de agricultura como ‘una de las obras mejor escritas de todo el siglo XVI’ (Ynduráin Citation1982: 26).

5 Entendemos por lengua de especialidad (o lenguaje científico-técnico, tecnolecto, uso específico o lengua profesional), siguiendo a Alcaraz Varó (Citation2007: 7), aquella variedad funcional de la lengua desarrollada históricamente como instrumento de comunicación en un determinado ámbito científico o profesional.

6 ‘Porque las preposiciones, conjunciones, artículos … son los propios del lenguaje común’ (Gutiérrez Rodilla Citation1998: 37).

7 De esta forma, se contribuye además a la continuación de la línea de investigación iniciada ya en trabajos previos (vid. Sánchez Orens Citation2019; en prensa).

8 Ediciones de 1513 (A13), 1520 (T), 1524 (Z), 1524 (A24) y 1528 (L). Para su identificación, seguimos las abreviaturas establecidas en Quirós (Citation2020), quien además emplea A39 para la sexta impresión, la manejada preferentemente en este estudio.

9 Dado que en esta ocasión no se halla entre nuestros objetivos el estudio de la ortografía áurea, consignamos en su forma moderna los verbos seleccionados para su análisis (no a través de una de sus posibles variantes en el texto analizado). Para ello, como no podía ser de otra manera, ha resultado fundamental el recurso a los más importantes diccionarios del español (vid. NTLLE). El auxilio de la lexicografía explica igualmente que, pese a su evidente vinculación, se consideren verbos distintos mollir ~ mullir, arrancar ~ arrincar y podrir ~ pudrir (vid. DLE). En cambio, contraviniendo la propuesta académica, consideramos como meras variantes de excavar las múltiples ocurrencias de escavar halladas, en consonancia, por otra parte, con el DECH (s. v. cavar). Finalmente, frente a ahogar, curar, escaldar, pudrir (así como sus variantes podrir y podrecer), quemar y secar, verbos en los que el talabricense alterna tanto formas pronominales como simples, parece que solo caben, al menos en la acepción geopónica considerada, abochornarse, extenderse y helarse, y de ahí su lematización pronominal.

10 ‘Es una cuestión muy debatida la de dilucidar cuáles son exactamente las funciones semánticas que corresponden a los argumentos. En el ejemplo de explicar [El maestro explicaba la lección a los alumnos] podrían ser “agente”, “contenido” (pero también “tema” para algunos autores; “paciente” para otros) y “destinatario”. Se ha observado que algunas funciones semánticas, en particular la de “paciente”, son usadas de forma diversa en los estudios sobre estas materias. Estas razones y otras similares llevan a pensar a algunos autores que tales etiquetas son relativamente variables e imprecisas, y que no se distinguen con nitidez cuando se aplican a predicados menos prototípicos que explicar’ (NGLE Citation2009: 65).

11 Pues, en efecto, ‘se suele considerar más apropiado en la gramática contemporánea identificar el número y las propiedades gramaticales de los participantes de una relación predicativa que designar unívocamente cada uno de ellos con una etiqueta semántica que lo distinga de los demás’ (NGLE Citation2009: 65).

12 ‘5. En lingüística, en una oración, dependencia que una palabra tiene respecto de otra: El régimen de un verbo transitivo es su complemento directo. 6. En lingüística, preposición exigida por un verbo o rasgo gramatical exigido por una preposición: El régimen del verbo “arrepentirse” es la preposición “de”’ (Clave: s. v. régimen).

13 Ahora bien, en esta ocasión, nos hemos limitado a la consulta de los principales diccionarios generales del español al constituir este el paso inicial, y necesario, para poder confrontar después, en futuras investigaciones, los resultados allegados en el presente trabajo con los extraídos de los repertorios especializados en geoponía. Por otro lado, si bien para cada uno de los 60 verbos analizados se han rastreado las caracterizaciones ofrecidas por, al menos, los repertorios de Covarrubias y Terreros, así como por el Diccionario de autoridades y el DLE, posteriormente, en la exposición de los resultados, por lo general se incluye una sola de las definiciones allegadas, selección motivada por distintas razones.

14 ‘Del lat. crĕpare “crujir, chasquear, castañetear, estallar”, y en la baja época “reventar”’ (DECH).

15Quebrantar [crepantar, 1102, Oelschl.; crebantar y quebrantar, Cid y Berceo], derivado común al cast. y port., conocido en la E. Media en cat., oc. y fr., y dialectalmente en el Norte de Italia: quizá ya existente, por lo tanto, en latín vulgar’ (DECH: s. v. quebrar). En efecto, para el DLE, quebrantar se remontaría a una forma latina como ‘*crepantāre, de crepans, -antis’.:

16 ‘Tr., herser, briser les mottes de terre: Pl. Cap. 663; Cat. Agr. 33, 2; Fest. 192, 8; segetes Hor. Ep. 2, 2, 161, herser un champ de blé’ (Gaffiot Citation2000: s. v. occō). A la luz de estos datos, puede afirmarse que en Herrera quebrantar alude a una acción, si no igual, al menos muy semejante a la designada por el verbo gradar, esto es, ‘desmenuzar y allanar con la grada la tierra después de arada’ (DLE: s. v. gradar). Así, se entiende que el apelativo quebrantaterrones, según refiere Terreros, se emplee como sinónimo, si bien despectivo, de labrador y demás nombres con los que se hace referencia al agricultor: ‘Lo mismo que labrador, trabajador del campo, arador, y se suele decir por desprecio’ (Terr.: s. v. quebranta terrones).

17 A este respecto, nótese que, dentro del tecnolecto geopónico, labrar equivale a cultivar (vid. supra Terr.), que, de acuerdo con Bosque (Citation2006), no solo se combina con voces como campo, terreno o huerta, sino también con otras del tipo cereales, patatas, ajos y demás nombres concretos de verduras u hortalizas.

18 ‘tr. Arrancar y sacar los cardos y otras hierbas nocivas de los sembrados’ (DLE).

19 Ninguno de los diccionarios generales consultados ofrece acepción geopónica alguna en referencia a este verbo. No obstante, resulta evidente el carácter especializado del que goza trasquilar (así como su variante tresquilar) en el Libro de agricultura. Según Nebrija (s. v. tresquilar), el equivalente latino de este verbo es ‘tondeo. es’, el cual, ya sí, es definido de acuerdo con el ámbito agrario en Gaffiot (Citation2000: s. v. tondĕō) – citándose, además, a Virgilio y Plinio, fuentes conocidas y manejadas por el propio autor talabricense –: ‘Élaguer, émonder’. Concluimos, por tanto, que, al menos en Herrera, trasquilar – o tresquilar – se utiliza con el sentido de ‘cortar o quitar las ramas superfluas de los árboles, vides y otras plantas para que después se desarrollen con más vigor’ (DLE: s. v. podar).

20 No obstante, aunque no supone la opción predilecta, también constan en Herrera pasajes en los que escardar se refiere, no a las plantas en sí, sino a la propia tierra donde estas se han sembrado o se van a sembrar; por ejemplo: ‘Y han de ser las eras assí largas y angostas para las poder bien regar y escardar sin entrar en ellas por no rehollarlas’ (A39: fol. CXXVIv). Sin duda, el diccionario Clave define este verbo teniendo presente esta otra combinatoria sintáctica: ‘Referido a un terreno sembrado, arrancarle los cardos y las malas hierbas: El agricultor escardó el trigal para que el trigo creciera sano’.

21 Asimismo, pueden regarse las propias tierras donde crecen las plantas: ‘Y si la tal tierra fuere naturalmente un poquito acostada, para que mejor se pueda regar, es bien, y sea tierra de buen sabor’ (A39: fol. CVIIIr). En efecto, para el DSAL, regar designa ‘echar <una persona> agua a [una planta] para que crezca, o sobre [un terreno] para hacerlo fértil’; repertorio que ofrece estos dos ejemplos: ‘Estuvimos regando los tomates al anochecer. Acuérdate de regar el bancal’.

22 ‘CON SUSTS. hierba, mies, cereal’ (Bosque Citation2006). Teniendo en cuenta estas combinaciones frecuentes de palabras, se entiende fácilmente que segar no sea un verbo especialmente frecuente en el libro IV del tratado herreriano, el consagrado a las huertas; así, solo se utiliza en referencia a determinadas plantas, especialmente las pequeñas y de tipo aromático, como la hierbabuena o el perejil. Seguramente por ello el diccionario Clave contextualice su definición de segar con ‘referido a la hierba o al cereal’.

23 Aparte de plantas enteras, pueden trasponerse partes de ellas, por ejemplo: ‘Son tan bivas las cebollas que, trasponen el tallo por sí con su cabeçuela y barbajas, y se aprovechan de los cascos, prenden’ (A39: fol. CXXIr). Según las remisiones que constan en los diccionarios consultados – por ejemplo, ‘trasplantar, V.’ (Terr.: s. v. trasponer) –, en la actualidad se prefiere la forma trasplantar – ‘arrancar una planta de un lado y ponerla en otro’ (Terr.) –, que, sin embargo, carece de ocurrencias en Herrera.

24 En efecto, el hecho de plantar determinadas hierbas, especialmente las hortenses, responde por lo general a la expectativa de poder recoger – o recolectar–, después, sus correspondientes frutos. En definitiva, coger alude a la misma tarea geopónica que recoger y recolectar. Sin embargo, el tratamiento lexicográfico que reciben estos tres verbos es bien distinto: así, mientras que a coger suele caracterizársele de manera bastante general, en recoger y, sobre todo, en recolectar resulta habitual el establecimiento de acepciones especializadas, concretamente del ámbito agrario. Por ejemplo, en el DLE, sobre coger con la acepción de ‘recoger o recolectar algo’ simplemente se apunta su uso habitual en referencia, por ejemplo, al trigo, pero también a la ropa. En cambio, como cuarta acepción de recoger consta ‘hacer la recolección de los frutos, coger la cosecha’ (DLE), mientras que recolectar es definido, y ya en su primera acepción, como ‘recoger los frutos de una cosecha’. Dado que Herrera no emplea recoger con este sentido, además de no hacer uso de recolectar, sino solo de coger, la adscripción de este último verbo al tecnolecto geopónico queda, así, demostrada. Además, la situación que refleja el Libro de agricultura respecto a estos tres verbos no difiere de la existente en español varios siglos atrás, a juzgar por los datos que ofrece el Diccionario español de documentos alfonsíes (DEDA): en este solo se lematiza coger, cuya primera acepción es, justamente, la de ‘recolectar’.:

25 ‘“Introducir o incluir una cosa en otra”, del lat. insĕrĕre “introducir, insertar, intercalar”, “injertar”, vocablo latino en el cual se confundieron un derivado de serere (participio sertum) “tejer, trenzar” y otro de serere (part. satum) “sembrar”, “plantar”’ (DECH: s. v. injerir). Frente a la forma injerir (o inxerir), ‘en el español clásico es corriente el empleo de enxerir en el sentido de “injertar”’ (ibid.), de lo que, sin duda, el tratado de Herrera constituye un fiel reflejo. No obstante, ‘pronto se deja sentir la tendencia a reservar para esta ac. el derivado injertar y a emplear el simple en acs. figuradas o traslaticias, únicas que sobreviven hoy en día’ (ibid.). En efecto, como voz propia de la agricultura, hoy día solo se emplea injertar, procedente del antiguo participio de injerir – después empleado como sustantivo – injerto > inx(i)erto > enx(i)erto > ensierto.

26 ‘Poner una púa de un árbol en otro de diversa especie’ (Terr.: s. v. enjerir).

27 ‘De origen incierto; quizá el significado antiguo “desbandar, vencer” fue el primitivo, y partiendo de una variante arcaica *esrancar (gall. ant. derrancar, cat. arrencar), sería derivado del cat. ant. renc o del fr. ant. ranc (ambos “hilera de tropa” y procedentes del germ. HRING), que pasaría del sentido de “romper las hileras” a “desbandar”, “separar” y finalmente “desarraigar”’ (DECH). Este verbo cuenta, además, con una variante, arrincar, que, dada su popularidad, generalmente es lematizada aparte por los diccionarios, por ejemplo: ‘v. a. Lo mismo que arrancar. Es voz de Asturias, Galicia, Murcia y otras partes, usada de la gente rústica e ignorante’ (Aut.: s. v. arrincar). En términos semejantes se pronuncian Corominas & Pascual: ‘En el dominio castellano, arrincar es asturiano (V, R), berciano, murciano y de otras partes (G. Rey, G. Soriano)’ (DECH: s. v. arrancar). Llaman la atención, además, hacia ‘la gran extensión de la variante arrincar en gallego portugués’ (ibid.). Alude igualmente a esta variante Cuervo, quien además comenta su vitalidad todavía en el siglo XVI, de la mano, precisamente, del autor talabricense: ‘La forma arrincar, vulgar hoy en algunas provincias de España, fue de uso más extenso y aun se halla en Gabriel Alonso de Herrera: ‘“Porque no yerren arrincando el cogollo del almendra pensando que es hierba” Agric. Gen. 3. 9 (2. 107). “Onde los traspusieren, no vayan hondos, porque al tornar a arrincarlos para poner a cada uno con su vid, no sean penosos de arrincar” Ib. 3. 16 (2. 150)’ (Cuervo e Instituto Caro y Cuervo Citation1998: s. v. arrancar).

28 ‘Abrir la tierra rompiéndola con el arado para sembrar y fecundar el suelo, haciendo que se introduzca el aire y el calor, y que circulen los jugos […]. Los modos que usan los labradores de arar son varios. Arar absolutamente es cuando siguen una línea, y volviendo el arado forman otra paralela a ella; si en lugar de formar la paralela, dejan aquella línea y siguen otra perpendicular a la antecedente, es arar en cuadro; si de una orilla de la heredad pasan a otra, no de frente, sino que cae sobre aquella de donde parte el labrador, se dice arar de cornijal. Cuando se cubre el grano, se llama cubrir; cuando se forma lomo, alomar; si el lomo se deja en medio de dos sulcos, y luego aran por el lado contrario, el lomo que se dejó se dice cachar; si se deja un lomo ancho sin arar entre los sulcos, se dice rejalcar. Cuando el arado tiene dos varas por timón, y la mula es solo una, que va metida entre las dos varas, se dice arar a timonera […]’ (Terr.: s. v. arar).

29 Recuérdese que en el DLE también se recoge un supuesto verbo escavar, acompañado, además, de una definición que igualmente apunta al ámbito de la agricultura, si bien en este caso sin la correspondiente marca diatécnica: ‘tr. Cavar ligeramente la tierra para ahuecarla y quitar la maleza’. No obstante, según el DECH (s. v. cavar), se trataría de la misma forma verbal, no de otra distinta. En este sentido, son los primeros diccionarios de nuestra historia lexicográfica los que lematizan escavar (véanse, por ejemplo, Nebrija y Covarrubias), frente a repertorios más modernos, como el de Terreros, que prefieren la variante excavar. Respecto a su acepción geopónica, merece la pena destacar el equivalente latino que le otorga Nebrija en su Vocabulario español-latino – ‘Escavar árboles, ablaqueo, as’ –, al constar este, como término propio de Catón, Columela, Plinio y Varrón – todos ellos autores de importantes tratados latinos de agricultura–, en el diccionario de Gaffiot (Citation2000): ‘Ablăquĕō, ās, āre, āvī, ātum (ab laqueo), tr., D’échausser [creuser la terre autour d’un arbre pour couper les racines inutiles et les rejets, et pour maintenir l’eau à la base de la plante]: Cat. Agr. 5, 8; 29, etc.; Col. 5, 9, 12; 11, 2, 40, etc.; Plin. 17, 259. → ablacuo Varr. R. 1, 29, 1ʹ.

30 En él, el prefijo re-, más que aportar un sentido de iteración (NGLE Citation2009: 696–697), denota intensificación (NGLE Citation2009: 711–712), lo que se aprecia perfectamente en el siguiente pasaje: ‘Las lechugas mucho mejoran si se trasponen, que poco valen las no traspuestas. De entre ellas se á de quitar toda la yerva. Dize Paladio que es mejor arrincarla a mano que no con escardadera, y quieren remollirse muchas vezes, porque crecerán más y serán mejores’ (A39: fol CXXVr). Téngase presente, además, que ‘con bases verbales, el sentido de intensidad se confunde en muchos casos con el de reiteración […], si bien con algunos verbos se impone claramente la intensificación de la acción (repeinar, relimpiar) o del estado (resaber, retener)’ (Varela & Martín García Citation1999: 5026).

31 No obstante, por sus diferentes regímenes verbales, no podemos considerar echar (verbo transitivo) sinónimo perfecto de brotar (verbo intransitivo).

32 Como se especificará más adelante (vid. apartado 3.1.3.), madurar supone un verbo con doble régimen permitido, a saber, intransitivo (La fruta madura) + transitivo causativo (El árbol madura la fruta). Pues bien, con este segundo funcionamiento conviviría, como sinónimo, con sazonar (El árbol sazona la fruta), al menos en Herrera.

Nótese que ‘aunque la propia definición del término causativo es, en la bibliografía lingüística, muy heterogénea’ (Alfonso Vega Citation2006: 976) – entre otras razones, por la ausencia de estudios en la gramática tradicional en torno a esta tipología verbal –, con él nos referimos, al igual que las Academias en su NGLE, a la ‘relación de causa-efecto que se establece entre ciertos verbos transitivos, por una parte, y por la otra, verbos transitivos o intransitivos, así como algunos adjetivos’ (Alfonso Vega Citation2006: 976). Esto es, ‘los efectos a los que dan lugar las acciones que denotan [los verbos transitivos causativos] se pueden expresar con adjetivos (limpiar “hacer que quede limpio”), con verbos (matar “hacer morir”; sacar “hacer salir”) o con ambos (secar “hacer que se seque o que quede seco”; romper “hacer que se rompa o que quede roto”)’ (NGLE Citation2009: 2608).:

33 O, como segunda acepción: ‘intr. Dicho de una hoja, de una flor o de un renuevo: Nacer o salir en la planta’ (DLE).

34 Ahora bien, de acuerdo con el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, estas no constituirían, en realidad, significaciones especialmente distantes: ‘v. a) Dar fruto los árboles y otras plantas (intrans.). α) x “Los forrajes se siegan en flor, y las raíces y tubérculos se extraen antes de que fructifiquen sus plantas.” Oliván (Pagés, Dicc.) […]. – β) Aplicado a la tierra. “Para que la tierra fructifique – es menester tanta agua, que cale hasta lo íntimo de la tierra, y la deje toda empapada en ella.” Muñoz, Vida de Gran. 2. 4 (p. 92)’.

35 Ahora bien, igualmente consta en el tratado herreriano un pasaje en el que lo que florece no es la planta en sí, sino la propia flor: ‘Y muchos las ponen y procuran poner donde ay avejas, porque es flor que florece más temprano de las flores en que en ellas labran, y florece muchas vezes, y las avejas labran mucho en ello y la miel se haze muy singular. Y aun las abejas que labran en el romero no enferman tanto como otras’ (A39: fol. CXXXVv). Según Cuervo (Citation1998: s. v. florecer), la subacepción ‘abrirse, desplegarse las flores’, que es la que aquí entra en juego, es más propia de la poesía.

36 El subrayado es nuestro. Asimismo, para Terreros, florecer designa ‘echar flores las plantas’.

37 En términos semejantes se pronunciaba ya el primer diccionario académico, si bien, en este caso, con la referencia, más habitual, a las plantas en general: ‘Vale asimismo secarse o quemarse con la fuerza del frío, lo que se dice comúnmente de las plantas’ (Aut. s. v. helarse).

38 Esta segunda acepción no es recogida por la lexicografía académica, de acuerdo con el NTLLE, hasta la decimoquinta edición del DRAE, de 1925. Con anterioridad, figura en el diccionario de Salvá (1846), quien también considera su carácter recíproco: ‘Crecer mucho el troncho de algunas hortalizas, como de la col, lechuga, etc., cuando ya están inmediatas a echar la simiente’.

39 ‘Y si es tierra seca riéguenlos, que no faltarán, que los rosales son de la naturaleza de las çarças, que prenden mucho, tanto que de punta arraigan’ (A39: fol. CXXXIIIv).

40 ‘intr. Agr. Dicho de una planta: Echar raíces’ (DLE: s. v. barbar)..

41 En cambio, en la combinación ‘nacerá grande mata d’ello’, la acepción subyacente es la primera mencionada, de ahí que este nacer no venga marcado en cursiva.

42 ‘Se dice de las cebollas, trigo o cualquiera especie de granos que arrojan tallo’ (Terr.: s. v. entallecer). ‘Se dice también de toda planta que brota y arroja tallos’ (Terr.: s. v. entallecer). ‘Las cebollas tallecen en menguante y crecen, y en creciente afloxan, lo cual es contra la natura de las otras plantas, y por esso (como dixe) las deven sembrar en menguante’ (A39: fol. CXXIv). ‘Quieren las del estío [las lechugas] mucha abundancia de agua; quiérense trasponer muy ralas por que ensanchen y assí no tallecen tan presto’ (A39: fol CXXVr).

43 Al funcionar, con este sentido, de manera intransitiva, la tierra no sería su complemento directo, sino su sujeto.

44 ‘Vale también crecer, aumentarse, esparcirse y alargarse, como la experiencia lo demuestra cada día en los árboles y plantas, cuyas raíces y ramas se dilatan y extienden, assí en cuerpo como en término. Lat. Augeri. Quad omnes partes crescere. Propagari’ (Aut.: s. v. extenderse). El subrayado es nuestro.

45 El subrayado es nuestro.

46 No obstante, si bien podrir/pudrir y podrecer constituyen en la actualidad verbos pronominales alternantes y, así, combinan el comportamiento transitivo-no pronominal con el intransitivo-pronominal – lo que coincide con su forma de funcionar mayoritaria en la obra de Herrera –, en épocas antiguas de nuestra lengua (vid. DECH: s. v. pudrir o podrir) – de lo que aún quedan reminiscencias a principios del siglo XVI, a juzgar, al menos, por ciertos fragmentos del Libro de agricultura – su principal régimen sintáctico era, en cambio, el intransitivo-no pronominal, del que derivaría después, seguramente, el transitivo causativo. Por consiguiente, aunque en virtud de la preferencia que el talabricense manifiesta por su doble conducta combinatoria transitiva-no pronominal más intransitiva-pronominal pudrir (o podrir) y podrecer han sido catalogados finalmente dentro del grupo de ahogar, curar, escaldar, quemar y secar, conviene advertir de sus evidentes relaciones también con los verbos (como madurar) en los que, para hacer efectiva su doble condición sintáctica, la pronominalización no resulta, en cambio, un rasgo pertinente.

47 Por lo que respecta a su marcación diatécnica, esta únicamente figura en el repertorio de Terreros; además, solo en referencia a la forma pronominal y específicamente hablando de semillas: ‘Entre los labradores, se dice del sembrado que no provalece a causa de las yerbas que le sufocan’ (Terr.: s. v. ahogarse el grano).

48 Nótese el leísmo que solo arrojan las ediciones A24, L y A39. Las tres primeras versiones del Libro de agricultura (A13, T y Z), por el contrario, emplean en este fragmento lo, discordancia acompañada de otros leves cambios: ‘[…] claro es que lo ahogaría y ocuparía mucha tierra’. El subrayado es nuestro.

49 ‘Y cuando vienen los grandes calores cubran la copa del alcarchofa con algunas hojas, que el sol quema la simiente’ (A39: fol. CXVIIv).

50 De ahí que, finalmente, lo hayamos incluido en nuestra selección léxica compuesta por verbos hortenses de especialidad, si bien es cierto que, al menos en los repertorios consultados, no cuenta con definiciones referidas específicamente a la agricultura.

51 Por ejemplo, el DSAL: ‘v. tr. […] Quemar <un líquido hirviendo> [a una persona o una cosa] […]. v. prnl. […] Quemarse <una persona o una cosa> con [un líquido hirviendo]’.

52 Eso sí, en la forma secar, no secarse, para dejar constancia, igualmente, del funcionamiento transitivo (no pronominal).

53 En definitiva, si bien ambos verbos admiten el régimen transitivo (con preferencia por los agentes con el rasgo ‘persona’) más el intransitivo-pronominal, no pertenecen, finalmente, en virtud del concepto de función semántica, a la misma categoría, ya que, en secar, se ha decidido primar su acepción más especializada – ‘prnl. Dicho de una planta: Perder su verdor, vigor o lozanía’ (DLE) –, la cual es siempre en Herrera intransitiva-pronominal, además de construirse solo, cuando estos se especifican, con agentes de tipo inanimado.

54 ‘Y si las queman [las rosas], sea de cinco en cinco años, y por los meses de noviembre o deziembre, porque se estercolan y mejoran mucho con su ceniza y con el agua que llueve. Y los que assí fueren curados llevarán más rosas y mejores, y si los dexan de labrar házense montesinos y perecen’ (A39: fol. CXXXIIIv). ‘Desque abiertos, ténganlos a enxugar al sol por que se curen, y así curados los deven sembrar’ (A39: fol. CXVIr).

55v. tr. 1 Producir ≤una cosa≥ que [una materia orgánica] se altere y descomponga: El agua va a pudrir la fruta. El calor pudre la carne […]. v. prnl. 4 Alterarse y descomponerse <una materia orgánica>: Si no metes la carne en la nevera se va a pudrir con el calor que hace. Sin. corromperse’ (DSAL). El subrayado es nuestro. Como queda claro con la primera definición, en este caso, a diferencia de curar, por ejemplo, solo caben los agentes inanimados. Por otro lado, ciertamente, no constituyen estos sentidos exclusivos de la agricultura, pero, pese a ello, han sido atendidos finalmente al resultar su presencia bastante habitual cuando se habla de las plantas y sus frutos.:

56 En efecto, aunque, en comparación con podrir/pudrir, la presencia de podrecer en la obra de Herrera es ciertamente escasa, esta sí tiene lugar. No obstante, en el libro IV, en su única ocurrencia, su correspondiente régimen es el intransitivo-no pronominal, lo que casa con su caracterización por parte del DECH (s. v. pudrir o podrir): ‘Durante toda la Edad Media podrecer es casi siempre intransitivo (no pronominal)’, lo que, en realidad, les sucedería igualmente a podrir/pudrir. De todas formas, ya en el siglo XVI, el normal funcionamiento de estos tres verbos sería el transitivo (no pronominal) – de podrecer, ejemplos en el libro II – e intransitivo (pronominal) – de podrecer, ejemplos en el libro I –.

57 ‘El aspecto léxico […] es una propiedad de los predicados (por tanto, no solo de los verbos) […]. Esa propiedad se obtiene de su significación, pero también del contexto sintáctico inmediato’ (NGLE Citation2009: 1692). ‘El aspecto léxico […] se relaciona, pues, con la información que aporta el infinitivo y que puede encontrarse en los diccionarios: leer, trabajar, esperar, llegar, dormirse, etc. No obstante, son muchos los casos en los que el modo de acción de los predicados está determinado composicionalmente, en el sentido de configurado por el concurso de diversos componentes de la oración (muy a menudo, del grupo verbal), uno solo de los cuales es el verbo’ (NGLE Citation2009: 1702). En este sentido, para la realización de la clasificación semántica que a continuación se propone, no solo se ha tenido en cuenta el significado de los verbos en sí, sino también sus diversas ocurrencias, que son las que, en última instancia, muestran con qué elementos estos pueden, o no, combinarse.

58 ‘La delimitación (llamada más habitualmente telicidad, del gr. télos “fin”) […] permite agrupar los predicados en función de si las situaciones que designan poseen o no un final o un límite natural o intrínseco’ (MNGLE Citation2010: 432).

59 ‘La duración caracteriza aquellas situaciones que están sujetas a un desarrollo en el tiempo, o que simplemente lo ocupan’ (MNGLE Citation2010: 432).

60 ‘Este rasgo permite mostrar la noción de desarrollo o de progreso de cierta situación que sigue un curso’ (MNGLE Citation2010: 433).

61 Como mecanismo para marcar la sinonimia, ya resaltada en el apartado 3.1. del presente trabajo (‘Clasificación sintáctica’), nos valemos de la conjunción disyuntiva o.

62 ‘La presencia del rasgo de duración en los predicados de actividad explica que sean compatibles con los complementos preposicionales encabezados por las preposiciones ‘durante ~ por + grupo cuantificativo temporal’‘ (NGLE Citation2009: 1694–1695). Por ejemplo, La tierra holgó durante tres días o Las lechugas medraron por cinco días. En cambio, ‘los predicados que se acaban de mencionar rechazan los complementos temporales análogos introducidos por la preposición en, puesto que esos complementos expresan límite’ (NGLE Citation2009: 1695): *La tierra holgó en tres días o *Las lechugas medraron en cinco días.

63 Dada su telicidad o delimitación, ‘los predicados que expresan realizaciones admiten con naturalidad los complementos temporales encabezados por en’ (NGLE Citation2009: 1695); por ejemplo, El labrador aró la tierra en cinco horas.

64 ‘Existe un grupo de verbos que oscila sistemáticamente entre las clases 1 y 2 [actividades o realizaciones]. Se trata de los llamados verbos de cambio gradual o de consecución gradual’ (NGLE Citation2009: 1696). Si bien se ha decidido incluirlos finalmente dentro de las realizaciones o efectuaciones, se ha decidido, al menos, dar cuenta de su particularidad a través del recurso del subrayado. En efecto, verbos como abochornarse, abonar ‘mejorar’, helarse, podrecer ~ podrir ~ pudrir o madurar, entre otros, ‘denotan procesos que pueden concebirse como télicos o atélicos con igual naturalidad’ (NGLE Citation2009: 1696). En este sentido, ‘cuando se interpretan como realizaciones, estos verbos expresan que se ha alcanzado el estado que forma parte de su significación’. Por ejemplo, ‘maduro’, en el caso de madurar. ‘Pero las propiedades asociadas a estos verbos son relativas, de modo que pueden incrementarse en alguna escala. No resulta, pues, difícil interpretar los verbos que las desencadenan como actividades’ (NGLE Citation2009: 1696). Así, la fruta que madura durante unos días progresa en su madurez, es decir, adquiere grados nuevos en esa escala, pero no alcanza ningún límite, pues, realmente, no lo hay.

65 ‘Los que se riegan hanse de regar una o dos vezes cada semana, y sea a la noche, cuando aya bien resfriado. Y la vez que los regaren hártenlos mucho de agua, que si los riegan poco y con el sol escáldanse’ (A39: fol. CXIVv). Como muestra este ejemplo, escaldar no designa un evento puntual, sin duración – a diferencia de ahogar o tallecer, por ejemplo –; de esta forma, se trata de una realización, no de una consecución. Además, dado que la acción de escaldar puede no tener límite, podría ser hasta una actividad, de ahí el subrayado.

66 Recuérdese que, en Herrera, sazonar funciona o bien como sinónimo de madurar o bien como voz semánticamente afín a engrasar ~ engruesar – y, por tanto, con un sentido mucho más general –.

67 Según se describió, en el caso de este verbo se han identificado dos acepciones relevantes para la geoponía: una, mucho más general, que entra claramente en esta clase aspectual; y otra, que, dada su naturaleza gradual, puede igualmente interpretarse como una actividad – esto es, el hecho de que una planta pierda su verdor, vigor o lozanía puede suponer que vaya adquiriendo grados nuevos en dicha escala, pero no que alcance un límite dentro de ella –.

68 ‘Los predicados de consecución […], como no poseen duración, no se pueden asociar con períodos’ (NGLE Citation2009: 1695). Así, aunque admiten con naturalidad los complementos temporales encabezados por en, el lapso denotado por dicha construcción ‘no es ocupado en ellos por el evento mismo. Por el contrario, corresponde a una extensión temporal anterior a la consecución del evento, más exactamente una fase’ (NGLE Citation2009: 1695), como en La planta arraigó / nació / floreció / tallecióen unas pocas semanas (es decir, ‘al cabo de pocas semanas’, ‘después de transcurridas unas pocas semanas’).:

69 Recuérdese que, pese a registrar abochornarse, extenderse y helarse, estos verbos, en su consideración global (al margen de Herrera, por ejemplo), sí son capaces de adoptar variantes simples o no pronominales.

70 Dado que los resultados allegados por Sánchez Martín (CitationEn prensa) revelan la diferenciación diatópica en las voces sinonímicas empleadas por Alonso de Herrera como una cuestión de profundo calado, nos proponemos tratar esta, por extenso y exhaustivamente, en futuros trabajos. En este sentido, queda pendiente, asimismo, el análisis pormenorizado de los contextos de aparición de cada una de las voces sinonímicas detectadas, así como de sus respectivas frecuencias de uso, pues, respecto a este último asunto, por ejemplo, resulta patente la mayor productividad de prender, frente a arraigar y barbar, en el Libro de agricultura, así como de nacer, en comparación con brotar y salir.

71 ‘Dicho de una cosa: Producir utilidad’ (DLE), frente a su sentido, ya sí geopónico, definido de esta otra manera en el mismo diccionario académico: ‘Dicho de una planta: Dar fruto’ (DLE). Ahora bien, atendiendo al Diccionario de construcción y régimen de Rufino José Cuervo, no solo en referencia a los árboles y otras plantas, sino también a las tierras, cabe considerar este verbo especializado.

72 ‘Poner una cosa en la sazón, punto y madurez que debe tener’ (DLE), esto es, no en el sentido, con funcionamiento transitivo, equivalente a madurar.

73 ‘tr. Extraer la humedad, o hacer que se evapore de un cuerpo mojado, mediante el aire o el calor que se le aplica. U. t. c. prnl.’ (DLE), es decir, no con la acepción, pronominal, de ‘dicho de una planta: Perder su verdor, vigor o lozanía’ (DLE).

74 La mayoría, como era lo esperable, pertenecientes a la clase de las ‘transformaciones o procesos’. En cualquier caso, de estos, 3 sí serían ‘labores’, no ‘transformaciones’, a sabre, curar, entresacar y labrar. En efecto, también en estos se constata una naturaleza gradual: aun tratándose de actividades agrícolas, resulta evidente que no conllevan un límite, pues siempre se puede curar, entresacar y labrar un poco más de lo ya realizado.

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Funding

This work was supported by the ‘La conformación del tecnolecto geopónico. Siglo XVI’, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación [“La conformación del tecnolecto geopónico. Siglo XVI”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación PID2019-103898GB-I00].

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