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Original Articles

La década del 70 en el Cono Sur: Discursos nostálgicos que recuerdan la revolución y escriben la historia

Pages 43-62 | Published online: 07 Aug 2010
 

Abstract

This article explores how different authors who suffered the violence of the 1970s and 1980s revolutionary movements and military dictatorships in the Southern Cone countries of Latin America look back from a post-dictatorship present to write the history of their recent past. Nostalgia and critical reflection join forces to recreate the feelings of loss of individuals whose identities crashed due to the failure of political projects that once were conceived as messianic, as well as to critically reclaim the past in order to construct alternative futures for themselves as individuals and for the community. The article focuses mainly on the Chilean Diamela Eltit's novel Jamás el fuego nunca (2007), in which an old couple of former revolutionary militants of the Left imprisoned in a claustrophobic space—an old bed—explore their past as militants and as a couple to understand and question notions of individual and collective identity in the aftermath of traumatic and tumultuous experiences. The novel is read in the context of other narratives such as Chilean Luz Arce's testimonial, El infierno (1993) and Argentine political scientist Pilar Calveiro's essays, Poder y desaparición (1998) and Política y/o violencia (2005), among others. This article's theoretical contribution lies in its emphasis on the ethical consideration of listening to all of the narratives that speak to us about that era cognizant of their differing motivations, desires, tonalities, and subjective trajectories. Only by paying close attention to the polyphony of voices and documents about the past—especially those that speak to us from a time of subjective crisis and trauma—can we achieve a true sense of historicity.

Notes

Una versión abreviada de este trabajo se presentó en la sección organizada por mí sobre memoria y revolución en América Latina para el Congreso Internacional de la Latin American Studies Association (LASA), que se llevó a cabo en Rio de Janeiro, Brasil, del 11 al 14 de junio de 2009. Michael Lazzara fue uno de los distinguidos latinoamericanistas que participó en esa sección. A partir de esa reunión, el diálogo que se originó entre Lazzara y quien escribe enriqueció en mucho este trabajo.

1. Ver, asimismo de Lazzara, el capítulo “The Poetics”.

2. En Tiempo pasado, Sarlo argumenta que las narrativas históricas no reflejan los motivos que movieron a los historiadores a estudiar un determinado período y/o hecho. Sin embargo, si recordamos lo propuesto por White, el historiador trabaja/escribe con tropos literarios y el uso de los mismos está marcado por el contexto cultural que los crea, por el presente desde el que se escribe.

3. Calveiro, ex militante montonera, fue prisionera desaparecida durante un año y medio, en 1977, en Mansión Seré, la Comisaría de Castelar, en la ex casa de Massera en Panamericana y Thames y en la ESMA. Esta información no brindada por Calveiro en ninguno de sus dos libros que dan cuenta del período de “las guerras sucias” en Argentina desde la perspectiva intelectual de la cientista política, o sea que su experiencia en los centros de detención y anteriormente en la militancia montonera son “borradas” del discurso científico, aparece en Poder y desaparición en el “Preludio” de Juan Gelman. Asimismo, ver el capítulo “Experiencia y argumentación”, de Sarlo en su libro Tiempo pasado 111.

4. En una entrevista con Dillon, Calveiro explica que al poner sobre la mesa para ser analizados críticamente los movimientos revolucionarios de los 70, se puede “volver a los ejes políticos y marco los que a mí me parecen importantes: la asfixia de la crítica por medio del disciplinamiento, el desplazamiento del proyecto por la organización militar que hace que se pierda ese movimiento inicial de revuelta, de cuestionamiento del orden vigente, de reformulación de las relaciones personales, de familia, del lugar de la mujer, de las relaciones de pareja” (n.pag.).

5. En el drama de Gambaro, como en la tragedia de Sófocles, Antígona, la que recrea adaptándola a la década del 80, se cuestionan dos leyes, la de la polis, encarnada en Creonte, y la de la familia, defendida por Antígona. Tanto en la antigüedad como en la época contemporánea cuando la ley de la polis o del Estado no reconoce la ley de la familia, el equilibrio de la polis se quiebra y la familia social se ve forzada a levantarse contra las reglas que no la representan. En la antigüedad Antígona enfrenta la ley de su tío, el rey Creonte, quien no permite el entierro de su sobrino, Polinices, el hermano de Antígona; durante las guerras sucias en Argentina, las Madres de la Plaza de Mayo, se levantan como múltiples Antígonas contra el poder militar que les oculta el destino de sus desaparecidos y reclaman justicia.

6. Silvestri, reflexionando sobre el Parque de la Memoria, monumento y memorial para recordar y honrar a las víctimas de la dictadura argentina, señala los problemas de la construcción de tal espacio simbólico. Ella escribe en “Memoria y monumento. El arte en los límites de la representación”: “La cercanía de los hechos, el carácter siniestro de los crímenes que impedía el duelo, y también el tipo de resistencia simbolizada por las Madres y Abuelas, que llevó al espacio público el desgarro personal, privado, femenino en su sensibilidad, hacen aún hoy difícil pensar en las maneras en que un monumento—en su tradición enfática y genérica—puede simbolizar lo que aquí sucedió” (109). El problema principal para Silvestre radica, sin embargo, en la ausencia de arte en las esculturas y arquitectura que deberían haber creado el Parque de la Memoria como lugar, donde las generaciones futuras no sólo recordaran un pasado traumático sino simultáneamente pudieran “reconocerse en la continuidad y leer de manera impensadas aquello que una vez fue considerado con significados unívocos”. Para lograr ese efecto en el público, efecto que el arte ha tenido siempre, “la densidad de la forma que implica ambigüedad y no unilateralidad”, explica Silvestre, “es central” (121). Lamentablemente, esa densidad de la forma no se logró en el Parque de la Memoria.

7. Para un análisis cuidadoso de esta novela ver “Overcodification of the Margins. The Figures of the Eternal Return and the Apocalypse” de Idelber Avelar.

8. La recreación de Allende en el documental de Guzmán es en gran medida una reflexión de la voz de su propia primera persona, quien narra la historia. Importa principalmente su relación con el legado del presidente asesinado no para rendir un documento histórico sobre Allende, sino para rescatar su propia subjetividad de la experiencia traumática de años de tortura y exilio. Allende, por lo tanto, se recupera en el documental como una figura mítica que surge de las ruinas del pasado por medio de la nostalgia restaurativa de Guzmán, al tiempo que el narrador reflexiona sobre sus propias ansiedades como sujeto histórico. Esto explica la crítica negativa que tuvo para varios el documental sobre Allende.

9. Butler diferencia entre la sociedad patriarcal como “totalidad sistemática” y como “forma hegemónica de poder”. Para ella, posición con la que coincido, la sociedad patriarcal es una “forma hegemónica de poder” que muestra su propia fragilidad en “la operación misma de su iterabilidad” (14).

10. Es interesante que en esta crítica de Eltit al sistema de poder militarizado que llegó a tener la militancia, con lo cual los grupos que se oponían: militantes revolucionarios y represores militares, como dice Calveiro, se igualaban en sus prácticas, se deja sentir la crítica al poder neoliberal de posdictadura. En la novela de 2002, Mano de obra, Eltit señalaba la misma serialización y automatismo para la mano de obra del supermercado, metonimia de la sociedad neoliberal de la globalización. En Mano de obra, los empleados pierden su calidad humana por la “super-visión” constante de la maquinaria de hacer dinero.

11. En “Who Needs Identity?,” Hall argumenta que la identidad no sería un conjunto de cualidades predeterminadas—raza, color, sexo, clase, cultura, nacionalidad, etc.—sino una construcción nunca acabada, abierta a la temporalidad, la contingencia, una posicionalidad relacional sólo temporariamente fijada en el juego de las diferencias. En Arfuch (21).

12. Agradezco a mi colega, Michael Lazzara, este artículo de Sarlo, el que se recopiló en Debates críticos en América Latina: 36 números de la Revista de Critica Cultural (1990–2008) volumen 1.

13. El primer libro de Calveiro no es el único ejemplo discutido por Sarlo en Tiempo pasado. Asimismo, analiza los valores del artículo de otro cientista social, Emilio de Ípola, “La bemba” (97–110). Ambos autores, y esto lo señala Sarlo, oponen a sus identidades de víctimas las de cientistas sociales. En el caso de de Ípola, se trata de un profesional ya entrenado y reconocido previo a su captura; en el caso de Calveiro, es alguien que se entrena para la escritura y sus funciones profesionales posdictadura.

14. John Beverley ha escrito varios ensayos en los que ha ido retrabajando este mismo tema. El artículo más antiguo es: “El giro neoconservador en la crítica literaria y cultural latinoamericana”. Nómadas 27 (2007). 2 de marzo de 2009. Se indican los otros trabajos en la bibliografía.

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