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Vida en fragmentos

El libro de Juan Álvarez Gato y la memoria autobiográfica

Pages 231-248 | Published online: 09 Jun 2011
 

Abstract

The cancionero of Juan Álvarez Gato, bureaucrat at the service of the Catholic monarchs, is structured around a religious crisis and framed by the poet's sociopolitical success. Cancionero MH2 was compiled toward the end of the poet's life and organized as a life narrative. Various compositions written at different points in the poet's life appear threaded by means of a careful rubricatory apparatus. The narrative thread presents a political and courtly figure that is transformed into a Christian ascetic retired from the world. The biography of Hernado de Talavera ends the codex and functions as the culmination of Álvarez Gato's vital and religious progression. This analysis enables the inquiry into the compilatory nature of the autobiographical narrative of the cancionero as well as its use as a document valued as notarial instrumentum.

Notes

En este punto concuerdan tanto Beltrán (“Tipología” 62) como Márquez Villanueva (202). Utilizo aquí el sistema de siglas y número de identificación elaborado por Dutton para referirme a poemas y manuscritos.

La importancia del estudio de la retórica en la autobiografía viene asimismo destacada en los trabajos recogidos por Mayer y Woolf. No uso aquí el término autobiografía en su problemática acepción de género delimitado, sino en su sentido más etimológico del dar cuenta de la propia vida, más cerca de lo que se ha denominado una “escritura o historia vital” (life writing; Olney xv). Sobre los diferentes marbetes que corresponden a este tipo de escritura, véase Smith y Watson. Por la misma razón, el término bioficcional enfatiza aquí el carácter de la memoria autobiográfica como composición literaria ordenada a través de una serie de principios, partiendo de momentos vitales según los escribe y selecciona el poeta. En este sentido es diferente de la autoficción definida por Barthes. Utilizo también aquí el término narrativa no en el sentido genérico de composición escrita en prosa, sino en el sentido de narrar o contar una historia. Sobre la fuerza de las experiencias traumáticas en la configuración de la autobiografía y la autorrepresentación, véase el interesante estudio de Gilmore. Son también útiles los estudios de Eakin; McAdams, Josselson y Lieblich; y McPherson, Smith-Lovin y Cook.

Pérez Priego en la introducción a su edición de los Claros varones de Castilla repasa las tendencias de la historiografía y la biografía de la época (Pulgar 18–53). Para una temprana aproximación a la relación entre biografía e historia en la época, véase Romero.

Considérese por ejemplo el carácter de “memorial de servicios prestados” del Victorial de Gutierre Díaz de Games, según ha apuntado Gómez Redondo esp. 200–02.

Véase Nader 26–27. Para una visión de conjunto de las concepciones de nobleza operativas en la época, véase Quintanilla Raso.

Como dice por ejemplo en Pescador del Hoyo 320, donde también afirma que el 27 de octubre de 1490 es la última fecha en la que aparece en las actas, cuando en realidad continúa apareciendo hasta ya entrado el siglo XVI, como se detalla más abajo en nota. Sobre el alcance del grupo de “caballeros y escuderos” en estas actas, véase Losa Contreras 177. Para las primeras noticias de la participación de Álvarez Gato en las reuniones concejiles, véase Artiles Rodríguez; Artiles Rodríguez, ed. (Álvarez Gato vi, xxiv–xxv); Márquez Villanueva esp. 14, 30–31; Pescador del Hoyo 312–21. Estos Libros de acuerdos dan noticia de otros escritores ilustres del siglo XV, como Fernando de Pulgar, que aparece como “vecino de Madrid” y representante ante el concejo por el grupo de los caballeros y escuderos participando en las reuniones concejiles madrileñas por ejemplo en 1480, 1481, 1482, 1483, 1484, 1487, es decir en fechas que lo sitúan en Madrid al mismo tiempo que Álvarez Gato. Hay en estos Libros otros apellidos de resonancia cancioneril como Tapia, Romero, Luzón, Rojas, de la Torre o Sacedo que habrá que tener en cartera en futuras pesquisas sobre los poetas de estos apellidos.

Sobre estas prácticas, puede verse Losa Contreras 175–81.

En relación a la iglesia de San Salvador, véase Vizcaíno Villanueva. Sobre las obras en San Salvador, la plazuela y la ubicación de la casa de Álvarez Gato, véase Montero Vallejo 186–214. En 1470 los Reyes Católicos estaban ordenando la cons- trucción de portales para acomodar las tiendas de mercaderes y “oficios” (documentos en Cayetano Martín 150–55).

Véase Gibert y Sánchez de la Vega 159; Losa Contreras 176.

Jones, en su estudio sobre el papel de Isabel la Católica como amada cortés, identificó correctamente el objeto de enamoramiento del poeta. Sobre la compleja actitud de escritores e intelectuales de la época para con la reina Isabel, véase el brillante estudio de Weissberger.

Sobre éste y otros casos de censura en 11CG, véase el estudio introductorio de González Cuenca a su edición (Castillo 1: 79–82).

Es de notar esta conexión con el Monasterio de El Parral, no sólo por ser jerónimo, sino también por su gran importancia, entre otras cosas por haber sido elegido como lugar de enterramiento de personajes importantes tales como el marqués de Villena, don Juan Pacheco, su mujer María de Portocarrero y otros miembros de su familia, así como lugar de residencia esporádica de Isabel la Católica (Tello Giménez esp. último capítulo [s.p.]). Su importancia puede apreciarse también por el tesoro artístico que albergaba. En este monasterio se encontraba el famoso cuadro de Jan van Eyck, hoy en el Museo del Prado, “La fuente de la Gracia y Triunfo de la Iglesia sobre la Sinagoga”.

El comendador que aparece en los Libros de acuerdos del Concejo madrileño parece ser Pedro de Ludueña (o Pedro Fernández de Ludueña). Del origen madrileño de los Ludueña dio noticia ya Mazzocchi en su estudio y edición del Doctrinal de gentileza de Ludueña (esp. 12–22). Como en los documentos descritos por Mazzocchi, en los Libros de acuerdos el nombre del comendador aparece en variantes como Ludueña, Lodeña, o Ludeña. Aunque no trata del papel de Álvarez Gato en el establecimiento de la Inquisición, es de extremo interés el trabajo de Rábade Obradó (“Conversos”) para los primeros años de la actuación inquisitorial en Madrid.

Juan Álvarez Gato aparece de modo regular en el grupo de los caballeros en los Libros de acuerdos del Concejo madrileño, frecuentemente en compañía de su hermano Fernán (Fernando) Álvarez, en las dos últimas décadas del siglo XV y primeros años del XVI (1480, 1481, 1482, 1483, 1484, 1485, 1486, 1487, 1489, 1490, 1491, 1492, 1493, 1494, 1495, 1496, 1497, 1498, 1499, 1500, 1501, 1502, 1503). En 1498 y 1502 se mencionan algunas de las propiedades, principalmente viñedos, que Juan Álvarez Gato tenía en Pozuelo, la localidad objeto de la visita citada más arriba.

Sobre el estado del códice de la Academia de la Historia y su problemática es útil, aunque contiene errores corregidos por la crítica posterior, el estudio introductorio a la edición de Artiles Rodríguez (Álvarez Gato xxxi–xlix). Deben consultarse los más recientes y perspicaces estudios de Beltrán, “Tipología” y “Del cartapacio” 221–24, el minucioso de Moreno, así como la descripción del manuscrito en BETA.

Márquez Villanueva esp. 28, 161, 282–89, 387–92.

Similar idea de progresión y circularidad se encuentra en el epitafio de la tumba de Álvarez Gato, según cita de su cancionero (ID3090): “Procuremos buenos fines/que los medios acertados/por los cabos son juçgados” (folio 11r).

Sobre el oficio del escribano, incluyendo sus funciones notariales, pueden consultarse, por ejemplo, los útiles estudios de Bono Huertas; Corral García; Polo Martín 318–61. Para el concejo madrileño, véase Losa Contreras 357–59.

En la primera parte del libro, que contiene la obra poética de Álvarez Gato, el nombre aparece mayoritariamente centrado en la cabeza del folio casi a manera de título corriente. En la parte de las cartas en prosa, el nombre aparece en el margen junto a la rúbrica introductoria de la carta, donde quiera que ésta comience, muy frecuentemente ya en mitad del folio.

Para un estudio más detallado sobre el cruce entre prácticas documentales notariales y la producción textual cancioneril, puede consultarse Gómez-Bravo.

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