Abstract
El movimiento psicoanalítico ha tenido dificultades para sobrepasar el malestar producido por la idea de “pulsión de muerte”, legada por Freud. Este término sigue siendo doblemente problemático: primero, porque el antagonista indispensable de Eros-ligazón no puede reducirse a una pulsión particular y, segundo, porque este Anteros juega un papel vital en la subjetivación. La idea freudiana de ‘pulsión de muerte’ tiene además el inconveniente de confundir la tendencia disociativa (desligazón) con el componente agresivo de la investidura libidinal. Es precisamente la falta de articulación entre estas dos definiciones lo que llevó a deconstruir el concepto de ‘pulsión de muerte’, pues se observa de manera constante que en el registro psíquico la agresión es más fija que desligante. El rol esencial de Anteros / desligazón en el proceso de subjetivación puede ilustrarse a través de varias operaciones clave en el desarrollo subjetivo: la actividad sublimatoria y su renuncia a la descarga pulsional, el trabajo de duelo como proceso opuesto a la fijación melancólica, la función parental intrincante y desligante, y finalmente el tratamiento psicoanalítico y la labor analítica. Esto significa que debemos dejar de estigmatizar el componente dinámico de la desligazón como ‘de muerte’ y tratar de explicar mejor el concepto de subjetivación.