Abstract
Este artículo ratifica la importancia para el psicoanálisis de los trabajos sobre desarrollo infantil de James Gibson y Susanne Langer, combinándolos y empleándolos para pensar la teoría y la práctica psicoanalíticas. A partir de los hallazgos de la psicología ecológica de James Gibson podemos apreciar la plasmación de la mente infantil en desarrollo y su inserción en el entorno físico y social que le es propio. A su vez, la conceptualización del sentir de Susanne Langer se usa para redefinir la contraparte perceptual de la acción, tal y como esta se entiende en la psicología ecológica, permitiéndonos comprender la contínua transición del niño hacia una participación activa en su cultura, en la medida en que aprende a proyectar su capacidad para sentir, propia de su naturaleza animal, hacia modalidades de comportamiento definidas intersubjetivamente y a vivenciar junto con otros. Antes de entrar a explicar el pensamiento de Langer, este artículo ofrece una extensa descripción de la psicología ecológica de Gibson, combinando posteriormente los hallazgos de ambos académicos para explicar la naturaleza de la mente infantil en el largo proceso de abrirse camino en el mundo y de construir una vida propia. Vida que el paciente podrá rehacer inmerso en el marco de una relación terapéutica psicoanalítica, la cual le permitirá encontrar su camino bajo una nueva luz.