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Research Article

¿Denle onor a Leonor? Leonor de Trastámara en el Cancionero de Baena. Sobre ID1164 de Alfonso Álvarez de Villasandino

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Pages 445-472 | Published online: 29 Dec 2022
 

RESUMEN

El objetivo principal de este trabajo es demostrar que la cantiga de Alfonso Álvarez de Villasandino PN1–17 (ID1164, “As doncellas denle onor”), no está dedicada a Juana de Sosa, manceba de Enrique III, a pesar de lo que indica la rúbrica que la encabeza, sino a Leonor de Trastámara, hija de Enrique II y esposa de Carlos III de Navarra. Para llegar a esta conclusión se examinan tres elementos de la composición: el calambur del primer verso, que desvela el nombre de la dama, la mención de la flor de lis como referencia heráldica en el segundo verso y las inserciones alóglotas (francesas u occitánicas) que aparecen a lo largo del texto. El resultado de este análisis permitirá incluir alguna cantiga más dentro del conjunto de composiciones dedicadas a Leonor de Trastámara y proponer, además, una datación para el ciclo en su conjunto.

ABSTRACT

The aim of the present work is to demonstrate that the cantiga by Alfonso Álvarez de Villasandino PN1–17 (ID1164, “As donçellas denle onor”), is not dedicated to Juana de Sosa, the manceba of Enrique III, but to Leonor de Trastamara, daughter of Enrique II and wife of Carlos III of Navarra, despite what the rubric indicates. Three elements of the composition are examined to reach this conclusion: the pun of the first line, which reveals the name of the lady, the mention of the fleur–de–lis as a heraldic reference in the second line, and the alloglot insertions (French or Occitan) that appear throughout the text. The result of this analysis will make it possible to include some more cantiga within the set of compositions dedicated to Leonor de Trastámara and also propose a dating for the cycle as a whole.

Disclosure Statement

No potential conflict of interest was reported by the authors.

Notes

1 Este trabajo se inserta en el Grupo de Investigación HUM725 de la Junta de Andalucía con sede en la Universidad de Cádiz y en el Proyecto OLíriCas. El origen de la lírica castellana desde las fuentes gallego–portuguesas (referencia: PID2019–104393GB–I00) del Ministerio de Ciencia e Innovación.

2 Las siglas y números de identificación son los establecidos por Dutton (Citation1990–1991).

3 Cito por la edición del Cancionero de Baena (de aquí en adelante PN1) de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 32).

4 Para este personaje, véase Nieto Cumplido (Citation1979: 203–209). Villasandino dedicó diecisiete cantigas a doña Juana de Sosa, algunas dudosas por no citarse el nombre de la dama en la rúbrica (enumero en el orden en que aparecen en el manuscrito): PN1–11 (ID1158), PN1–12 (ID1159), PN1–13 (ID1160), PN1–14 (ID1161 dudosa), PN1–15 (ID1162, repetida parcialmente en PN1–20), PN1–16 (ID0544), PN1–17(ID1164), PN1–18 (ID0132), PN1–19 (ID1165), PN1–23 (ID1168), PN1–43 (ID1186), PN1–44 (ID1187, dudosa), PN1–45 (ID1188), PN1–48 (ID1191), PN1–49 (ID1192), PN1–50 (ID1193) y PN1–51 (ID1194).

5 Reproduzco el texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 32–33). El texto se encuentra en los folios 10v, col. b, y 11r, col. a, del códice de PN1. He tenido en cuenta también las siguientes ediciones: Pidal (Citation1851: 24), Michel (Citation1860: 26), Lang (Citation1902: 55–57), Azáceta (Citation1966: 49–50), Mota Placencia (Citation1992: 106–109) y Polín (Citation1997: 143–147). Cuando ha sido necesario, he consultado el facsímil del códice de PN1, manuscrito Espagnol 37 de la Bibliothèque nationale de France, en línea en su biblioteca digital, Gallica: https://gallica.bnf.fr/ark: /12148/btv1b8452204d/f1.item.r.

6 <loan> en el manuscrito, lección seguida por todos los restantes editores, excepto Lang (Citation1902): “loen”.

7 <Nj ulla> (<j> con lineta abreviativa superpuesta); editado como ni nulla por Mota Placencia (Citation1992: 106), frente a todos los demás editores; Lang (Citation1902): nen ulla.

8 <corteys> en el manuscrito, lección seguida por todos los restantes editores.

9 Para un acercamiento a la biografía de Leonor sigue siendo útil el trabajo pionero de Gaibrois de Ballesteros (Citation1947), aunque anticuado en algunos aspectos y superado por los más actuales de Narbona Cárceles (Citation2006; Citation2014). Para la figura y reinado de Carlos III es imprescindible la consulta de la obra clásica de Castro (Citation1967), que contiene abundantísima información sobre Leonor también; debe ser complementada con Ramírez Vaquero (Citation2007). Una síntesis de los reinados de Carlos II y Carlos III puede verse en Lacarra (Citation1973: 113–191).

10 Castro (Citation1967: 52); Narbona Cárceles (Citation2014: 650).

11 Sentencia de 4 de agosto de 1373, donde se estipulan los términos del acuerdo matrimonial, completada con otra de 3 de octubre del mismo año; véase Castro (Citation1967: 49–50). El problema venía de la ocupación navarra de algunas villas (Logroño, Vitoria, Santa Cruz de Campezo, Salvatierra de Álava), durante la guerra civil entre Pedro I y Enrique II, que este, una vez rey, pretendía recuperar. Para una exposición detallada de las circunstancias del acuerdo, véanse Castro (Citation1967: 46–51) y Lacarra (Citation1973: 110–114).

12 Castro (Citation1967: 51).

13 Carlos se traslada a la corte castellana en virtud del tratado que su padre había firmado con el rey Enrique, según Narbona Cárceles (Citation2006: 391), pero lo cierto es que durante esos pocos años viajó a Navarra en un par de ocasiones. Reconstruyo el itinerario del infante Carlos a partir de los datos aportados por Castro (Citation1967: 55 y 59–64). Consta que en diciembre de 1375 la pareja se encontraba en tierras castellanas y que Carlos permaneció en Castilla desde la boda hasta los últimos días de 1376, momento en que viaja a Navarra, donde está ya el 21 de diciembre de 1376; allí permanecerá hasta marzo del año siguiente. El 20 de abril de 1377 está en Valladolid. Entre aproximadamente el 30 de abril y el 13 de octubre de 1377 se encuentra en Navarra. Ese último día parte para Castilla. “En Burgos se despidió de su suegro, y quizá de doña Leonor” (p. 62). La estancia en Castilla fue breve, ya que el 15 de noviembre está de nuevo en Navarra, desde donde saldría hacia Francia en los últimos días de enero de 1378.

14 El matrimonio fue del agrado de la corte castellana y el infante, muy bien acogido, como testimonian las palabras que Villasandino pone en boca de la reina Juana Manuel, fallecida en 1381, en los vv. 25–28 de ID1195, PN1–53 “Reina doña Juana, atal fue mi nombre”: “Mi fija fermosa, doña Leonor, / dexo bien casada, rica, bienandante, / con rica persona de alto valor, / que es de Navarra legítimo infante”. Cito por la edición de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 75). El poema, dedicado según la rúbrica a la tumba de la reina, debe datarse entre 1382, año de su muerte, y el 1 de enero de 1387, fecha de la muerte de Carlos II, ya que su hijo no es nombrado todavía como rey. El texto ya ha sido citado por Castro (Citation1967: 53) y Narbona Cárceles (Citation2006: 391, n. 11; Citation2014: 655).

15 Reproduce Gaibrois de Ballesteros (Citation1947: 38) las siguientes palabras del documento del Archivo de Navarra que registra el acontecimiento: “et dona (…) a souper a Madame, e a dona María en un jardín, a mess[ire] Jehan Ramiriz, a autres cheuailiers, dames, escuiers” y agrega que “en la fiesta debieron de cantar sus canciones ciertos ‘menestreux de bouche’ a los que se les pagaban en esos días sus servicios”. Véase también Castro (Citation1967: 61).

16 Dutton & González Cuenca (Citation1993: 64).

17 Desde luego no puede ser el mismo personaje que sugieren Dutton & González Cuenca (Citation1993: 64): “por la referencia a la francesa, parece ser la misma del Testamento del Almirante Alfonso Enríquez, ID0135 SA7–311 v42”. Esta composición debe situarse en una cronología muy posterior, en 1441 “con toda probabilidad”, como afirma Beltran (Citation2001: 69).

18 Véase lo dicho en la nota 26 más adelante.

19 O quizá mejor entre septiembre de 1374, cuando consta la primera presencia de Carlos en la corte castellana que he podido documentar (véase la nota 12 y el texto correspondiente) y octubre–noviembre de 1377, última estancia de Carlos en Castilla antes de ir a Francia (véase la nota 13). Serían, por tanto, estrictamente contemporáneas de las que Villasandino dedicó a Juana de Sosa, compuestas entre 1377 y agosto de 1378, según Nieto Cumplido (Citation1979: 207).

20 Todavía estaba sin resolver la cuestión de la cesión de las posesiones navarras de Mantes, Meulan y del condado de Longueville a cambio del señorío de Montpellier, que databa de un acuerdo entre los reyes de Navarra y Francia de 1365, tras la batalla de Cocherel (1364). Carlos II intentó mejorar las condiciones del tratado en repetidas ocasiones, pero las últimas negociaciones habían quedado interrumpidas en agosto de 1377. Según Lacarra (Citation1973: 120), “ante estas dificultades, Carlos decidió enviar a su hijo primogénito”. El resultado de la misión del infante fue desastroso para los intereses del rey navarro: perdió, al menos momentáneamente, la práctica totalidad de sus posesiones en Francia. Véanse Castro (Citation1967: 63–73), Lacarra (Citation1973: 119–125) y Narbona Cárceles (Citation2006: 84–88).

21 Para un análisis en profundidad de la actividad de Carlos en la corte francesa puede verse Ramírez Vaquero (Citation2007: 27–42).

22 López de Ayala (Citation1780: 316–321).

23 Al hilo de sus reflexiones sobre la muerte de Juan I, resume Castro (Citation1967: 216) las relaciones entre este y Carlos II en los siguientes términos: “ciertamente, la muerte de Juan I debió de impresionar al rey de Navarra. La conducta de ambos cuñados había sido ejemplar. Si el de Navarra ayudó al de Castilla en sus empresas bélicas (rebelión del conde don Alfonso, guerra de Portugal, guerra con el duque de Lancaster), el de Castilla había correspondido con generosidad, rectificando el Tratado de Briones”. Para un análisis detallado de las relaciones entre los dos cuñados, véase Suárez Fernández (Citation1986).

24 López de Ayala (Citation1780: 318–319). El texto ya fue citado por Gaibrois de Ballesteros (Citation1947: 44) y Narbona Cárceles (Citation2006: 391; Citation2014: 654, 677–678).

25 Así lo considera Ramírez Vaquero (Citation2007: 41–42), para quien el regreso del infante Carlos tuvo otras motivaciones: en el verano de 1381 vencía el plazo para que los ingleses devolvieran a Carlos II la ciudad de Cherburgo, enclave de gran importancia estratégica, que había sido entregada por el propio rey navarro tres años antes. “Convenía al rey de Francia, quizá, estar a bien con su vasallo” (p. 41).

26 Dutton & González Cuenca (Citation1993: 42–43). Los autores (p. 42) la datan en 1373, atendiendo al contenido de la rúbrica que indica que la cantiga se hizo “quando desposaron la Reina de Navarra con don Carlos”, pero ello no es posible. Anteriormente Pidal (Citation1851: 646), a quien probablemente sigue Azáceta (Citation1966: 65), había señalado la fecha de 1375, año en que contraen matrimonio los infantes, lo cual tampoco es acertado. Todavía Narbona Cárceles (2016: 676, n. 25) propone, también erróneamente, la fecha de 1378, “año en que el infante Carlos parte hacia Francia”. Lo cierto es que muchos años antes ya Gaibrois de Ballesteros (Citation1947: 41, n. 8) había establecido una cronología certera: “entre mediados de 1379 y mediados de 1381”. En efecto, como la propia autora advierte, la cantiga no puede ser anterior al 29 de mayo de 1379, año de la muerte de Enrique II, dada la referencia a Juan como “Rey de Castella” en el v. 21, dato que Castro (Citation1967: 62) subraya también; y no puede ser posterior a octubre de 1381, cuando Carlos sale de Francia. Podría adelantarse un tanto esta última data, dado que tras la muerte de Carlos V el 16 de septiembre de 1380, la situación de Carlos había mejorado notablemente y ello no casa con el tono perentorio de la petición de ayuda por parte de Leonor.

27 La cantiga es sumamente interesante y merece un análisis mucho más detenido del que puedo hacer aquí. Por lo pronto, hay que destacar la enunciación femenina continua a lo largo del texto en su conjunto, lo que Blay Manzanera (Citation1998: 50) denomina “monologismo estricto”, de por sí muy excepcional en la poesía de cancionero; la propia autora (p. 52) encuentra solo cuatro casos, contando con este, en todo PN1. Por otro lado, es obvio el aprovechamiento de un motivo tradicional propio de la canción de mujer, la separación de los amantes, que en este caso sirve para vehicular un contenido biográfico de alcance político. No es el único caso del recurso a tal motivo en la poesía femenina de cancionero; también se encuentra en la composición de Mayor Arias “Ay, mar brava, esquiva” (ID4611) dedicada a su marido, Ruy González de Clavijo, cuando este salió enviado por Enrique III como embajador ante la corte de Tamorlán, y en la canción atribuida a la reina Juana, esposa de Enrique IV, “Verdadero amigo mío” (ID2803), compuesta en despedida del poeta Juan Rodríguez del Padrón. No puede ser casual que las tres composiciones se refieran a circunstancias biográficas similares. Hay precedentes en la poesía trovadoresca provenzal y gallego–portuguesa de la utilización de modelos literarios ajenos en principio a la temática política (épica, canción de mujer) para transmitir contenidos propios de esa temática; véase Marcenaro (Citation2007). No puedo por menos que recordar aquí –el propio Marcenaro las incluye en su trabajo– las dos cantigas de amigo de Gonçal’Eanes do Vinhal, puestas por tanto en boca de mujer, en este caso de Juana de Ponthieu, la segunda esposa de Fernando III, las cuales, bajo la estructura formal del género, encubren un mensaje político: la intención de mediar entre el rey Alfonso X y su hermano, el infante don Enrique. Véanse la edición y comentarios de los textos en Víñez Sánchez (Citation2004: 188–192, 265–273; Citation2005: 33–44). Por último, es claro desde mi punto de vista que la comitente de la cantiga no pudo ser otra que la propia infanta. Teniendo esto en cuenta y a la vista de las palabras de Leonor recogidas en la Crónica, ¿qué papel cabe otorgarle en la ideación del poema? Habría que considerar la posibilidad, ya entrevista por Whetnall (Citation1984: 140–142), de atribuirle cierto grado de autoría, en la línea de los planteamientos expuestos recientemente por Gómez-Bravo (Citation2018).

28 Véanse en Castro (Citation1967: 79) las disposiciones favorables a los intereses navarros que ordenó el nuevo rey en relación a la administración y percepción de rentas de los bienes del rey de Navarra de los que se había apoderado Carlos V. Véase lo dicho en la nota 25.

29 Puede seguirse minuciosamente el itinerario de vuelta del infante desde Francia en Castro (Citation1967: 80–87).

30 Castro (Citation1967: 129) y Narbona Cárceles (Citation2006: 392; Citation2014: 656).

31 López de Ayala (Citation1780: 316–326).

32 Gaibrois de Ballesteros (Citation1947: 35) achacaba esa imagen de Leonor al desconocimiento y declaraba su aspiración “a modificar el rótulo que la define solamente como terca, neurasténica o caprichosa”. Bien se ve que no consiguió su objetivo porque muchos años más tarde todavía Castro (Citation1967: 227) acudía al siguiente argumento como razón determinante de la negativa de la infanta a regresar a Navarra: “doña Leonor pasaba en aquellos tiempos por una exacerbación de la neurosis que, a mi juicio, se engendró en los primeros años de su vida, cuando en su niñez compartió con su madre las inquietudes de la guerra fratricida de Castilla que aseguró la corona en las sienes de su padre”. Ya de vuelta al reino navarro, la pronta reconciliación entre ambos esposos “prueba que fue un estado neurótico pasajero el motivo principal de la separación de los regios esposos” (p. 228).

33 Véanse Castro (Citation1967: 212–228), Lacarra (Citation1973: 162–165) y Narbona Cárceles (Citation2006: 394–400).

34 López de Ayala (Citation1780: 319–320).

35 Narbona Cárceles (Citation2006: 396).

36 López de Ayala (Citation1780: 326).

37 López de Ayala (Citation1780: 385–386); véase también Castro (Citation1967: 215–217).

38 Un resumen de la difícil etapa de la minoridad de Enrique III, de los años de la regencia, de los primeros tiempos del reinado del joven monarca y de la derrota de los “epígonos Trastámaras” puede consultarse en Valdeón (Citation2001: 77–89).

39 Valdeón (Citation2001: 80).

40 Pueden verse los pormenores del acuerdo en Castro (Citation1967: 220–221).

41 Sigo a Narbona (Citation2006: 399–400). El episodio es narrado por López de Ayala (Citation1780: 536–537); véase también Lacarra (Citation1973: 164–165).

42 López de Ayala (Citation1780: 544–546).

43 La fecha de nacimiento de Margarita es incierta; véase Castro (Citation1967: 184).

44 Lacarra (Citation1973: 181–188).

45 Narbona (Citation2006: 401).

46 Véase Castro (Citation1967: 310–312, 321–323).

47 Véase Castro (Citation1967: 332–334).

48 Castro (Citation1967: 392).

49 Para estas dos últimas fechas, véase Castro (Citation1967: 394, 396).

50 En efecto, como es sabido, la información contenida en las rúbricas ha de ser examinada con cautela en muchas ocasiones. Abundan los casos de dobles o atribuciones, indecisiones sobre la autoría o sobre el destinatario/a junto con otras anomalías; véase Rodado Ruiz (Citation2012: 311–312). La bibliografía sobre las rúbricas de los cancioneros castellanos cuatrocentistas es muy extensa; me limito aquí a remitir a los trabajos reunidos por Arribba (ed.) (2008), especialmente a los de Tato (Citation2001; Citation2002; Citation2005b); y, en concreto para PN1, al estado de la cuestión en el trabajo antes citado de Rodado Ruiz (Citation2012).

51 Solo hay dos composiciones más de entre las dedicadas a Juana de Sosa en que se da esta misma circunstancia. La primera es PN1–48 (ID1191, “En amor fueron criadas”), composición de una sola estrofa, probablemente incompleta, cuya rúbrica dice: “Esta cantiga fizo el dicho Alfonso Álvarez por amor e loores de doña Juana”, según texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 70). La otra es PN1–50 (ID1193, “Linda, desque bien miré”), que trae la siguiente rúbrica: “Esta cantiga fizo el dicho Alfonso Álvarez por loores de la dicha doña Juana”; cito por Dutton & González Cuenca (Citation1993: 71). Nótese que ambas composiciones vienen colocadas al final del grupo de cantigas de Villasandino, en un lugar del códice que sin duda no era el suyo original; sobre el desorden del manuscrito actual, véase lo que se comenta un poco más adelante. Cabe pensar que, al igual que sucede con PN1–17 (ID1164), fueran rubricadas por inercia y de forma errónea.

52 Dutton & González Cuenca (Citation1993: 38). Rodado & Crosas (Citation2016: 694) mencionan este ejemplo en relación con la doble interpretación que según se deduce de las rúbricas tuvieron algunos textos ya en su época. Junto a este, señalan también el caso muy similar de la rúbrica de PN1–308 (ID 0128, “Amor cruel e brioso”) de Macías, estudiado por Tato (Citation2005b), reelaborado y recogido en Arribba (ed.) (2008: 19–35), por donde cito. La rúbrica en cuestión dice así: “Esta cantiga la fizo Maçias contra el Amor, empero algunos trobadores dizen que la fizo contra el Rey don Pedro”; cito el texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 548). Otro caso, este de Francisco Imperial, es PN1–238 (ID1373, “El dios de amor, el su alto imperio”), editado por Dutton & González Cuenca (Citation1993: 290–291), cuya rúbrica reza: “Este dezir fizo el dicho Miçer Francisco Imperial por amor e loores de una dueña que llamaron [] e otros dizen que lo fizo a la dicha Estrella Diana, e aun otros dizen que lo fizo a Isabel Gonçález manceba del conde de Niebla, don Johan Alfonso” (p. 290). Sea cual sea el motivo, o motivos, de esta disparidad de interpretaciones, no se trata de casos aislados. Como afirma Tato, en Arribba (2008: 25), “en el Cancionero de Baena se registran rúbricas en las que aflora la existencia de desacuerdos o diferencias de opiniones en los receptores de poesía cancioneril”; la propia autora (n. 19) remite a otro trabajo suyo, Tato (Citation2005a: 108–110), donde recoge varios ejemplos más. Para el caso concreto de PN1–23 (ID1168), Mota Placencia (Citation1992: 127) especula sobre la posible identidad de esos “otros” mencionados en la rúbrica y sobre la intención del rubricador al dejar constancia de esa información, admitiendo que “son interrogantes que no parece que puedan tener fácil respuesta” y concluyendo que “a través de esta rúbrica vemos al compilador en el acto de documentarse por un medio externo a su propia memoria”. Siguiendo esta línea, Gómez-Bravo (Citation2002: 449) afina más y refiriéndose a la rúbrica que nos ocupa, afirma que “en ocasiones aparece evidencia de un estadio oral de la rúbrica que antecede al escrito y que refleja divergentes explicaciones del poema que pudieron acompañarlo cuando éste circulaba en hoja volante o incluso en cuadernillo”. No puedo añadir más a estas suposiciones, pero lo que sí me arriesgo a decir –e intentaré demostrar– es que quizá los “otros” mencionados en la rúbrica pudieron llevar razón.

53 Aspecto en el que incide Tato, en Arribba (2008: 50), actualización de Tato (Citation2001), donde señala y ejemplifica el interés de los compiladores por elaborar las rúbricas del mejor modo posible.

54 Para el problema general del orden de las cantigas de Villasandino en PN1, véase Blecua (Citation1974–1979: 255–258). Dutton & González Cuenca (Citation1993: 9, n. 69), por su parte, afirman: “no hemos intentado corregir la secuencia de las cantigas, preguntas y decires de Villasandino”; véase también, (1993: XXX, n. 18). Sobre el papel que puede desempeñar el análisis de las rúbricas en la solución de este problema, véase Rodado Ruiz (Citation2012: 306).

55 La cantiga PN1–46 (ID1189) podría ser con bastante seguridad la que abriera el ciclo. La rúbrica da la pista: “Esta cantiga fizo el dicho Alfonso Álvarez de Villasandino en loores e alabança de la señora Reina de Navarra, por quanto ella era muy fermosa e siempre él la deseava loar e servir en sus canciones, segunt que en este libro es contenido”, según texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 69). Ya señaló Blecua (Citation1974–1979: 257) que la clave está en el sentido anafórico o catafórico en que se entiendan las últimas palabras; pero, tras plantearlo, el propio autor declara que “el problema queda, por ahora, sin resolver”. Además de la referencia fórica, la rúbrica en conjunto tiene la apariencia de ser una rúbrica general a las cantigas dedicadas a Leonor y no solo a la composición concreta que encabeza: es la única del grupo en que se cita el nombre completo del poeta y en ella se aporta la supuesta razón por la que este le dedica sus versos.

56 Para el calambur, véase García-Page (Citation2010). Se trata de lo que el autor tipifica como calambur in absentia, “que se forja cuando el apareamiento de los homófonos se obtiene mediante una relación paradigmática: cuando solo uno de ellos aparece expreso en el texto y el otro es connotado (…). El autor es consciente de que, en muchos casos al menos, representa un enigma o acertijo, como cuando se intenta evitar o se quiere solo insinuar el nombre de un personaje” (p. 189).

57 El calambur es en general de muy raro uso en la poesía cancioneril; lo podemos encontrar más fácilmente en su variante humorística, malsonante y obscena: el caçafaton. Puede verse un ejemplo en PN1–139 (ID1279, “Pues só del Amor privado”) de Villasandino, cuya rúbrica dice: “Este dezir fizo e ordenó el dicho Alfonso Álvarez de Villasandino fablando con el Amor, el qual es fecho de caçafatones”; cito por Dutton & González Cuenca (Citation1993: 163–164). En la composición aparecen caçafatones como (señalo en negrita los segmentos que interesan) “non me ha” (v. 2), “Blanca Garçía” (v. 6), “sobre todas la escojo / nada non me faz’enojo” (vv. 22–23). Otro ejemplo, también de Villasandino, en PN1–71 (ID1213, “Ruy López, quienquier lo oya”), editado por Dutton & González Cuenca (Citation1993: 96–98): “con don Queria e doña M’arta” (v. 76). Parece que lo habitual para referirse encubiertamente a la dama fue el recurso a acrósticos y ocasionalmente a anagramas, como ya indicó Le Gentil (Citation1949–1953–1953: I 189–192). Debe verse también Casas Rigall (Citation1995: 164–166), que reúne bajo el epígrafe de locus a nomine abundantes ejemplos, a los que habría que sumar los muy numerosos de Juan del Encina estudiados por Bustos Táuler (Citation2009). Ejemplo de Villasandino es PN1–9 (ID1156, “Quando yo vos vi doncella”), cantiga dedicada a Constanza Vélez De Guevara; cito por Dutton & González Cuenca (Citation1993: 22–24): “los que vuestro nombre quieren / saber, sepan por verdat / que la costa que fizieren / por saber çertenidat, / perderán si non sopieren / las letras de una çibdat, / la qual non les nombraré” (vv. 46–52); los editores anotan “Constanza (Suiza)”. Otro ejemplo de Villasandino en PN1–149 (ID1289, “Ocho letras muy preciadas”), texto en Dutton & González Cuenca (Citation1993: 172–173).

58 Como ocurre con el uso del senhal, residual pero todavía presente en algunos autores de los primeros tiempos de la poesía cancioneril: Belaguisa en Pero Ferruz y Estrella Diana en Francisco Imperial; véase Dutton & Roncero López (Citation2004: 13).

59 Merece la pena citar por extenso las palabras de Boase (Citation2019: 10), que expone clarísimamente en qué consistía y hasta qué punto llegó ya en el siglo XV esta práctica poética cortesana: “casi todas las canciones del siglo XV se compusieron originalmente para una dama específica, cuyo nombre a menudo se oculta en el texto. En otras palabras, el texto apunta a una historia medio escondida, con la cual la mayoría de los contemporáneos del poeta estarían familiarizados, que el lector moderno tiene que descubrir otra vez por medio de la investigación minuciosa. Este es evidentemente el caso cuando uno encuentra una referencia críptica al nombre de una dama en el primer verso como, por ejemplo, el nombre Mayor en ‘Nunca fue pena mayor’, que fue la más divulgada de todas las canciones del siglo XV”. Parece, pues, que Villasandino fue un pionero en esto; o quizá no tanto, porque esta práctica tuvo su precedente en la poesía gallego–portuguesa. Beltran (Citation1998), reelaborado y recogido en (2007: 53–87), por donde cito, relacionó explícitamente este precedente con la cantiga de loor cancioneril. En su brillante interpretación del conocido ciclo de las amas, deducía que en la cantiga de Johan Soarez Coelho que lo abre, el trovador no solo dejó ver la identidad de la dama, sino que ello pudo ser percibido como “un elogio fino y cortesano” (p. 75), concluyendo que “desvelar finamente, mediante un equívoco, la personalidad a la que dedica una canción de amor cuando ésta merece el respeto y el servicio cortesano del trovador por su dignidad social no parece un pecado, sino más bien fruto del buen hacer poético. Nos hallamos probablemente ante la primera muestra conocida de lo que un siglo y pico más tarde, en la época del Cancionero de Baena, recibirá el nombre de cantiga de loor.” (p. 76).

60 Adapto aquí una distinción apuntada por Morrás (Citation2002: 353) relacionada con la detección de claves interpretativas en poemas de tema político.

61 Véase la cita de Boase (Citation2019) en la nota 59.

62 Véase Beltran (Citation1985: 268–272), recogido luego en Beltran (Citation2007: 105–118).

63 Aparte de este ejemplo, solo aparece en un dezir de Francisco Imperial dedicado a Estrella Diana, PN1–231 (ID1366, “Non fue por cierto mi carrera vana”): “e de verde prado gentil flor de liso” (v. 12), según texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 280). No está de más señalar que este poema (v. 11) y la cantiga de Villasandino (v. 20) son las dos únicas composiciones de PN1 donde se documenta la expresión “rosa novela”. Para la obtención de estos datos –y de otros que vendrán a continuación– han resultado imprescindibles los oportunos sondeos en la base de datos en línea de la Biblioteca Digital de Textos del Español Antiguo del Hispanic Seminary of Medieval Studies: Gago Jover (ed.) (Citation2013).

64 Leonor utilizará al menos desde 1390 el escudo de Navarra en el suyo propio, como reina consorte, combinado con el de Castilla y León, en tanto que miembro de la casa Trastámara. Tomo el dato de la fecha de Ramos Aguirre (Citation1994: 376), donde pueden verse excelentes reproducciones fotográficas de varios ejemplos del escudo de la reina pintados en las bóvedas de la nave del evangelio de la catedral de Pamplona (p. 378). Leonor también usó este escudo en sus sellos personales; pueden verse dos reproducciones en Narbona Cárceles (Citation2014: 657 y 659), lamentablemente de muy baja calidad.

65 Reproduzco los versos de la canción, que podría ser datada en torno a 1440, de la edición de Pérez Priego (Citation2008: 147–148). Esta circunstancia ya fue observada por Beltran (Citation2007: 76–77), reelaboración de Beltran (Citation1998); véase también Narbona Cárceles (Citation2006: 109).

66 El punto de partida inexcusable para el tema sigue siendo Lapesa (Citation1953–1954); deben añadirse los más recientes trabajos de Toro Pascua & Vallín (Citation2005), Monteagudo (Citation2013), Proia (Citation2015; Citation2019) y Sáez Durán (Citation2019). En los textos gallego–castellanos se mezclan intencionadamente elementos de las dos lenguas: en esta composición, por ejemplo, se combinan términos gallegos y castellanos en la serie de rimas de los vv. 37–38–41: poderoso / brioso / oso, lo cual fue ya advertido por Lapesa (Citation1953–1954: 57). Incluso encontramos un caso de híbrido morfológico, bivirei (v. 16), en el que se funden morfemas de ambas lenguas.

67 No es este el único caso de inserciones alóglotas en PN1. El mismo Villasandino compone unos pocos versos en catalán con los que cierra sendos dezires dirigidos a Álvaro de Luna: PN1–178 (ID1318, “Álvaro señor, sabet”), editado por Dutton & González Cuenca (Citation1993: 202–203): “en bon llog gitao la red” (v. 26, p. 203); y PN1–183 (ID1322, “Álvaro señor, señor”), en Dutton & González Cuenca (Citation1993: 206–207): “Çertes, non vos vull mentir, / anesme pan que d’el junir, / vos n’aveu tot lo mellor” (vv. 51–53, p. 207). Para este último texto deben consultarse las observaciones de Tavani (Citation1981: 100–101). Inserta asimismo una expresión árabe a modo de cita de un “lindo anaxir” en PN1–213 (ID1353, “Señor, vengo a repetir”), en un dezir dedicado a Juan II, editado por Dutton & González Cuenca (Citation1993: 242–243): “Ya dayfí çultán quevir”, traducido por los editores como “¡oh, huésped mío, gran emperador!” (v. 31, p. 243). Otro autor muy destacable en relación con este recurso es Francisco Imperial. Además de la estrofa de PN1–248 (ID1382, “Por Guadalquivir arribando”) compuesta íntegramente en francés u occitano que comento brevemente más adelante (véanse la nota 72 y el texto correspondiente), el autor hace un alarde de virtuosismo plurilingüe en la estrofa segunda de PN1–226 (ID0532, “En dos seteçientos e más dos e tres”), editado por Dutton & González Cuenca (Citation1993: 255–266). En este largo dezir dedicado al nacimiento de Juan II utiliza dentro de la misma estrofa el latín “Salve Regina” (v. 10), “Quam bonus Deus” (v. 14), el inglés “Moder Goddes helpe (v. 12) y el árabe “Çayha bic alhabín alcabila mora” (p. 256). Garrigós Llorens (Citation2015: 233–234) comenta la estrofa y pasa revista a las distintas versiones que se han dado de la frase árabe, que los editores traducen como “os vendrá el bien querido del pueblo moro”. Para las inserciones latinas, interesa consultar López Quero (Citation2014), que estudia sus funciones estética y pragmática en PN1. Por último, Imperial usa el griego en PN1–240 (ID 1375, “Grant sosiego e mansedumbre”), poema dedicado a doña Angelina de Grecia, en cuya boca pone dos breves expresiones en dicha lengua: “Greçia mia, cardiamo / ¡Oh, misenguil Angelina!” (vv. 25–26); cito el texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 292–293; p. 292). Los términos significan, según los editores, “mi corazón” y “desgraciada”, respectivamente. Véase Garrigós Llorens (Citation2015: 143–144) para información adicional sobre este texto. Este inventario no pretende se exhaustivo.

68 Para facilitar la comprensión de los versos, los editores ofrecen en nota una versión mejorada de los dos versos: “plus belle que jamais / vis ni nulle autre ne sais”.

69 Véanse más adelante los comentarios sobre cortes (<corteys> en el manuscrito), plazenter’ y bela.

70 Cito el texto por la reciente edición en línea de Ferreiro (dir.) (2018–). Un repaso de las distintas opiniones de los estudiosos en Ramos (Citation2008: 498, n. 18).

71 Así lo resume la propia autora en otro de sus trabajos, Ramos (Citation2009: 104): “ao estudar as lições, transmitidas pelos cancioneiros da Ajuda e Colocci–Brancuti, pareceu–me que, mais do que um refran graficamente deteriorado pelos efeitos da tradição manuscrita, estávamos em presença de uma configuração artificiosa, conducente a uma conjunção linguística, que tanto se servia da langue d’oïl, como da langue d’oc, criando formas dissimuladas – fingidas – entre radicais e desinencias”. Recoge y desarrolla Ramos una sugerencia de Formisano (Citation1993: 139, n. 6), para quien “l’etiquette de franco–occitan” parece convenir mejor a estos versos. Véanse también Ramos (Citation2009: 103–107; Citation2010: 38–45). Más recientemente ha vuelto sobre el asunto Larson (Citation2019), que concuerda con Ramos en que en los dos últimos versos del refran hay tanto francés como occitano, pero no en que el procedimiento corresponda a una mixtura lingüística, distinguiendo cada una de las lenguas según los versos: occitano en el penúltimo y francés en el último (p. 155). Como quiera que sea, retengo dos ideas de los trabajos de Ramos que me parecen muy importantes: la extrema cautela que conviene tener antes de realizar cualquier enmienda del testimonio manuscrito y el carácter artificioso de las lenguas usadas en las inserciones alóglotas, que puede llegar hasta a la mezcla entre ellas. Sobre el multilingüismo en la poesía gallego–portuguesa, además de los trabajos de Ramos ya citados, deben consultarse Gutiérrez García (Citation2015; Citation2017), que aporta otros ejemplos de esta misma tradición literaria y de su correlato en la lírica occitana, junto con las referencias bibliográficas fundamentales sobre el tema.

72 Dutton & González Cuenca (Citation1993: 304). Afirman que los versos están en francés Pidal (Citation1851: 670); Le Gentil (Citation1949–1953–1953: I, 239–240, n. 5), quien comenta que “le passage paraît donc être l’ouvre d’un Castillan dont l’oreille n’était pas très habituée à notre langue et qui éprouvait à rimer un couplet en français des difficultés comprehénsibles” (p. 240, nota 5); según Azáceta (Citation1966: 494), “versos franceses grandemente deformados”; Tavani (Citation1981: 101–103), que comenta que el “francese nella trascrizione del Canzoniere e’ talmente deformato da rendere discutibile e aleatorio ogni tentativo di restituzione” (p. 102). El pasaje corresponde a un diálogo entre el poeta y una desconocida dama –la rúbrica no dice su nombre–, que “era muy sabia e bien razonada e sabía de todos lenguajes”, según se afirma en la propia rúbrica. Véanse los comentarios que hace de esta composición Garrigós Llorens (Citation2015: 172–181).

73 Algunos de los términos son comunes también al gallego y/o al castellano: e, ni, que, sen y vi.

74 Para el occitano altra, véanse Roncaglia (Citation1965: 98), Fernández González (Citation1985: 309) y Di Girolamo & Lee (Citation1996: 197). Para el francés, pueden verse Brunot & Bruneau (Citation1933: 248–249) y Raynaud de Lage (Citation1990: 92–93). La vocalización de la /l/ es fenómeno muy antiguo, consumado antes de la mitad del siglo XII según Pope (Citation1952: 154–155). En francés medio, como es de esperar, no se documentan ya formas con consonante: véase el DMF (sv. autre), cuyo corpus textual abarca desde 1330 hasta 1500.

75 Ambas formas se documentan en el DMF (sv. beau). En occitano se da la alternancia entre formas con lateral alveolar (evolución habitual de la /l/ geminada) y con lateral palatal (propia de algunas variedades dialectales occitánicas), como explica Anglade (Citation1921: 191–192); documentación de ambas series de formas en Di Girolamo & Lee (Citation1996: 203) y Paden (Citation1998: 369).

76 Véase García-Sabell Tormo (Citation1991: 70–71), donde sugiere que es “provenzalismo propio da linguaxe lírica” (p. 71). Puede verse documentación del término en la poesía gallego–portuguesa profana y religiosa en Ferreiro (dir.) (Citation2018: sv. [belo] – bel, bela) y en Mettmann (Citation1981: II, 468, sv. bel, bela).

77 En PN1 solo se atestiguan estos dos casos con la grafía <l>, según los datos obtenidos de Gago Jover (ed.) (Citation2013); hay cuatro casos más de bella y otros seis en las distintas formas de la flexión, siempre con <ll>.

78 En el DMF (sv. jamais) es la forma más común, junto algunos casos esporádicos de jamays, jamès y jamés. Para la forma occitana antigua jamai, véanse Crescini (Citation1905: 458) y Fernández González (Citation1985: 428). Se pueden espigar algunos ejemplos en textos occitanos antiguos; un sondeo en el Corpus des Troubadours online (CdT) permite localizar cinco casos de jamai (en textos de Guillem de Cabestaing, Jaufre Rudel de Blaja, Uc de Sant Circ, Pons de la Garda y Falquet de Romans). Conviene recordar que jamai es también catalán antiguo, lengua con la que Villasandino parece que tenía cierta familiaridad: véase la nota 89.

79 Para la forma mo del posesivo occitano, véanse Roncaglia (Citation1965: 93) y Di Girolamo & Lee (Citation1996: 61); para las formas del posesivo en francés antiguo, Pope (Citation1952: 327–330) y Raynaud de Lage (Citation1990: 45–47).

80 Para el occitano, se pueden consultar Roncaglia (Citation1965: 121) y Di Girolamo & Lee (Citation1996: 241); para el francés, véase en DMF (sv. ne2) documentación de ni, forma ya presente en el francés medio junto a la mayoritaria ne. Adviértase de paso que podría ser incluso castellano: en PN1 aparece en ocho ocasiones, según los datos de Gago Jover (ed.) (Citation2013), aunque el contexto lingüístico de este caso desaconseja claramente aceptar esta posibilidad.

81 Considérese lo dicho sobre altra y bela. Para la forma occitana, puede verse Anglade (Citation1921: 256), donde cita las dos variantes fonéticas, nula y nulha; más ejemplos en Bartsch (Citation1904: col. 592, sv. nul). Para la forma francesa, pueden consultarse el DMF (sv. nul) y Raynaud de Lage (Citation1990: 95–96). Podría ser gallego también: nulla se documenta abundantemente en la lírica gallego–portuguesa profana y religiosa, como puede comprobarse en Ferreiro (dir.) (Citation2018, sv. nulho) y Mettmann (Citation1981: II, 635, sv. nullo), pero es significativo que este caso sea el único atestiguado en PN1; no parece que formara parte del repertorio gallego empleado en los textos gallego–castellanos.

82 Documentan la forma occitana plazentier, pero no plazenter, Bartsch (Citation1904: col. 607), Crescini (Citation1905: 487), Hamlin, Ricketts & Hathaway (Citation1967: 300) y Paden (Citation1998: 458). Aun así, se pueden rastrear casos esporádicos de plazenter en textos literarios del occitano antiguo: en el CdT encuentro cuatro ocurrencias de plazenter/plazenters (en textos de Peire Guilhem de Luserna, Lamberti de Bulaver y Giraut de Bornelh), a los que se pueden añadir dos más en la Canso de la Crosada: vv. 7872 (plazenter) y 9387 (plazenters), según la edición de Meyer (ed.) (Citation1875–1879–1879). Para la forma francesa, véase el DMF (sv. plaisant).

83 Plazentero se atestigua en PN1 una veintena de veces en las distintas formas de su flexión, como se puede ver en Gago Jover (ed.) (Citation2013). El gallego debe descartarse: debería ser prazenteiro o plazenteiro. Importa señalar que el término es totalmente insólito en la poesía gallego–portuguesa profana y religiosa; tan solo encuentro dos casos en las Cantigas de Santa Maria: Mettmann (Citation1981: II, 671, sv. prazenteiro). Otra documentación en DDGM, sv. plazenteiro y prazenteiro. En la primera variante (plazenteiro) lo usa el Arcediano de Toro en el v. 19 de su Testamento (PN1–316, ID1442, “Pois que me vejo a morte chegado”), única aparición del vocablo gallego en PN1: “con que seja ledo e muy plazenteiro”; cito el texto según Dutton & González Cuenca (Citation1993: 557).

84 En el CdT se documentan tres ejemplos de cortes e plazentiers (en textos de Peire de Castelnou, Arnaut de Maroill y Bertran de Born) y aún uno más en el v. 8489 de la Canso de la Crosada, “N’Aimeriguet lo jove, cortes e plazentiers”, según texto de Meyer (ed.) (Citation1875–1879–1879). La construcción llega hasta PN1, donde, aparte del ejemplo de Villasandino, hay otro en los vv. 18–19 de PN1–440 (ID1568, “A vos, proveído de bien e ventura”), de Juan Alfonso de Baena: “que vos me digades quál es la primera / palabra que l’ diga, cortés, plazentera”, según la edición de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 700).

85 En el DMF (sv. prendre) se atestiguan además prise, prins y prinse. Pris en cualquier caso es posible también en occitano: Roncaglia (Citation1965: 109) y Fernández González (Citation1985: 401). Para la conjugación occitana, Hamlin, Ricketts & Hathaway (Citation1967: 25) y Di Girolamo & Lee (Citation1996: 248). Para la conjugación de prendre en francés, Pope (Citation1952: 404).

86 De hecho, según los datos extraídos de la consulta a Gago Jover (ed.) (2103), aparece en seis ocasiones más en textos gallego–castellanos de PN1; se incluye, por tanto, en el repertorio gallego usado en dichos textos.

87 La conjugación de tener en occitano puede verse en Fernández González (Citation1985: 403) y Di Girolamo & Lee (Citation1996: 259); para la del francés tenir, véanse Pope (Citation1952: 400) y Raynaud de Lage (Citation1990: 150).

88 La agrupación “tod’ mo sen”, con el inequívoco posesivo occitano, aconseja decantarse por esta lengua. Para la forma tot en francés, pueden verse Pope (Citation1952: 331), Raynaud de Lage (Citation1990: 98) y el DMF (sv. tout2). Para el occitano, Anglade (Citation1921: 257), Roncaglia (Citation1965: 98), Di Girolamo & Lee (Citation1996: 260–261) y Paden (Citation1998: 486).

89 Es oportuno señalar aquí que Villasandino conocía la forma catalana tot, usada en el v. 53 de PN1–182 (ID1322, “Álvaro señor, señor”): “vos n’aveu tot lo mellor”, según texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 207).

90 Frente al resto de editores precedentes (Pidal, Michel, Lang, Azáceta, Mota Placencia, Polín), que siguen la lección manuscrita, aunque sin aportar aclaración alguna al respecto.

91 Pueden verse ejemplos del francés antiguo en el capítulo III de Burgess (Citation1970: 20–34) dedicado al vocablo courtois. No se documenta la forma en el DMF.

92 Se puede encontrar una completa y sugerente introducción al plurilingüismo y la creación literaria en Rossich & Cornellà (Citation2014: 15–52), con análisis de numerosos ejemplos de distintas épocas y tradiciones literarias –y no solo de la literatura catalana como da a entender el título– a lo largo de toda la obra. Deben añadirse las interesantes reflexiones de Gutiérrez García (Citation2015; Citation2017) sobre el multilingüismo en la lírica trovadoresca occitana y gallego–portuguesa.

93 Lo que Canonica de Rochemonteix (Citation1991: 507) denominó en su estudio sobre el poliglotismo en el teatro de Lope Vega “función evocativa”: “el efecto de extrañamiento que provoca la aparición de unas palabras extranjeras en un discurso español, conlleva siempre un poder evocativo: la lengua es asociada con el país donde es hablada y con todas las connotaciones culturales que de él proceden”. Añadiría por mi parte que, en este caso concreto, esa asociación proporciona la clave para la identificar la voz que enuncia el poema.

94 Carlos nació el 22 de julio de 1361 en Mantes, posesión navarra a orillas del Sena. Los primeros cinco años de vida los pasó en Francia, al cuidado de su tía Blanca, hermana de su padre y viuda del rey Felipe VI de Francia. Su madre, Juana de Valois, hija del rey Juan II de Francia, se ocupó personalmente de su educación. Los datos están tomados de Narbona Cárceles (Citation2006: 77–81).

95 Como ocurre, según Nepaulsingh (Citation1977: 54–55) con la estrofa de Imperial.

96 Ya se han comentado los problemas que tuvo Imperial para hacerlo (véase lo dicho en la nota 72 y el texto correspondiente). Como quiera que sea, es patente que Villasandino encontró dificultades para acomodar con perfección las inserciones alóglotas en el molde métrico; así lo demuestra la rima defectuosa entre morre y sen (vv. 29–30), ya anotada por Azáceta (Citation1966: 50) y Mota Placencia (Citation1992: 109). El poema presenta por lo demás una perfecta factura métrica, si exceptuamos el v. 16, donde bivirei, que añade una silaba superflua al verso, debería probablemente ser enmendado en la forma sincopada bivrei, según hizo Pidal (Citation1851: 24) y sugirió Mota Placencia (Citation1992: 109).

97 Uno de los “aportes diplomáticos” de la cancillería de la casa de Évreux, en palabras de Canellas López (Citation1983: 123), es “la persistencia del uso de la lengua francesa para ciertos documentos”, de forma que “sigue en uso el latín, el romance navarro y el francés (en este último abundan mandatos de Felipe III y Carlos III)” (p. 128). Asimismo, es utilizada la lengua francesa en los Registros de la Cámara de Comptos, como señala Ostolaza Elizondo (Citation1984: 410) en relación con el trabajo desempeñado por Jean de l’Escluse, secretario real al servicio precisamente de Carlos III y activo en Navarra desde 1383.

98 Son de imprescindible consulta respecto a este tema los numerosos e importantes trabajos de Cierbide, que sitúan el declive en el uso oral y escrito del occitano en Navarra hacia finales del siglo XIV: Cierbide (Citation1993: 146; Citation1996: 247–249; Citation2005: 34–38). No puedo asegurar que Villasandino relacionara en mayor medida el reino de Carlos III con el uso de una u otra lengua, pero no es inverosímil que tanto el autor como su público castellano percibieran el occitano como muy caracterizador de las gentes de Navarra o al menos de los grupos más influyentes del reino. En definitiva, valdría cualquiera de las dos lenguas, pues, como afirma Berthe (Citation1995: 79), “las lenguas habladas por los burgueses, el occitano y el francés, eran en Navarra las lenguas de los negocios, las lenguas también de los peregrinos, en alguna manera las lenguas internacionales” (apud Cierbide Citation2005: 36, n. 21). Desde luego no hemos de suponer en el poeta un afán de verismo riguroso. Rossich & Cornellà (Citation2014: 39–40) dedican unas muy acertadas líneas al problema, frecuente en los estudios sobre multilingüismo y literatura, de “la dependència excesiva del concepte de versemblança” (p. 39).

99 Véase la nota 52 y el texto correspondiente.

100 Me sumo a la enmienda de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 32), quienes, frente a los restantes editores, excepto Lang, corrigen en “loen” la lección manuscrita <loan> para salvar la coherencia gramatical con el subjuntivo “den” del primer verso.

101 Véase la nota 94.

102 Véase la nota 27 y el texto correspondiente.

103 Lo que sí parece convencional, fruto del gusto del momento al componer estas cantigas de loor por encargo es enmarcar los amores de que se trata dentro de escenas cortesanas en las que pueden incluirse referencias toponímicas a veces muy precisas. Así ocurre en el caso de algunos poemas dedicados a los amores entre Enrique II y Juana de Sosa: PN1–12 (ID1159, “Apres de Guadalquivir”), vv. 1–2: “Apres de Guadalquivir, / en un jardín deleitoso”; texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 27). O en PN–15 (ID1162, “Ben aya miña ventura”), vv. 5–7: “Por un naranjal andando / vi estar donas e donzelas / todas de amor falando”; la rúbrica especifica que doña Juana andaba “por el naranjal del alcáçar [se entiende que de Córdoba] con otras dueñas e doncellas; texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 29). Otro ejemplo más en PN1–16 (ID0544, “Acabada fermosura”), vv. 17–20: “en la çibdat poderosa / onde Séneca fui nado, / en un jardín muito onrado / vi primero a aquesta rosa”; texto de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 31). Estas escenas podían ampliarse con la eventual mención de actividades cortesanas como la música, la danza o la conversación, o con elementos de la naturaleza, e incluso con la incorporación de algún personaje concreto, como es el caso de Teresa de PN1–41 (ID1184); véase lo dicho en la nota 17. Las tres primeras estrofas de esta última composición son, de hecho, un excelente ejemplo, quizá el más acabado, de este tipo de escenas. Vuelvo a citar la primera estrofa (vv. 1–8) (ya citada en la nota 16), según la edición de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 64): “Por una floresta escura, /muy acerca de una presa, / vi dueñas fazer mesura / e dançar a la francesa. / Teresa / era d’esta compañía / e otra, que non diría / que mi vida tiene presa”.

104 Dejo fuera las menciones incluidas en dezires, preguntas y respuestas, ya que la temática de estos subgéneros conlleva implicaciones muy distintas. Los datos, como de costumbre, obtenidos a partir de la consulta de Gago Jover (ed.) (Citation2013).

105 Cito el texto según Dutton & González Cuenca (Citation1993: 440). El resto de las apariciones de “España” en las cantigas de PN1, todas obra de Villasandino, no comparten la función mencionada: PN1–5 (ID1151, “Mayor gozo aventajado”), v. 8, dedicada a su esposa, junto con PN1–30 (ID1174, “De grant tempo fasta agora”), v. 4, y PN1–31 (ID1175, “Linda sin comparación”) vv. 2 y 32, dedicadas ambas a la ciudad de Sevilla.

106 Sí se atestiguan ocho ejemplos de “dios de amor” o “dios del amor” en castellano, según los datos obtenidos mediante la consulta de Gago Jover (ed.) (Citation2013). Cinco de ellos se localizan en varias composiciones pertenecientes al debate poético iniciado por Francisco Imperial en torno a la Estrella Diana; véase un detallado análisis de este debate en Garrigós Llorens (Citation2015: 83–130). Las composiciones son (en lo que sigue indico entre paréntesis las páginas correspondientes a la edición de Dutton & González Cuenca Citation1993): PN1–232 (ID1367, “A las vezes pierde e cuida que gana”), v. 27, de Ferrant Pérez de Guzmán (p. 281); PN1–234 (ID0539, “Ante la muy alta corte”), vv. 2, 26 y 31, de Francisco Imperial, (pp. 284–286); y PN1–236 (ID1371, “En un pleito que es pendiente”), v. 2, de Alfonso Vidal (pp. 287–289). Los tres restantes se reparten entre dos dezires, de nuevo de Francisco Imperial: PN1–238 (ID1373, “El dios de amor, el su alto imperio”), v. 1 (pp. 290–291); PN1–239 (ID1374, “Embiastes mandar que vos ver quisiese”), v. 14 (pp. 291); y otro dezir de Ferrant Manuel de Lando: PN1–269 (ID1403, “En rica muda de çera”), v. 13 (pp. 469–470). Nótese que todos estos casos son posteriores en el tiempo a los de Villasandino.

107 Cito el texto según la edición de Dutton & González Cuenca (Citation1993: 39) con una pequeña enmienda por mi parte. El paso correspondiente a los vv. 43–44 está deturpado. En el manuscrito se lee <sy ensaña / por esta linda estrella> (fol. 12v, cols. ab; en la transcripción he eliminado algunos rasgos gráficos: <ñ> es una con lineta abreviativa superpuesta y todas las <s> son largas). Dutton & González Cuenca (Citation1993: 39) enmiendan en “si ensaña / por én esta linda estrella”, integrando el adverbio pronominal a todas luces necesario por el sentido y la métrica. La construcción sintáctica, con todo, no queda correcta. Habría que integrar también el pronombre correspondiente al uso pronominal del verbo: “si se ensaña / por én esta linda estrella”.

108 Cito el texto según Dutton & González Cuenca (Citation1993: 41).

109 A partir de aquí, con objeto de facilitar la lectura, omito los números de identificación de los textos ya mencionados.

110 Véase la nota 54 y el texto correspondiente.

111 Véase lo dicho en la nota 55.

112 Las dos composiciones en cuestión son: PN1–40 (ID1183, “Por una floresta estraña”, repetida en PN1–556 con atribución a García Fernández de Gerena), con el término “floresta” en el propio íncipit; y PN1–42 (ID1185, “En muy esquivas montañas”), en cuyo v. 2 se lee: “aprés de una alta floresta”. Ambos textos, que también parecen estar fuera de su sitio original dentro de PN1, editados por Dutton & González Cuenca (Citation1993: 63, 65–66).

113 Sitúo PN1–41 antes de PN1–17, pero el orden podría invertirse.

114 Según Blecua (Citation1974–1979: 263), Baena “ordenó las obras por géneros en cantigas, preguntas y dezires; y, finalmente, procuró seguir, cuando pudo –como en el caso de Villasandino o en el suyo propio–, un orden cronológico y temático”.

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