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El gaucho como eslabón del proceso nacional en el discurso fundacional de Juana Manuela Gorriti

Pages 28-42 | Published online: 07 Aug 2010
 

Abstract

The gaucho is an almost mythical character in Argentine Literature, sometimes because of his barbarism and other times as a result of his heroism. In the nineteenth century the gaucho was characterized in very antagonistic ways; the spectrum extends from symbolizing the national backwardness to personifying the country's national identity. Sarmiento describes gauchos in Facundo (1845) as uncivilized and lazy individuals inclined to the savage ways of the caudillos. On the other hand, José Hernández in Martín Fierro (1872) portrays the gaucho as a brave wise man who is worthy of being considered the model citizen for the new nation. Both representations give a glimpse to the lack of objectivity, obscured by the passionate views of the authors in whose works the gaucho is either attacked or mystified. The characterization of the gaucho as a barbarian or national hero are the two more popular and known positions, but they are not the only views. Another nineteenth-century Argentine writer, Juana Manuela Gorriti in Panoramas de la vida (1876) offers a conciliating and intriguing position in her foundational narrative that was conveniently silenced for almost a century. Her approach reflects the complexity of the gaucho, indicating that this individual can be heroic—like the General Güemes and his troop of gauchos who defended the freedom of the incipient country—or uncivilized, like Facundo Quiroga and Juan Manuel de Rosas who did not respect the citizens’ rights. But most importantly, she offers an insight into the gaucho's way of life that subverts the well-known ‘civilization versus barbarism’ discourse, positioning the gaucho and his wife, the paisana, as a crucial link of the economic national wealth. In other words, Gorriti presented this marginalized group as legitimate citizens of the territory who distinctly deserved to maintain their property and freedom, since they contributed to building the motherland.

Notes

1. Su otro renombrado tío fue el docto canónigo Juan Ignacio Gorriti. Este sa-cerdote mantuvo un papel activo en la política argentina como miembro de la Junta Grande de gobierno en 1811, del Congreso constituyente de 1825 y como gobernador de la provincia de Salta. También fue miembro del Ejército del Norte a cargo de Manuel Belgrano y tuvo el honor de bendecir la recién creada bandera nacional. Juan Ignacio se oponía a la política de Güemes, pero se alejó para no involucrarse en la conspiración extendida por los unitarios miembros de la Patria Nueva contra el gran correligionario de sus hermanos Pachi y de José Ignacio, quien “permaneció al lado de Martín de Güemes hasta su último suspiro” (Efrón 19–20).

2. Gorriti, en Cocina ecléctica, se declara conocedora de la obras de Homero, Plutarco, Virgilio y de toda “esa pléyade de la antigüedad”, así como de Corneille, Racine, Chateaubriand, Hugo, Lamartine, entre otros (25) y en su cuento Gubi Amaya descubrimos que era conocedora de Dante y Rousseau. La biógrafa de Gorriti, Analia Efrón, explica que el padre de la autora era un abogado ilustrado y que “formó en Horcones una importante biblioteca con las novedades filosóficas, jurídicas y literarias del Siglo de las Luces, que fue—según se decía—la más completa de su tiempo en Salta”, que era una de las provincias más ricas de la confederación del sur (10).

3. En la obra de Gorriti aparece una repetida y llamativa crítica a la iniquidad de la guerra civil, en la cual el bando oficial no queda exceptuado. La autora, sin embargo, destaca que los partidarios de la “Patria vieja”, entre ellos San Martín, Belgrano, Gorriti y Güemes, nunca lo permitieron. Cabe destacar que hasta el Chacho Peñaloza, caudillo federal riojano, le escribe al gobernador sanjuanino Domingo F. Sarmiento en agosto de 1863 para reclamarle dicho hecho en los siguientes términos: “las fuerzas de V.E. que expedicionan a esta provincia [La Rioja] con igual o menos derecho no sólo hacen uso de lo que precisan, si no que destruyen todo o cuanto encuentran, sin respetar las propiedades y vidas de los vecinos, haciendo así una guerra enteramente vandálica y destructora, muy indigna de un gobierno culto y civilizado, y que si la nación entera [al mando del presidente Mitre] ha puesto en sus manos los recursos con que cuenta, no lo ha autorizado por eso para exterminar a sus habitantes, ni destruir y atropellar las propiedades particulares” (Luna 206).

4. Me refiero a Edelmira Gorriti de Córdova (que será la esposa del sucesor de su padre en la presidencia de Bolivia) y Mercedes, quienes más tarde se marchan a vivir con el presidente Belzú y no vuelven a ver a su madre hasta 1865 cuando dicho mandatario es asesinado. Cabe mencionar que Gorriti tuvo otros dos hijos con el comerciante limeño Julio Sandoval: Julio y Clorinda y un quinto hijo varón, que muere en la infancia, fruto de otro de sus discretos romances.

5. Explica Efrón que el “título de la obra la ubica como continuación de Peregrinaciones de una paria, ese libro de Flora Tristán que fuera quemado por inmoral en 1832” (125). Y en mi opinión, parece ser un claro aviso de la oposición de Gorriti el status quo con respecto de los grupos marginados como se ve en los episodios de la misma.

6. Martín Miguel de Güemes nació en Salta en 1785, pertenecía a una familia aristocrática. Cuando era todavía un adolescente ingresó al Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires y participó en las Invasiones inglesas. En 1810 defendió la causa revolucionaria al mando de un Escuadrón gaucho en la Quebrada de Humahuaca interrumpiendo la comunicación entre los opositores al nuevo régimen y los realistas del Alto Perú. La participación del Capitán Martín Miguel de Güemes fue decisiva en el triunfo de Suipacha. Desde 1814 propugnó la llamada Guerra Gaucha contra los ejércitos de Pezuela y de la Serna. Fue gobernador de la Intendencia (integrada por las ciudades de Salta, Jujuy, Tarija, Orán y distritos de campaña) desde 1815 a 1821. En junio de 1816 el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón le confió la defensa de las Provincias Unidas y la seguridad del Ejército Auxiliar del Alto Perú (Pigna 106). Sus milicias defendieron la nueva nación continuamente desde 1814 hasta después de la muerte de su líder. En sus filas se destacó Pachi Gorriti como su mejor lancero. Murió traicionado por sus enemigos internos—que estaban asociados a los realistas—en 1821.

7. Explica Luna que “Artigas [1764–1850] libró invariablemente una lucha orientada en dos direcciones: contra el enemigo externo—llamáranse españoles o portugueses—y contra el poder centralista de Buenos Aires” y debido a su falta de sumisión al autoritarismo porteño sufrió permanentes embates que culminaron con la separación del Uruguay del resto de las Provincias del Río de la Plata (33). En Uruguay es considerado el padre de la Independencia nacional.

8. Se denomina así a los habitantes de la capital argentina, Buenos Aires, por su cercanía al puerto del mismo nombre.

9. Bernardino Rivadavia (1780–1845) fue nombrado en junio de 1821 Ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, a cargo del gobernador Martín Rodríguez. Ejerce una gran influencia política, que lo lleva a ser nombrado primer Presidente argentino (1826–27).

10. En agosto de 1869 Hernández ya había denunciado la falta de derechos del gaucho, como explica Sáinz de Medrano, en estos términos: “Contraste singular el que ofrece la capital con el resto de la provincia. Aquí hay garantías para la libertad del ciudadano, seguridad para su persona y bienes, y el sufragio electoral es una verdad”. Asimismo había llamado la atención sobre la arbitrariedad de las leyes, refiriéndose a la campaña: “¿Acaso la ley ha consentido que haya hijos y entenados en el mismo territorio argentino?” (Hernández 20).

11. Cabe aclarar que en sus filas, además de gauchos, también había indios y mulatos. Explica O’Donnell que ellos se incorporaban atraídos “por la confianza y el respeto por ese hombre que les proponía una epopeya en la que desempeñarían un papel crucial, tan distinto del sometimiento de la vida cotidiana. También porque recibían una paga por su compromiso, ya fuese un magro estipendio cuando era posible, o bien, cuando las circunstancias no le dejaron a Güemes otro camino para recompensar a sus fieles montoneras, a través del saqueo como último recurso” (76–77).

12. “El contexto salteño era diferente de la situación del litoral, donde los jefes fe-derales guerreaban para que Buenos Aires les permitiera aprovechar sus ventajas naturales, como sus puertos con salida a ríos que desembocaban fluidamente en el mar y que les permitían importar y exportar directamente mercaderías, tráfico que los comerciantes porteños se reservaban en exclusividad. A Güemes en cambio sólo lo movían sus convicciones patrióticas y sociales, enfrentado con los [notables] de su provincia, quienes en su gran mayoría cedían animales y pagaban impuestos a regañadientes, remisos a apoyar una guerra que consideraban ajena, que respondía a los intereses económicos del puerto, antagónicos a los suyos, basados en el secular comercio con el Alto Perú y el Perú” (O’Donnell 77).

13. La clase “notable” se siente afectada económicamente al tener que pagar impuestos para mantener la lucha de “la plebe”, que le impide comerciar libremente con Potosí, Cuzco y Lima. Declara Gorriti que “Manuel Eduardo Arias y los demás compatriotas [lo] habían vendido” a Güemes y, por eso, Olañeta había logrado emboscarlo y herirlo (Mercader 123).

14. Gorriti escribe esta novela en homenaje a su terruño después de su visita a Salta en 1886, donde rememora los días más felices de su vida teñidos del dolor producido por “el destierro, la confiscación[y] la muerte” (Efrón 208). Cabe mencionar que al llegar a Salta, ella fue recibida con un cariño especial por uno de los hijos y los nietos del caudillo Güemes.

15. En esta historia Gorriti relata su propio regreso desde Bolivia a su tierra natal, Salta (1841–42). Como Emma, la narradora de Gubi Amaya, la “eternamente bifurcada” escritora se disfrazó de hombre una vez más y usó un nombre falso para protegerse de Rosas y sus partidarios (Mercader 410). Las referencias de lugar coinciden perfectamente con la localidad de Horcones (Salta) y la estancia de los Gorriti, Miraflores, a la que la llama M …, descubriéndose así los detalles autobiográficos del mismo. El protagonista parece ser el fiel capataz de la familia, a quien todos los niños de la familia querían entrañablemente. El mismo personaje parece haber sido reintegrado a la sociedad por el mismo General Gorriti, pues pertenecía a una banda de ladrones.

16. En el relato se ficcionaliza sobre la venganza del General Gorriti a su sucio enemigo, llevada a cabo por el noble Miguel, convertido una vez más en el temible Gubi Amaya. Con el pronombre personal “él” con que se refiere a dicho misterioso personaje, podría aludirse tanto a Facundo Quiroga como a Pablo La Torre, los dos grandes enemigos que tuvieron los hermanos Gorriti.

17. El historiador argentino, Tandeter, corrobora lo narrado por Gorriti al referirse a la cría de diferentes tipos de ganado. Afirma que la “producción fue desarrollada por campesinos pastores en unidades de producción que empleaban básicamente trabajo familiar y complementariamente trabajo asalariado […] y que recurrían a diversas formas de ayuda mutua entre parientes y vecinos” (271).

18. Se puede argüir que Sarmiento distingue y clasifica los distintos tipos de gauchos, expresando que el gaucho malo es el que está siempre fuera de la ley y el que se relacionó con dichos caudillos federales. También se puede agregar que este escritor reconoce las increíbles destrezas y los profundos conocimientos del rastreador y del baqueano, así como el gran arte del payador, pero, es imprescindible agregar que los ubica fuera del marco histórico del progreso.

19. Personalmente coincido con Sáinz de Medrano en que Sarmiento “ejemplifica muy bien cómo ambas [corrientes: modernizadora y nacionalista] pueden concurrir en un mismo individuo” (Hernández 13).

20. Tandeter señala que a finales del siglo XVIII “las apetencias crecientes de las elites bonaerense y montevideana de apropiarse de las tierras y los ganados” va a afectar la colonización por parte del “sustrato campesino” (252), hecho que se agudiza notablemente en las primeras décadas del siglo XIX cuando la ganadería se encuentra “en su fase netamente expansiva” (281).

21. Existe ambigüedad en la grafía del término en la obra de Gorriti. A veces juega con el mismo y lo escribe “mas-horca” para enfatizar la violencia con que se desenvolvió dicho grupo. Lo mismo ocurre con el apellido del diabólico jefe “Alma-negra” y el nombre de su angelical hija “Clemencia”.

22. La misma Gorriti deja entrever esos defectos en sus coetáneos al referirse a la “pluma combativa” de Hernández (Mercader 258), quien escribe extensamente para atacar a Sarmiento y a Mitre por su atropello al interior y por la traición efectuada al Chacho Peñaloza, a quien asesinaron después de proponerle la paz (Pigna 278). Así como de los cambios ideológicos de Sarmiento, quien de liberal se convierte de repente en moralista al escribir sobre la relación entre Camila O’Gorman y un ex-sacerdote -Uladislao Gutiérrez (Mercader 403). Por supuesto, que en su defensa se pueda agregar que lo hace para atacar a Rosas, pero de todas maneras indirectamente es responsable del fusilamiento de aquellos amantes y del niño que estaban esperando. Ya que el “Calígula del Plata” no se quedó sin adoptar “medidas contra esas monstruosas inmoralidades”, como las llamó luego el mismo escritor sanjuanino en su famoso artículo de El Mercurio de Valparaíso (Mercader 403).

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