Don Juan antes que Tenorio: El aprendizaje teatral de José Zorrilla en Juan Dandolo

Abstract

In 1839 José Zorrilla premiered his first play, Juan Dandolo, written in collaboration with Antonio García Gutiérrez. This article analyzes aspects of this drama that prelude those in his best-known work,Don Juan Tenorio: playwriting, dramatic conception of the work, and the characterization of one of its leading men, Jacobo Dagolino.

Keywords:

• Don Juan
• playwriting
• romantic drama
• spectacle
• José Zorrilla

Notes

01. J. Lombía afirma que las deudas acumuladas por los teatros de la Cruz y el Príncipe entre 1828 y 1842 sobrepasaban los once millones de reales (91).

02. Me refiero a las críticas que aparecen en El Entreacto el 31 de marzo de 1839 (“Telégrafo literario” 2–3) y el 27 de octubre de 1839 (“Teatros de Madrid” 239–240), respectivamente.

03. Entre los nombres destacados de la compañía cabe mencionar, además de a los actores principales, que asimismo ejercen la función de dirección escénica, a Pedro López, José Guzmán, las hermanas Bárbara y Teodora Lamadrid, Teresa Baus, o el pintor y maquinista Francisco Lucini. Puede consultarse la nómina completa en El Entreacto 11 (25 abril 1839): 32. La opinión que, sobre la misma, expresa Zorrilla (Recuerdos 54) es muy favorable: “Componíanla Luna, Lombía, López, Alverá, Bárbara y Teodora, la Llorente, Lapuerta como graciosa, Azcona, Monreal y media docena de bailarinas. Luna y Bárbara eran ya actores de reputación, Azcona y la Llorente resto de las buenas compañías de Grimaldi”.

04. Así consta en los documentos del Archivo de la Villa, sección Secretaría, 3.464.32.

05. Para todo ello véase el panorama que traza Fernández Cifuentes 363–86.

06. Primera edición: Madrid: Yenes, 1839, por la que cito. Los apuntes, manuscritos, se conservan en la Biblioteca Municipal de Madrid, TEA 1–40–5.

07. Para Llorens (439), sin embargo, la simple comparación de ambas piezas resulta absurda: “Al lado de este engendro no hay por qué negar a La Conjuración el calificativo de obra maestra”.

08. Para J. Fernández Cifuentes (365) esta pieza tiene “la distinción de inaugurar en la trayectoria de Zorrilla un recurso que será tan socorrido en el resto de sus dramas como en el común del teatro romántico: la doble personalidad. Lo que en el teatro del Siglo de Oro era pura cuestión de máscara y disfraz, alude aquí, además, a problemas de la identidad moderna”.

09. En este acto, de hecho, Jacobo encarna a un personaje genuinamente zorrillesco. Como afirmaba Picoche (113–61), los héroes de Zorrilla “no son los desesperados de antes [don Alvaro, Marsilla, Manrique…]. Muy al contrario, son personas arrojadas, llenas de vida y de entusiasmo, atraídas por el placer del juego […] hasta cuando están en situaciones desesperadas”.

10. Véase por ejemplo, en el parlamento amoroso de Jacobo: “¡Oh! Nunca te amó ninguno/ con tal ciega idolatría;/ hasta el birrete Ducal/ que el mismo Dux me ofreciera,/ sin ti, amor mío, creyera/ que me sentaba muy mal” (II, 1, 30). La respuesta de Mariana no es más elaborada: “¡Oh! Y frenéticas de amor,/ hay momentos en que diéramos/ cuanto amor hallar pudiéramos,/ por un chal, por una flor” (II, 1, 31).

11. El gusto de Zorrilla por lo sobrenatural y lo fantástico se entrevé ya en esta aparición de un personaje que finge volver de la muerte a la vida, situación que, a juicio de Rubio Jiménez (23) habían popularizado las novelas góticas.