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Imágenes en disputa: rivalidades devotas contra epidemias, sequías y temblores en Santiago de Chile (siglos XVII y XVIII)

Pages 204-227 | Published online: 11 Jul 2023
 

RESUMEN

La ciudad de Santiago de Chile sufrió numerosas catástrofes desde su fundación, en 1541. Situada en uno de los lugares más sísmicos del mundo, experimentó terremotos frecuentes, pestes y sequías. En este contexto, los santos y las advocaciones marianas y cristológicas fueron vitales para sostener la moral de la ciudad. Mediante procesiones y rogativas, las imágenes se disputaban un lugar para prevenir catástrofes, consolar cuando estas asolaban la ciudad, o rogar para que cesaran. El monopolio de las imágenes mercedarias en el control de estos fenómenos dio paso, desde mediados del siglo XVII, a la injerencia de otras órdenes regulares. En este estudio se analizan los sucesivos patronazgos y relatos milagrosos rivales que surgieron en la prevención de catástrofes para la ciudad de Santiago de Chile, tanto en continuidad como en ruptura con las devociones eclesiales universales.

Agradecimiento

Se agradece la financiación de la ANID, Chile, Proyecto Fondecyt Iniciación no. 11200338.

Notes

1 ‘[A]utour des sacrements, se développent des rites, des comportements et des espérances, qui montrent à quel point le besoin de sécurité est fort dans l’Europe du début des temps modernes’ (Delumeau y Cottret Citation1996, 307).

2 Taylor Citation2010. Ver también Taylor Citation2011, donde se comentan tres textos mexicanos coloniales sobre milagros vinculados con imágenes de la Virgen María.

3 Actas del Cabildo de Santiago [en adelante ACS], 18 de julio de 1591 y 7 de agosto de 1637. En José Toribio Medina, ed., Colección historiadores de Chile y de documentos relativos a la historia nacional. Santiago de Chile: Imprenta Elzeviriana, 1897–1933.

4 El 7 de marzo de 1645, el Cabildo pidió celebrar una misa en el convento de Nuestra Señora de las Mercedes el sábado 11 de marzo y traer en procesión a San Sebastián, ‘para que pida a Nuestro Señor se sirva aplacar la peste.’ ACS, 7 de marzo de 1645.

5 Como indica Christian para el caso de Castilla hacia 1575, ‘because they needed help so badly, they were relatively flexible and open to new options’ (Citation1981, 22).

6 Archivo de la Provincia Mercedaria de Chile [en adelante, APMCh], ‘Libro de visitas (1676–1701),’ Inventario de 1676.

7 ACS, 15 de octubre de 1649.

8 Este fenómeno es también recurrente en la Península Ibérica; ver Christian Citation1981, 22.

9 ACS, 15 de octubre de 1649.

10 ACS, 22 de noviembre de 1652.

11 ‘But everyone, especially town officials, knew that it was a collective responsibility going back in time and ahead into the future to observe the sacred contracts, and that dire consequences could follow lapses’ (Christian Citation1981, 22).

12 ACS, 17 de marzo de 1705.

13 APMCh, ‘Libro de visitas, Convento Grande (1714–1843),’ Inventario de 1714, f. 4v.

14 Desde al menos 1617, cada viernes se celebraba una misa por los cofrades (ACS, 11 de agosto de 1617). Entre 1617 y 1642, las actas reportan sucesivas decadencias de la cofradía, sobre todo una ‘disminución de la cofradía por no acudir los que tiene obligación’ (ACS, 15 de abril de 1642), pero vuelve a estar vigente tras el terremoto de 1647.

15 Es llamativo que la Cofradía de la Veracruz de Santiago no pudiera acceder a un lignum crucis, una reliquia relativamente común en la ciudad para la época; ver Schenke Citation2021.

16 Ver otros casos de imágenes atribuidas a dones reales o imperiales en Schrader Citation2010.

17 ACS, 7 de abril de 1660.

18 ACS, 9 de noviembre de 1663.

19 ACS, 9 de agosto 1969 y 8 de marzo de 1670.

20 ACS, 22 de mayo 1743.

21 De la imagen, sólo se habría traído ‘rostro y manos, pues, el busto, que hoy tiene, es obra del siglo pasado; el P. Fr. Clodomiro Henríquez fue quien mandó a hacer ese busto y en él se colocaron las manos y el rostro de la imagen’ (Gazulla Citation1918, 239–40). Por lo tanto, la imagen no era de talla completa o bulto, sino que tenía talladas y policromadas las manos y la cara, y el cuerpo compuesto por una armazón de madera, destinada a taparse con vestidos. Según los inventarios mercedarios, la imagen de la Virgen portaba al Niño, lo que no corresponde a la iconografía de la Misericordia medieval. Sin embargo, no queda claro si la imagen se exhibía siempre en el altar mayor acompañada del Niño, o si ello sólo ocurría durante las procesiones o fiestas, puesto que se la describe como ‘Un bulto de Nra. Santisima Madre de Dios de las Mercedes; su niño Jesús tiene el gobernador Dn. Gaspar de Ahumada.’ APMCh, ‘Libro de visitas (1676–1701),’ Inventario de 1676, f. 4v.

22 Relato del escribano Diego Rutal registrado en ACS, 19 de agosto de 1636.

23 ACS, 12 de mayo de 1629; 19 de agosto de 1636, y 10 de julio de 1643, respectivamente.

24 ACS, 14 de diciembre de 1693.

25 ACS, 21 de mayo, 1765.

26 ACS, 20 de junio de 1725. En 1612, el Cabildo había pedido que se celebrara la fiesta del Ángel de la Guarda en la ciudad, ‘como lo ha pedido el obispo.’ No existen, sin embargo, a nuestro conocimiento, registros posteriores sobre esta fiesta (Archivo del Arzobispado de Santiago, Fondo Gobierno, vol.57, Reales Cédulas y otros documentos 1603–1674, y ACS, 19 de febrero de 1612). La devoción al Ángel de la Guarda surgió a comienzos del siglo XVI y es una variación a la de San Rafael, puesto que el arcángel guía al niño Tobías en el Antiguo Testamento (Libro de Tobit, 5:4) (Réau Citation2000a, 77).

27 Los mercedarios adoptaron como patrona a la Virgen de la Merced, siguiendo el modelo iconográfico medieval de la Virgen de Misericordia que ampara bajo su manto a numerosos personajes situados en el registro de tierra, quienes imploran arrodillados por su protección. El manto extendido marca la impronta protectora de la orden de la Merced que, en tiempos de peste, se transformaba en escudo que repelía las flechas del castigo divino lanzadas por el propio Jesucristo. De acuerdo a su iconografía medieval, se trata de una Virgen de pie, sin el Niño y desproporcionadamente grande en relación con quienes protege (Réau Citation2000b, 121–29).

28 Ver Palacios Roa Citation2014.

29 Por un juego de palabras, en Francia se lo consideraba curador de los mareos (seguramente a raíz del verbo ‘tourner’) y también del ganado ovino aquejado de una enfermedad llamada ‘tournis.’ San Pedro le habría encargado evangelizar las Galias, donde sería martirizado en 250 bajo el imperio de Antonino, en Tolosa. Su culto fue muy popular en esta ciudad y en todo el sur de Francia, difundiéndose a las regiones de Navarra y Asturias (Réau Citation2000c, 189–90).

30 Recurrir al azar para la elección de un santo patrón responde a una práctica común en la Península Ibérica, como lo atestigua Christian: ‘In Secuéllamos (Ciudad Real) a lottery was held among the doctors of the church to choose the saint for a vow against locusts and vine worms’ (Citation1981, 44). Por otra parte, la descripción de aquel terremoto se halla en la ‘Carta de Pedro Feyjoo al licenciado Calderón,’ 28 de diciembre de 1575, Biblioteca Nacional de Chile, Biblioteca Americana José Toribio Medina, Manuscritos, vol. 88, pieza 1215.

31 San Saturnino no fue, finalmente, invocado contra la langosta, sino San Agustín, en sesión del 16 de septiembre de 1596. La fiesta debía guardarse intra muros y hacer procesión que fuese de la catedral a la iglesia de San Agustín el día siguiente a la fiesta de San Nicolás Tolentino. Se pedía que participaran los habitantes de la zona rural anexa a Santiago: ‘los curas, desde dos leguas a la redonda, debían venir con los indios con las cruces o pendones de sus parcialidades a oír los divinos oficios y a acompañar la procesión.’ Más tarde, ambos Cabildos votarían a San Lázaro como tutelar contra la langosta, con procesión que iría desde la catedral hasta San Agustín (Medina Citation1952, 231–32). En Santiago, una plaga de estos insectos asoló los campos y las viñas en diciembre de 1604 y 1605. Para entonces, se organizaron algunas medidas prácticas y también se pidió al obispo que saliera ‘a maldecir la langosta’ para ‘aplacar la ira de Nuestro Señor’ (ACS, 17 y 24 de diciembre de 1604). En 1605, se asignaron 150 pesos de oro para pagar a operarios que mataran langostas en chacras y viñas y se pidió también ‘que se hicieran devociones para que cese la plaga’ y para ‘el buen suceso de la guerra’ (ACS, 2 de diciembre de 1605). Sin embargo, cabe notar que en Santiago no se adoptó el santo que, desde el siglo XVI en España, estaba especializado en esta plaga: San Gregorio Ostiense. Obispo de Ostia y predicador en Navarra, solía conjurar estos animales con la señal de la cruz. Más tarde, su cráneo, como talismán antipestoso, circulaba en un coche costeado por la Corona por los campos de todo el reino, hasta Sevilla y Extremadura, y la reliquia se remojaba en un agua que regaba las praderas a modo de insecticida. Ver, para un caso específico, Aponte Marín Citation1989.

32 ‘Juan de Lezana, cantero, se ha ofrecido a hacer un pilar para la fuente que se trae a esta ciudad, junto a San Saturnino, a la entrada desta ciudad en la parte que por este dicho Cabildo le fuere señalado,’ ACS, 17 de marzo de 1578.

33 ACS, 9 de agosto de 1607 y 30 de octubre de 1609, respectivamente.

34 ACS, 7 de septiembre de 1620 y 24 de noviembre de 1623.

35 ACS, 24 de noviembre de 1634 y 30 de enero de 1643, respectivamente. En esta última, se lee: ‘Los 160 pesos que restituyó el doctor Varela, el Obispo los quiere aplicar a la catedral, se acordó que le supliquen que vuelva a la obra de la capilla de San Saturnino.’ A pesar de ser un santo oficial del Cabildo, durante todo el siglo XVII y hasta comienzos del XVIII, la ermita estuvo en permanente reparación y reconstrucción. Las últimas noticias sobre esta necesidad de ‘reparar y aliñar la capilla de San Saturnino’ se encuentran en las sesiones de las ACS, 6 de septiembre de 1709 y 18 de julio de 1710.

36 ACS, 7 de septiembre de 1643.

37 Carta de la Real Audiencia de Chile sobre el terremoto del 13 de mayo de 1647, en Montessus de Ballore Citation1913, 4:44.

38 Gaspar de Villarroel, Relación del terremoto que asoló la ciudad de Santiago de Chile, en los reynos del Perú … (9 de junio de 1647) (en Zaldumbide Citation1960, 448). Este documento corresponde a la ‘Carta del obispo de Santiago, Fr. Gaspar de Villarroel a García de Haro y Avellaneda, Presidente del Consejo de Indias. Santiago, 9 de junio de 1647,’ publicada originalmente en Gaspar de Villarroel Citation1656Citation1657, vol. 2.

39 ‘Pedro de Figueroa vino a esta provincia de secretario del Padre Diego de Castro en 1604, y después de haber desempeñado toda clase de oficios, en 1620, regresó a Lima. Fue el autor del Señor de Mayo y por sus virtudes fue uno de los religiosos más notables en el Perú y Chile’ (Maturana Citation1904 1:834). La idea del escultor autodidacta la repite Miguel de Olivares: ‘el reverendo padre predicador frai Pedro de Figueroa […] hizo, sin saber de escultura, imájenes de Cristo, ya orando en el huerto, y reo ante Pilatos, ya azotado en la columna, tan propias y perfectas que era admiración. En lo que se vió que si, como dijo el otro, el amor es poeta, también es pintor. […] Pero la imájen que sacó más excelente fué la de Cristo crucificado, que es de cuerpo entero y de admirable majestad, a la cual llaman el Señor de Mayo’ (Olivares [c.1750] Citation1864, 4:296.

40 Según las leyendas surgidas durante la crisis iconoclasta en Constantinopla (entre los años 717–741 y 814–843), los íconos más célebres de la ciudad eran aquiropoetas: representaciones auténticas de Cristo impresas automáticamente por el contacto físico del Hijo de Dios sobre una superficie, o retratos de la Virgen María; ver Belting Citation1998.

41 Archivo General de la Orden de San Agustín (Roma), Notitiae Provinciae Chilensis, vol. Aa50 (1), ‘Carta al Padre Maluenda a Roma del Prior Provincial de Chile Joan de Toromazote, Lima, 25 de julio de 1648,’ s.f. Agradezco esta fuente al profesor Dr. Jaime Valenzuela Márquez.

42 Desde 1648, las celebraciones que se asignaban entre distintos vecinos eran: San Sebastián, San Lázaro, San Saturnino, Nuestra Señora de la Victoria, San Antonio, Santa Isabel, Santiago, San Lucas, la Veracruz, y el Señor de 13 de mayo. Ver, por ejemplo, ACS, 7 de enero de 1667.

43 ‘Letras annuas de la V. Provincia del Reino de Chile desde el año de mil y seiscientos y quarenta y siete hasta el presente de 1648,’ Archivum Romanum, Societatis Iesu, ‘Provincia Chilensis’ [en adelante, ARSI.PCh], vol. 6, fs.204–18v. Estas cartas, inéditas, serán próximamente publicadas en Jaime Valenzuela Márquez, ed., Cartas annuas de los Jesuitas de Chile a Roma, 1615–1690.

44 ARSI.PCh, vol. 6, 1647–1648, f. 208r/v.

45 ARSI.PCh, vol. 6, 1647–1648, f. 208v.

46 ARSI.PCh, vol. 6, 1647–1648, fs. 208v–9.

47 ARSI.PCh, vol. 6, 1647–1648, fs. 208v–9

48 ‘Todos quienes se refirieron al terremoto y a las calamidades que le sucedieron adscribieron a la interpretación común en la época, que veía en estas manifestaciones destructivas de la naturaleza una muestra de la “cólera de Dios”, colmada su paciencia frente a los pecados de los hombres y mujeres de este reino’ (Valenzuela Márquez Citation2007, 44–45). El tema de la ira divina y sus manifestaciones ha sido sustancial a las tradiciones judía y cristiana desde muy temprano. Lactancio, escritor paleocristiano del siglo III, discute las muestras de la ira de Dios contra los hombres pecadores relatadas en la Biblia y la posibilidad divina de tal sentimiento, si se considera que la impasibilidad es característica de Dios (Lactance Citation1982). En relación al terremoto, ver también Onetto Pavez Citation2007.

49 ARSI.PCh, vol. 6, 1647–1648, f. 212.

50 ARSI.PCh, vol. 6, 1647–1648, f. 211v.

51 Villarroel Citation1656Citation1657, tomo 1, q.1, art. 5, núms. 1 y 2. ‘Una letanía, que su Señoria ill[ustrissi]ma compuso en acción de gracias, se ha dado a la estampa ordenando en ella los mejores epítetos, que le dicto su afición, fundados en la portentosa vida del glorioso Apostol: varias ostentaciones ha hecho aqueste príncipe de su aquilatado amor con el santo protector.’ ARSI.PCh, vol. 6, 1647–1648, f. 211v.

52 ARSI.PCh, vol. 6, 1647–1648, f. 212v.

53 ACS, 10 de marzo 1705.

54 ARSI.PCh, vol. 6, 1647–1648, f. 212v.

55 Villarroel Citation1656Citation1657, 2:586 (citado en Maturana Citation1904, 1:475).

56 ACS, 8 de mayo de 1648.

57 ANH, escritura del 23 de marzo de 1672 (citado en Maturana Citation1904, 1:740).

58 El acontecimiento telúrico que motivó la devoción al Cristo de Mayo tuvo lugar en 1647, por lo tanto, precede a las devociones temáticamente afines del Señor de los Temblores limeño y del Taitacha temblores cusqueño, que surgen tras los sismos de 1650 y 1655, respectivamente. Aunque materialmente los cultos a estas imágenes peruanas ya estaban arraigados, la asociación con los temblores sólo se estableció ex post. Tras el terremoto de 1655 en el Cusco, un crucificado cumplió un rol similar al del Cristo de Mayo. Se trata del ‘Señor de los Temblores’ o ‘Taitacha Timplures,’ según un neologismo quechua, una versión local del Cristo de Burgos en madera ennegrecida. El ‘Señor de los Milagros,’ en cambio, es un Cristo pintado en el contexto de una representación de un calvario, y venerado en el santuario del Convento de las Monjas Descalzas de Lima. Ver Rostworowski Citation1992; Mujica Pinilla Citation2016.

59 ACS, 7 de abril de 1648.

60 ACS, 4 de febrero de 1656.

61 ACS, 15 de julio de 1690 y 3 de noviembre de 1696.

62 ACS, 15 de mayo 1705.

63 ACS, 22 de agosto de 1730.

64 Así lo atestigua también una petición, emanada de Madrid, para fundar un monasterio de religiosas mercedarias en 1737, ‘por la especial devoción que en aquella ciudad se profesa a Nuestra Señora de las Mercedes, por los grandes beneficios experimentados en el temblor del año treinta, en cuya retribución la juró la audiencia por especial patrona y protectora suya.’ AAS, Fondo Secretaría [en adelante, AAS.FS], vol. 106, t. IIIb, Letras apostólicas … ‘Vista del fiscal de Madrid sobre el proyecto anterior de formación de un monasterio de religiosas mercedarias,’ 19 de enero de 1737, f. 804.

65 ‘Carta de Alonso del Pozo y Silva al rey, Santiago, 20 de febrero de 1730,’ en Gay Citation1852, 483–84.

66 ACS, 21 de marzo de 1768.

67 AAS, Fondo Provisor, Expediente 377, Administración de la Cofradía del Señor de la Agonía del Convento de San Agustín, f. 27. Estos recibos se pueden consultar en el mismo expediente, fs.6 y ss.

68 AAS, Fondo Provisor, Expediente 377, Administración de la Cofradía del Señor de la Agonía del Convento de San Agustín, f. 1.

69 AAS.FS, vol. 2, Reales cédulas 1780–1799, fs.121–26.

70 AAS.FS, vol. 2, Reales cédulas 1780–1799, fs.121–25.

71 APSA, Archivo de la Orden Tercera, ‘Libro de su establecimiento y gracias espirituales’ (citado en Maturana Citation1904, 2:500–2).

Additional information

Notes on contributors

Josefina Schenke

Josefina Schenke (Doctora en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile, 2015) es Directora Académica del Magíster en Historia del Arte y del Diplomado en Curaduría de la Universidad Adolfo Ibáñez y forma parte del Centro de Estudios del Patrimonio (CEPA, UAI). Su objeto de estudio abarca los procesos de configuración, iconografía, recepción, circulación y narrativa en torno a objetos vinculados con prácticas cristianas durante el período colonial y temprano republicano en Chile. En este sentido, interesan especialmente las reliquias y relicarios como objetos relacionados tanto a la corporalidad humana como a la encarnación de lo santo y a las expectativas frente a la materialidad milagrosa; los espacios y estructuras que acogen prácticas piadosas y los lugares devotos y políticos que ocupan las órdenes religiosas regulares asentadas en territorios coloniales americanos, y los prodigios y leyendas elaboradas en torno a objetos reputados milagrosos. Ha contribuido en varios proyectos de investigación relacionados con objetos coloniales, participando en 2018 en la curaduría de la exposición, ‘En nombre de los santos: imaginería virreinal y devoción privada’ de esculturas en madera policromada de pequeño formato de la colección Joaquín Gandarillas Infante, conservada por la Pontificia Universidad Católica de Chile y expuesta en el Centro de Extensión de la misma universidad.

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