Resumen
Evidencias recientes sugieren la posible relación de estructuras cerebrales concretas con algunas características del procesamiento cognitivo en la adolescencia. La maduración de porciones de los lóbulos frontales y su relación con circuitos y estructuras cerebrales como, por ejemplo, el sistema límbico, asociado a la experiencia y expresión emocional, o los ganglios basales, a su vez implicados en la regulación de la actividad motora, podrían ser los responsables de la impulsividad, el descontrol emocional, la proclividad a la aparición de conductas adictivas, los desórdenes afectivos, la esquizofrenia, la personalidad antisocial, etc., que pueden presentarse en esta etapa del desarrollo. Diferencias sutiles neuroanatómicas y funcionales entre ambos sexos podrían estar implicadas en la mayor predisposición masculina a las conductas de riesgo. Dado el papel fundamental de la experiencia en la maduración cerebral programada desde el genotipo del individuo, especialmente en momentos específicos del desarrollo cerebral—los conocidos como “períodos críticos del desarrollo”—parece necesario, tanto avanzar en el conocimiento de las bases neurobiológicas del desarrollo cognitivo en la adolescencia, como precisar “el modo” en el que la experiencia afecta al desarrollo de estas estructuras y circuitos, especialmente en aquellos implicados en la adquisición de normas éticas de conducta.
Abstract
Recent data suggest the existence of clear interactions between specific brain structures and some characteristics of cognitive processing in adolescence. Maturation of parts of the frontal lobes and its relationship to precise brain structures and circuits—for example, the limbic system associated with experience and emotions, or basal forebrain structures involved in regulating motor activity—could be responsible for behaviours such as, impulsiveness, lack of emotional control, proclivity to gambling behaviour or drug addictions, affective disorders, schizophrenia, antisocial personality, etc., that may emerge at this stage of development. Subtle neuroanatomical and functional differences between men and women could be responsible for a greater male predisposition to risk behaviours. Given the critical role of experience on the brain's maturation, programmed from the individual's genotype, particularly at specific times of cerebral development—known as “sensitive developmental periods or windows”—there is the need to advance current knowledge on the neurobiological basis of cognitive development in adolescence, as well as to be able to explain the way that experience affects the development of these structures and circuits, mainly in those involved in acquiring ethical principles of behavior.