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Sobre la “internacionalización” de la literatura latinoamericana: El retorno de los exiliados antifascistas a la RDA y su función mediadora

RESUMEN

La historia de la literatura latinoamericana más difundida sostiene que el boom, en los años 60, constituye el momento de su irrupción en los circuitos internacionales. La proyección de esta idea en Alemania afirma que es la editorial Suhrkamp, recién en los años 70 y desde Occidente, la principal responsable de la divulgación de la literatura latinoamericana en el territorio de habla alemana. Frente a estos planteos, en este artículo se argumenta que los exiliados antifascistas que retornaron, fundamentalmente, a la RDA fueron mediadores decisivos que ya en los años 40 se dieron a la tarea de dar a conocer la literatura latinoamericana en el mundo germanohablante y, por extensión, en el dominio internacional.

Abstract

The most widespread version of the history of Latin American literature maintains that the Boom, in the 1960s, was the moment of its irruption onto the international stage. According to this idea, it was not until the 1970s that Suhrkamp publishing house became the main promoter of Latin American literature in the German-speaking world. In response to these claims, this article argues that the anti-fascist exiles who returned mainly to the GDR were decisive mediators who, as early as the 1940s, took on the task of making Latin American literature known in the German-speaking world and, by extension, in the international arena.

Planteo

Señala Hans-Otto Dill que “Toda consideración acerca de la recepción alemana de literatura latinoamericana en la segunda mitad del siglo XX debe partir de la existencia de dos sistemas sociales con políticas editoriales diferentes” (2009, 43).Footnote1 El desdoblamiento de Alemania durante la Guerra Fría y sus implicancias para la recepción de literaturas extranjeras son, sin embargo, fenómenos a los que la investigación les ha prestado escasa atención.Footnote2 Las afirmaciones más generalizadas relativas a la circulación y recepción de literatura latinoamericana en territorio de habla alemana suelen estar centradas en datos y evidencias de la República Federal Alemana (RFA) y tienden a desatender lo sucedido al otro lado del Muro, en la República Democrática (RDA). El hecho histórico conocido como reunificación alemana (deutsche Wiedervereinigung), iluminado desde una perspectiva alternativa a la hoy hegemónica, podría ser considerado un proceso de anexión política, material y simbólica que acarreó una elisión de las memorias culturales de la RDA en tanto orden sociopolítico que desde su desaparición en 1990 fue rediseñado bajo rúbrica occidental.

Lejos de cualquier apología, este trabajo procura discutir la historización de la literatura latinoamericana en Alemania más difundida y algunos de sus topoi más frecuentes; por lo pronto, el que le asigna a la industria editorial de Alemania occidental un carácter preponderante o pionero. En la misma línea argumentativa, estas páginas, mediante el relevamiento de cierta actividad crítica y editorial de la RDA, intentarán problematizar el postulado que caracteriza al fenómeno popularizado como boom como la instancia histórica fundacional y por antonomasia en la “internacionalización” (Donoso Citation1972, 18–19) de la literatura latinoamericana. En este sentido, los desarrollos que voy a exponer a continuación se hacen eco del reclamo que, de acuerdo con su autora, Doris Sommer, motivó el hoy no menos que clásico Foundational Fictions (1991). En sus palabras:

When Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, and Julio Cortázar, among others, apparently burst onto the world literary scene in the 1960s, they told us categorically and repeatedly how little there was worth reading in earlier Latin American fiction. Only now, they said, was the continent gaining cultural independence by Calibanizing the range of European traditions, mere raw material in purposefully naive American hands. Content, perhaps, with this vindication of our scant information about Latin America, an English-language public hardly suspected the Boom’s substantial pre-texts: a whole canon of great novels that elicited disingenuous dismissal by writers who anxiously claimed to be literary orphans at home, free to apprentice themselves abroad. This book is written for that unsuspecting public, and also for a generation of Latin Americans who, with justified enthusiasm for the Boom, may have taken the dismissal too literally.Footnote3 (1991, 1)

De acuerdo con el relato hegemónico, acuñado y difundido por los mismos protagonistas del boom, la literatura latinoamericana anterior a 1960, al Premio Formentor otorgado a Jorge Luis Borges y al Biblioteca Breve, a Mario Vargas Llosa, no habría recibido atención internacional —ni la habría merecido— por el rezago de sus técnicas y su consecuente incapacidad para interpelar públicos (metropolitanos) mejor adiestrados en la tradición de la novela moderna.Footnote4 La proyección de este postulado en Alemania sostiene que habría sido Suhrkamp, desde Frankfurt am Main, con Sigfriend Unseld como editor general y, en particular, a partir de 1974 con Michi Strausfeld a cargo de un programa específico, la primera editorial en haber asumido, como un proyecto orgánico, la promoción de la literatura latinoamericana en el territorio de habla alemana.Footnote5

La hipótesis sobre la que se apoyan las próximas páginas puede ser postulada como una suerte de contrarrelato o relato alternativo (y complementario) cuyo eje son los exiliados alemanes que, con el fin del régimen nacionalsocialista en 1945, comenzaron paulatinamente a retornar de América Latina e instalarse en particular en la RDA. Así, ya en el contexto de la más inmediata Posguerra, estos exiliados habrían asumido la tarea de dar a conocer en el territorio de su lengua nativa la literatura latinoamericana con la que habían entrado en contacto durante su exilio. Empujados ante todo por el azar trágico de las circunstancias históricas, sin habérselo propuesto se habrían convertido en verdaderos mediadores o gatekeepers que, desde diferentes posiciones en el campo, habrían contribuido decisivamente a la internacionalización de la literatura latinoamericana. De ser acertada, de esta hipótesis se desprenderían dos conclusiones no desestimables para una historización alternativa y, acaso, más objetiva de los avatares de la literatura latinoamericana: la primera es que el peso del boom, junto con sus dispositivos y agentes más conspicuos, en lo que respecta a su caracterización como momento bautismal debe ser relativizado; la segunda, que la RDA y su aparato editorial, aunque en efecto hayan existido razones políticas y el recorte haya sido, por lo tanto, sesgado, desempeñaron una función significativa y pionera en la internacionalización de la literatura latinoamericana, incluida la novela.

El exilio

El exilio latinoamericano de escritores e intelectuales durante el período de hegemonía nacionalsocialista está relativamente bien documentado en diferentes estudios.Footnote6 Menos investigaciones se pueden encontrar sobre su retorno o el restablecimiento de lazos con el mundo de habla alemana y sus instituciones en la inmediata Posguerra. Entre los que regresaron a la RFA, Suiza o Austria, destacan Gustav Regler, que vuelve a Alemania occidental en 1949 desde México; Curt Meyer-Clason, quien se establece en Múnich al llegar de Brasil en 1955; y Albert Theile y Paul Mayer, que lo hacen en Suiza en 1952 al volver desde ChileFootnote7 y en 1955, desde México, respectivamente. Mariana Frenk-Westheim, que había llegado a México en 1930 y que sería reconocida como la traductora de Juan Rulfo, Paul Westheim, que llegó al mismo país en 1941, y Udo Rukser, establecido en Chile y conocido por sus pioneros estudios sobre recepción Goethe in der hispanischen Welt (1958) (Goethe en el mundo hispánico) y Nietzsche in der Hispania (1962) (Nietzsche en la Hispania), harían de América Latina su lugar de residencia permanente.Footnote8 Sin desconocer la función mediadora que asumieron todas estas figuras, en esta contribución voy a concentrar la atención en los escritores e intelectuales que regresaron a Alemania y que, por sus convicciones políticas, se establecieron en el territorio que, bajo influencia soviética, se perfilaría como la RDA. Entre ellos cuentan: Erich y Katja Arendt, Ludwig Renn, Kurt Stern, Alexander Abusch, Bodo Uhse, Anna Seghers, Walter Janka y Walter y Lene Klein. Estos últimos retornarían de Chile en 1955 y ella se convertiría en la traductora de, entre otros, Miguel Ángel Asturias.

El perfil progresista y la solidaridad internacional con el movimiento antifascista de los gobiernos de Lázaro Cárdenas (1934–40) y Manuel Ávila Camacho (1940–46) fueron las principales razones que convirtieron a México en un país privilegiado para la acogida de exiliados, primero, antifranquistas y, después, alemanes opositores al régimen nacionalsocialista. También la resistencia de Estados Unidos a acoger refugiados comunistas fue decisiva para que muchos desistieran del país del norte y, en su lugar, encontraran en México un lugar de resguardo. Desde principios de 1939 los republicanos y afines comienzan a huir de España con destino a México vía Francia. Fundan, así, una suerte de corredor para el exilio que meses más tarde, con la ocupación en etapas de Francia por parte de la Alemania nazi, aprovecharían varios de los refugiados alemanes que, en casos como el de Erich Arendt, el de Uhse, el de Renn y el de Regler, habían militado en las filas de las Brigadas Internacionales.

Clave para el diseño e implementación de esta ruta de fuga fue el consulado general de México a cargo de Gilberto Bosques desde comienzos de 1939.Footnote9 Hacia mediados de 1940, después de la ocupación de París por parte del ejército alemán, el consulado mexicano se trasladó a Marsella desde donde operaría hasta que México le declarara la guerra al Eje, Bosques fuera detenido y trasladado a Alemania y esta última avanzara con la ocupación total de Francia en noviembre de 1942. Durante este período, no sin complicaciones y demoras, como la que implicaba conseguir visas para los puertos de paso, varios alemanes perseguidos, como Walter Janka y Anna Seghers, quienes en casos venían de pasar una temporada de confinamiento en el campo de concentración de Le Vernet, lograron, vía el campo para internados de Les Milles, embarcarse en Marsella con destino a México. Allí serían recibidos por los exiliados que los habían antecedido y por las redes de solidaridad antifascista, donde se destacaría la función del líder sindical Vicente Lombardo Toledano.Footnote10

Anota Benedikt Behrens que el consulado a cargo de Bosques “cumplió para los refugiados la función invaluable de ser un puesto de coordinación para la organización de la huida en un país completamente ajeno, y abiertamente atendió a cada uno de los refugiados y sus problemas específicos de una manera personal y no burocrática” (2003, 163). Independientemente de cuál haya sido el efectivo nivel de exigencias burocráticas para el acceso a ese vital traslado a tierras mexicanas —algo que discute Daniela Gleizer en el artículo ya mencionado—, lo cierto es que la Ciudad de México —a nivel mundial solo antecedida por Moscú (véase Zogbaum Citation2005)— se convirtió en un importante centro de recepción de exiliados alemanes, particularmente comunistas y simpatizantes. La mayoría de ellos no tenía conocimientos de castellano ni vínculos previos con América Latina en general, de modo que cabe decir que encontraron en México un destino por condicionamientos históricos contingentes. Esto explica que, solo una vez establecidos y afianzado el exilio, los refugiados alemanes hayan comenzado progresivamente a sentirse cómodos con la lengua y las culturas vernáculas. Anna Seghers, por ejemplo, después de haber pasado por un período de adaptación, recién comenzaría a escribir regularmente sobre México y el Caribe una vez establecida en la RDA (véase Michaels Citation2012, 27; Stephan Citation1993). Ocurre que, una vez clausurada la opción de Francia con la ocupación alemana, los exiliados tanto españoles como alemanes encontraron una ocasional ruta de huida determinada por la empatía ideológica del Gobierno mexicano con las luchas antifascistas. México se convirtió, así, en un destino deseado, pero no siempre alcanzado. Renn y Uhse seguirían esa ruta después de cruzar EE. UU., al igual que Gertrude Duby-Blom y el pintor Wolfgang Paalen, con una escala previa en Inglaterra. Seghers y Janka lo harían a través del consulado de Marsella. El azar de un contexto en extremo convulso determinaría, en cambio, que Erich y Katja Arendt no llegaran a México sino a Colombia: en uno de los campos de concentración en los que estuvo internado en Francia, Erich conoció al cocinero del cónsul colombiano, quien, debido a que el traslado del primero a México se venía postergando y el riesgo de vida asociado iba en aumento, le facilitaría la llegada al cónsul y el acceso a visas para Colombia para él y su mujer.Footnote11

Principalmente en México, pero también en otros países de América Latina, los exiliados se asociaron, crearon redes de solidaridad y órganos de propaganda antifascista. Pero no solo eso, también se convirtieron en activos mediadores, primero, en tanto difusores de las literaturas y culturas de lengua alemana en América Latina y, luego, a su retorno, como importadores de literaturas, culturas e imágenes de América Latina hacia el mundo germanohablante. Publicada en Chile entre 1943 y 1946, las Deutsche Blätter —de acuerdo con Horst Nitschack, “la revista alemana de exilio más importante” (2010, 1)— fue un verdadero laboratorio de traducción cultural donde es posible encontrar traducciones pioneras de Borges, Gabriela Mistral, Francisco Pimentel (Job Pim) y Pablo Neruda al alemán, junto con traducciones u originales de Thomas Mann, Hermann Hesse, Paul Zech, Stefan George, Stefan Zweig o Carl G. Jung.Footnote12

Con la llegada de numerosos exiliados y la aprobación estatal para la libre asociación y expresión, la Ciudad de México se consolidó como un importante centro de operaciones donde confluyeron varias iniciativas político-culturales. Ya desde fines de 1937, y hasta mediados de 1942, estuvo activa la Liga Procultura Alemana, la primera asociación de antifascistas fundada, por iniciativa de Ernst Toller, por los todavía pocos migrantes y refugiados establecidos en México antes de 1939.

Con el arribo de los grandes contingentes movilizados por la derrota republicana en España y la ocupación de Francia, nuevas figuras ganan protagonismo en los círculos de exiliados y la Liga sería reemplazada por la enérgica ramificación mexicana del Bewegung Freies Deutschland (Movimiento Alemania Libre), que, a su vez, promovería la propagación de la organización por toda América Latina hasta cristalizar en el Comité Latinoamericano de los Alemanes Libres en febrero de 1943. Sin entrar en detalles,Footnote13 un escueto resumen de las actividades de esta asociación resulta, sin embargo, significativo porque permite comprender mejor la posterior refundación y (re)estructuración del campo literario e intelectual en la futura RDA. El Movimiento Alemania Libre de México queda oficialmente constituido con Renn como presidente en enero de 1942, pero ya desde noviembre del año anterior aparecía la publicación mensual Freies Deutschland como una iniciativa colectiva de los exiliados antifascistas.

Sin disponer de recursos económicos ni acceso a una imprenta, los exiliados idearon un programa de conferencias para turistas estadounidenses de donde obtuvieron algunos fondos para poner en marcha el proyecto. El primer jefe de redacción de la revista fue el escritor austríaco Bruno Frei, a quien le sucedería Alexander Abusch, que, entre 1958 y 1961, sería Ministro de Cultura de la RDA. El redactor literario durante todos los números sería Uhse, secundado, sucesivamente, por Rudolf Feistmann —futuro jefe de redacción de Neues Deutschland (Nueva Alemania) en la RDA—, Frei y Kurt Stern, quien en la RDA se destacaría como escritor, traductor del francés, guionista de cine y miembro directivo del Kulturbund zur demokratischen Erneuerung Deutschlands (Asociación cultural para la renovación democrática de Alemania). También Walter Janka —quien, como veremos más adelante, protagonizó diferentes escenas literario-políticas de la RDA— sería un miembro activo de la redacción.

Además de los establecidos en México, en Freies Deutschland colaborarían otros escritores exiliados que, como Mascha Kaléko, Paul Zech, Erich Arendt y Heinrich y Thomas Mann, se encontraban en diferentes países, con lo que la publicación tomaría la forma de un punto de articulación material de una vasta red intelectual que, luego, se traduciría en el importante capital social que también portarían quienes retornaron a la RDA.

Junto con la revista, cuyo último número apareció en 1946, cabe mencionar el Heinrich-Heine-Klub y la editorial El Libro Libre. Entre 1941 y 1946 el Club organizó sesenta y ocho eventos culturales en la Ciudad de México, la mayoría de ellos sobre temas literarios y artísticos y con una participación de público de alrededor de doscientas personas hasta llegar, incluso, a ochocientas. Con algunas variaciones menores en el tiempo, la directiva del Club estuvo conformada por Seghers, como presidenta, Egon Erwin Kisch, como vicepresidente, Kurt Stern, como secretario, y, como parte de la junta, Janka, Paul Mayer, Rudolf Feistmann y Uhse, entre otros. En 1942, la dirección del Movimiento decide reforzar la labor editorial con la fundación de El Libro Libre, donde habrían de aparecer los títulos más importantes del exilio alemán. La conducción de este emprendimiento quedaría a cargo de Janka, como director, con la asistencia de Kisch, Renn, André Simone (Otto Katz), Seghers, el escritor austríaco Leo Katz y Uhse, como miembros del consejo literario. A esta editorial se le debe una serie de relevantes publicaciones que, en casos, serían reeditadas más tarde por la editorial Aufbau en la RDA. Entre ellas, se puede mencionar Marktplatz der Sensationen (1942) (Mercado de sensaciones) y Entdeckungen in Mexiko (1945) (Descubrimientos en México), de Kisch; Das siebte Kreuz (1943) (traducido como La séptima cruz), de Seghers; El Libro negro del terror nazi en Europa: Testimonios de escritores y artistas de 16 naciones (1943); Lidice (1943), de Heinrich Mann; Leutnant Bertram (1944) (Subteniente Bertram), de Uhse; Deutschland: Sein oder Nichtsein? Von Weimar zu Hitler (1944) (Alemania: ¿Ser o no ser? De Weimar a Hitler) y la segunda parte Das 3: Reich und sein End (1945) (El Tercer Reich y su final), de Paul Merker; Johann Wolfgang von Goethe (1944), de Vicente Lombardo Toledano, en traducción de Uhse; Exil (1944), de Paul Mayer; Adel im Untergang (1944) (Nobleza en decadencia), de Renn; y Vicente Lombardo Toledano. Un hombre de América (1944), de Simone.

El retorno

Interesa, entonces, cómo los escritores e intelectuales alemanes que retornaron a la RDA invierten el capital social, cultural e incluso técnico adquirido en el exilio para promover la literatura con la que entraron en contacto más o menos directo durante su estancia en América Latina. A diferencia de lo que sucede con el exilio propiamente dicho, el retorno y en particular lo que se refiere a la función de mediadores culturales que asumen los retornados no han sido lo suficientemente examinados. Reconstruir el escenario literario y cultural de la temprana RDA y sus vínculos con América Latina en toda su dimensión requiere una tarea de investigación a largo plazo que todavía hay que realizar y que las próximas páginas de ninguna manera pretenden agotar.Footnote14 Por razones prácticas la atención se va a concentrar en algunas actividades concretas de algunos de los retornados.

Para el momento de su regreso a Berlín en 1947, Anna Seghers (1900–83) ya era una escritora con un importante reconocimiento público. Había recibido el Premio Kleist en 1928 por su relato “Grubetsch” (1927) y su novela Aufstand der Fischer von St. Barbara (1928) (traducida como La revuelta de los pescadores de Santa Bárbara), se podían encontrar traducciones de sus publicaciones en inglés —The Seventh Cross (1942) había sido un éxito de ventas y llevada al cine en EE. UU.— y español, y contaba con un capital social no menos que significativo, principalmente en las redes comunistas. Primero se establece en Zehlendorf, en Berlín occidental, para luego, en 1950, trasladarse al este de la ciudad y radicarse en Adlershof. “Like other exiles” —anota Jennifer E. Michaels— “Seghers had promised Cárdenas and Camacho that on her return home she would work for friendship between Mexico and Germany, a promise she fulfilled. In several essays written in Mexico, she already refers to this goal” (2012, 28). Desde 1944, en el relato “Der Ausflug der toten Mädchen” (traducido como “La excursión de las niñas muertas”), publicado en Nueva York en 1946, Seghers comienza a tratar en su trabajo temas y escenas mexicanos y, cada vez más, latinoamericanos en general. La esclavitud en el Caribe sería abordada en el relato “Die Hochzeit von Haiti” (1949) (traducido como “Las bodas de Haití”) y en otros textos hasta cristalizar en Drei Frauen aus Haiti (1980) (Tres mujeres de Haití). En Crisanta: Mexikanische Novelle (1951) retrata la experiencia de una niña indígena huérfana en la Ciudad de México, y en los ensayos “Die gemalte Zeit: Mexikanische Fresken” (1947) (El tiempo pintado: frescos mexicanos) y “Diego Rivera” (1949) da cuenta del trabajo de los muralistas mexicanos que había conocido personalmente, en particular en las reuniones del Club Heine.Footnote15 Pero la actividad mediadora de Seghers no se reduce a la elaboración de imágenes de América Latina para el público de habla alemana, muchas de las cuales se inspiraban en las que, entre otros, ya había producido su amigo el cronista Egon Erwin Kirsch en su Entdeckungen in Mexiko.Footnote16 A su llegada a Alemania, Seghers va a asumir una serie de puestos clave en diferentes organismos político-culturales con lo cual su capital simbólico va a adquirir un sólido respaldo institucional, y ella se va convertir en una indiscutible figura de autoridad. Desde esa posición en el campo, precisamente, va a promover la literatura latinoamericana, su traducción y su reconocimiento tanto en los círculos especializados como entre el público en general.

En 1947, Seghers recibe el premio Georg Büchner y se compromete activamente con el ya mencionado Kulturbund, que había fundado el poeta —y futuro ministro de Cultura— Johannes R. Becher en 1945 y del cual dependería la editorial y revista Aufbau. En 1950 ingresa en el recién constituido Deutscher Schriftstellerverband (Unión Alemana de Escritores) y en 1952, cuando la institución se desvincula del Kulturbund, asume hasta 1978 como su presidenta. En 1950 funda, junto con otros escritores y artistas, la prestigiosa Deutsche Akademie der Künste (Academia Alemana de las Artes). En 1948 lidera, junto con Abusch, la comisión alemana que participó del Congreso Mundial de Intelectuales en Defensa de la Paz en la ciudad polaca de Breslavia, al cual asistieron figuras tan prominentes como Pablo Picasso, Julian Huxley, Iliá Ehrenburg, Georg Lukács, Salvatore Quasimodo, Paul Éluard, Bertolt Brecht, Jorge Amado y Neruda, a quien —al igual que a Jacques Roumain— ya había conocido en su exilio mexicano. A partir de 1950, como parte del programa acordado en ese congreso, entraría en funciones el Consejo Mundial de la Paz, donde Seghers actuaría como una de sus protagonistas. En 1951, además, va a recibir, junto con Amado, el Premio Stalin de la Paz —más tarde rebautizado como Premio Lenin de la Paz—, otorgado por la Unión Soviética. Es con este capital, simbólico y social, en sus manos que Seghers va a impulsar la traducción y publicación de literatura latinoamericana en la RDA.

En un conocido ensayo de 1955, “Der Fall Pablo Neruda” (El caso Pablo Neruda), Hans Magnus Enzensberger condenaba, desde la RFA, el provincialismo europeo, y particularmente alemán, por no prestarle atención a la poesía de Neruda, en tanto literatura producida en otras regiones del mundo. Sin embargo, desde su retorno a Alemania oriental, los exiliados en América Latina, entre ellos, Seghers —y, como veremos, ante todo Arendt—, ya se habían comprometido con la traducción de Neruda. Su primer libro en traducción al alemán, Beleidigtes Land (País ofendido), apareció en 1949 en la editorial de la RDA Volk und Welt. Al respecto, Jens Kirsten escribe:

Hay que agradecer a Anna Seghers que haya llamado la atención sobre el nombre de Neruda por primera vez en Alemania. Probablemente, haya sido ella quien animó a Stephan Hermlin a traducir sus versos. Con esta publicación, que fue acompañada por una serie de reseñas en periódicos, se descubrió a uno de los más importantes poetas latinoamericanos para el público lector alemán, cuya extensa obra fue publicada casi por completo en la RDA en los años siguientes. (2005, 162)

Esta pionera selección y traducción de poemas del futuro Premio Nobel apareció, además, introducida por un prólogo de la misma Seghers y se sumaría a otros títulos de literatura latinoamericana que ya habían aparecido en 1947 por iniciativa de Renn en las editoriales de Berlín del este Volk und Welt y Aufbau (véase Kirsten Citation2005, 162).

En 1949, Seghers da también los primeros pasos para introducir a su amigo Jorge Amado —quien de ahí en más recibiría un amplio reconocimiento internacional— en el territorio de habla alemana. Como recuerda Marcel Vejmelka (Citation2014), ese año Seghers publica una elogiosa reseña de Terras do sem fim (1943) en la prestigiosa revista Aufbau. Esa reseña, que curiosamente se refiere a la traducción al francés que había aparecido en 1946, ubica la novela y a su autor en una vertiente estética realista y de denuncia que, de acuerdo con Seghers, entronca con el realismo de Balzac. Para la recepción alemana en constitución, la escritura de Amado va a tomar, entonces, una apariencia comprometida con el realismo socialista y con las luchas de los oprimidos, pero, además, con un matiz local susceptible de ser consumido como exótico. Esta fórmula que anuncia Seghers, y que incluso anticipa cualquier traducción al alemán, prepara el terreno para una entusiasta recepción que solo va a ser comparable con la que va a disfrutar Isabel Allende en los años 80. Las traducciones de Amado, principalmente en la editorial Volk und Welt, van a sucederse con un éxito de público extraordinario a partir de la aparición de Tote See (Mar muerto) en 1950, un año después del acto inaugural de Seghers,Footnote17 y serán acompañadas por ensayos de ella que —en diálogo teórico con Lukács— sugerían lecturas que vinculaban la producción del brasilero nada menos que con las de Tolstoi y Dostoievski (véase Eggensperger Citation2009).

El retorno de Walter Janka (1914–94) y su pareja, la traductora Charlotte Scholz, a Alemania está marcado por el infortunio y quedará registrado en los archivos, en particular por un episodio donde el autoritarismo estalinista revelará su cara más infame.Footnote18 Los primeros comunistas en regresar de México fueron los de la alta jerarquía en la estructura partidaria. Para los más heterodoxos, los menos prominentes como figuras públicas y los militantes de segunda línea, volver a Alemania podía presentar tantas demoras y contratiempos como el viaje hacia el exilio, ante todo por la falta de recursos económicos y porque, en tanto comunistas, no recibían visas de tránsito para EE. UU. Cuando la dirigencia comunista abandona México a principios de 1946, el círculo de exiliados se reestructura hasta que, meses más tarde, termina por disolver el Movimiento Alemania Libre, y con él la revista y el Club. Durante este año, no obstante, el Movimiento seguiría con sus actividades habituales con Janka como secretario general, en reemplazo de Paul Merker. En febrero de 1947 logra emprender el camino de vuelta junto con su pareja y Renn, quien hasta ese momento siguió presidiendo el Movimiento. Luego de desembarcar en Murmansk, los tres llegarían a Berlín por territorio bajo influjo soviético. Las primeras actividades laborales de Janka fueron como asistente de su compañero de exilio Paul Merker y ahora miembro del Politbüro del Sozialistische Einheitspartei Deutschlands (SED, Partido Socialista Unificado de Alemania) y alto funcionario gubernamental. Sin embargo, rápidamente desencantado con la burocracia estatal, Janka iniciaría una serie de conversaciones oficiales para que se lo reubicara en el sector cultural y, preferentemente, en la industria editorial, donde él creía que podía ser más útil y donde argumentaba que existía un déficit de recursos humanos calificados (véase Janka 1991, 215). Después de un raudo paso por la agencia estatal de producciones cinematográficas DEFA (Deutsche Film-Aktiengesellschaft) como presidente, recalaría en Aufbau Verlag, primero como vicedirector, en febrero de 1950, y, más tarde, a partir de 1953, como director general. El periodo durante el cual la editorial más importante de la RDA estuvo bajo su conducción llegaría a su fin en diciembre de 1956 cuando Janka fue arrestado y luego condenado a cinco años de prisión, junto con otros empleados de la editorial, acusado de conspirar contra el Gobierno y el orden comunista. Fue este un proceso donde varios de los exiliados en México se volverían a reencontrar en diferentes posiciones, incluso enfrentadas.Footnote19

En efecto, Janka fue durante toda su vida un comunista heterodoxo, tan enemigo del capitalismo como del fascismo y el comunismo autoritario. Este perfil ideológico al igual que su experiencia mexicana se verían reflejados en su labor al frente de Aufbau. Durante su gestión, la editorial se caracterizó por mostrar una sensible apertura al incorporar escritores occidentales y por la atención que le prestó a la ficción y a temas latinoamericanos y españoles. “In fact,” escribe Nicholas Jacobs, “in his astute hands, the literary programme flourished, culminating in a twelve-volume Thomas Mann edition, edited by Hans Mayer” (1998, 148). Con su experiencia mexicana como director de El Libro Libre como respaldo, gracias a la cual había reunido el capital técnico, cultural y simbólico necesario,Footnote20 Janka impulsa un programa que va a discordar con el paradigma del realismo socialista más ortodoxo y que va a incluir la publicación de algunos títulos latinoamericanos y la reedición de varios libros que en su momento había publicado en El Libro Libre. Entdeckungen in Mexiko (1945 [1947]), de Kisch, ya había aparecido antes de su administración, al igual que Geschichten von den Maja-Indianern (1948) (Historias de los indios mayas), de Ermilo Abreu Gómez, en traducción de Renn. Die Hochzeit von Haiti: Zwei Novellen, de Seghers, aparece en 1950; Morelia: Eine Universitätsstadt in Mexiko, de Renn, en 1951; Mit eigenen Augen: Reportagen (Con los propios ojos: reportajes), de Frei, en 1955; Der Flammenbaum: Roman aus Haiti (El árbol de la llama: novela de Haití), de Edris Saint-Amand, en 1956, al igual que Trini: die Geschichte eines Indianerjungen (Trini: la historia de un joven indígena), de Arnold Friedrich Vieth von Golssenau (nombre real de Ludwig Renn); y Mexikanische Erzählungen (Narraciones mexicanas), de Uhse, en 1957. Una vez caído en desgracia Janka, la editorial pasaría a estar bajo estricta observación del SED. No obstante, ya en condiciones completamente diferentes, mantendría su interés por la literatura latinoamericana hasta la actualidad. En 1961, por ejemplo, Aufbau publicaría la novela de César Vallejo El tungsteno (1931), bajo el tendencioso título Wolfram für die Yankees (Tungsteno para los yanquis), y, mucho más tarde, en 2010, unas escenas autobiográficas de Victoria Ocampo con el título Victoria Ocampo: Mein Leben ist mein Werk. Eine Biographie in Selbstzeugnissen (Victoria Ocampo: Mi vida es mi trabajo. Una biografía testimonial).

Como Seghers, también Bodo Uhse (1904–63) ocuparía varias posiciones directivas en organismos políticos-culturales de la RDA —hasta llegar a ser diputado— desde donde promovería la literatura latinoamericana y, como ella, dedicaría numerosas páginas de su propia escritura a temas latinoamericanos. En 1948 retorna a Berlín y poco tiempo después asume como jefe de redacción de la revista Aufbau —donde Seghers publicaría su reseña sobre Amado—, hasta 1958, y como miembro del consejo directivo del Kulturbund. Entre 1950 y 1952 sería director del Deutscher Schriftstellerverband y a partir de 1956 ocuparía la función de secretario de la sección de poesía y lenguaje de la Akademie der Künste. Su narrativa, desde su llegada a México desde California en 1940, quedaría para siempre marcada por la experiencia del exilio y los lazos intelectuales que tejió durante ese periodo. Las ya mencionadas Mexikanische Erzählungen aparecen en Aufbau en 1957 y Reise in einem blauen Schwan (Viaje en un cisne azul) en 1959. Junto a otros, en ambos volúmenes recoge relatos que ya había publicado en México. En 1961 publicaría Sonntagsträumerei in der Alameda (Domingo soñando en la Alameda) con ilustraciones del artista chileno José Venturelli. Ese mismo año emprendería un viaje a Cuba y en 1962, también en Aufbau, publicaría Im Rhythmus der Conga: Ein kubanischer Sommer (Al ritmo de la conga: un verano cubano). En 1964, después de su muerte, aparecería Der Weg zum Rio Grande: 2 Erzählungen (El camino al Río Grande: two relatos) en la editorial Insel.Footnote21

Acaso más que Aufbau, la otra editorial que le prestó gran interés a la literatura latinoamericana, particularmente a la ficción y a la poesía, fue, desde su fundación en 1947, la ya mencionada Volk und Welt.Footnote22 También en esta editorial, publicarían y colaborarían de diferentes modos los retornados de América Latina. El primer título latinoamericano publicado por esta editorial es, en 1947, la novela Herr über den Tau, de Jacques Roumain, en traducción de Eva Klemperer y con prólogo de Renn. Algunos meses más tarde aparecería el ya mencionado Beleidigtes Land, de Neruda, seguido por los primeros títulos de Amado, y en 1951 la antología de poesía a cargo de Erich Arendt, Die Indios steigen von Mixco nieder (Los indios descienden de Mixco).

En 1950 Arendt (1903–84) regresa desde Colombia junto con su mujer, la filóloga Katja Hayek-Arendt —quien, por su parte, traduciría, por ejemplo, a Volodia Teitelboim a mediados de los 50—, y a continuación se embarca en una intensa y destacada labor de mediación cultural, ante todo como traductor de poesía y escritor independiente. Como señala Kirsten:

Inmediatamente después de su regreso a la RDA, Erich Arendt publicó una antología de poesía libertaria sudamericana, que apareció bajo el título Die Indios steigen von Mixco nieder en 1951. En esta antología, el editor presentó, por primera vez, a Neruda e importantes representantes de la poesía latinoamericana como Gabriela Mistral y Nicolás Guillén a los lectores alemanes. (2005, 165)

Pero esta antología sería solo un primer paso en su vasto y constante desempeño como figura articuladora de flujos culturales entre América Latina y el mundo de habla alemana en general.

En Volk und Welt, en 1952 aparecería, Bitter schmeckt das Zuckerrohr: Gedichte von den Antillen (Amarga es la caña de azúcar: poemas de las Antillas), una selección de poesía de Nicolás Guillén traducida por Arendt. Y en la misma editorial, un año más tarde, Der grosse Gesang (Canto general, 1950), de Neruda, también en su traducción, y con ilustraciones de Venturelli. Su versión en alemán de El gran Burundún-Burundá ha muerto (1952), de Jorge Zalamea, Der große Burundun-Burunda ist tot, vería la luz en 1957. Asimismo, ese año publicaría el primer volumen de su traducción de las Odas elementales (1954), de Neruda. “Pablo Neruda,” anota Claus Telge, “left a deep imprint on German literature of the twentieth century. According to a collection of dedication and portrait poems in honour of his hundredth birthday, no foreign poet has attracted the same level of attention among German-speaking poets” (2012, 130). No es poco, pues, lo que esta extraordinaria llegada al mundo de habla alemana le debe a Arendt y, acaso tampoco, lo que este dato implicaría para el reconocimiento del poeta chileno con el Premio Nobel en 1971.

Pero de la misma manera que ocurre con los otros exiliados, la experiencia de Arendt en Colombia no lo abandonaría jamás y determinaría su propia escritura, la cual, desde luego, también actuaría como portadora de información para el público alemán. De 1954 es su libro de imágenes y prosa Tropenland Kolumbien (Colombia, país tropical). De 1951 es su poemario Trug doch die Nacht den Albatros (Y la noche trajo al albatros), y de 1956 la versión abreviada Tolú: Gedichte aus Kolumbien (Tolú: Poemas de Colombia).Footnote23 En 1957 publicaría Colombia. Tierra de soledades: Tierra del fervor, el libro de imágenes en versión castellana. En 1983, un año antes de su muerte y a pesar de que Arendt nunca se ahorró conflictos con el régimen represivo, la Akademie der Künste le dedicó la exposición Dichtung verlangt Mitleben. Dichtung und Landschaft im Leben Erich Arendts (La poesía requiere convivencia. Poesía y paisaje en la vida de Erich Arendt).

Conclusiones

Esta breve reconstrucción del exilio en América Latina y del retorno de los intelectuales alemanes a la RDA de ningún modo agota el tema ni sus detalles. Bien podría haberle dedicado mayor atención a la labor de Ludwig Renn o a la de Lene Klein y a sus estrategias de traducción cultural. Bien podría haber dado cuenta de la línea editorial seguida por la revista Aufbau durante la dirección de Uhse. Creo, no obstante, que esta reconstrucción resumida y absolutamente parcial ya permite sostener el argumento de que, con sus emprendimientos editoriales y los diferentes dispositivos de interacción activados en América Latina, los exiliados lograron reunir un capital social —redes intelectuales y de influencia política—, cultural —ante todo, la lengua, pero también conocimientos generales sobre historia y cultura de las sociedades latinoamericanas— y técnico —saberes específicos relativos a la redacción, traducción, corrección y edición— que a su retorno a la RDA, desde diferentes posiciones complementarias dentro del reconstruido campo político-literario, reinvirtieron en la publicación y difusión relativamente sistemática de literatura latinoamericana.

Antes de la llegada de los exiliados, la escasa importación de literatura latinoamericana había corrido por cuenta de Georg Hellmuth Neuendorff, quien, también desde territorios que pasarían a ser parte del “Este,” sería recordado por su traducción de 1934 de La vorágine (1924). Apenas finalizada la Guerra, comenzarían a retornar los exiliados y, con su inserción en el campo literario y editorial —ya sea como escritores, editores, traductores, correctores o asesores—, también llegaría una oferta literaria innovadora —sin duda “exótica”— para lo que era la tradición centrada en Europa occidental. Entre esa oferta, por razones vinculadas a los azares de las convulsiones de la historia y el exilio, sería particularmente singular la de literatura latinoamericana cuyo primer título es, al igual que la reedición de Entdeckungen in Mexiko, de 1947: Herr über den Tau. Puesto que esta novela no es un caso aislado, sino el comienzo de una política sistemática de publicación de literatura latinoamericana y sobre América Latina con epicentro en las editoriales de la RDA Volk und Welt y Aufbau, se puede sostener que la historia de la literatura latinoamericana en el territorio de lengua alemana “comienza” con la llegada de los exiliados y con la publicación de la novela de Jacques Roumain.

A su llegada a la RDA, Seghers, Uhse, Janka y Arendt, entre otros, van a operar como improvisados pero decisivos mediadores o gatekeepers en la medida que van a tomar la vaga posta de Neuendorff y se van a convertir en los primeros pero regulares promotores —redactores de prólogos y reseñas—, traductores y editores de literatura latinoamericana en alemán. Esa función se va a apoyar en un vínculo “directo” con América Latina —la experiencia del exilio— que se va a actualizar con viajes posteriores, y que –vale añadir— hoy en día ha sido en gran medida reemplazado por la mediación de la industria editorial —ante todo, agentes literarios y editores— con sede en España.

Lo cierto es que, en gran medida gracias al impulso de estos mediadores, entre 1945 y 1960, antes de que se hubiera lanzado el célebre Premio Biblioteca Breve y el Formentor y mucho antes de que Suhrkamp irrumpiera con decisión en la escena de los tráficos literarios entre América Latina y el mundo de lengua alemana, en Alemania, y de modo muy particular en la RDA, ya se habían publicado, además de varias antologías, títulos individuales de Alfredo Varela, Juan Rulfo, Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Jacques Roumain, Gabriela Mistral, Enrique Gil Gilbert, Carlos Luis Fallas, José Eustasio Rivera, Rómulo Gallegos, Ciro Alegría, Enrique Larreta, Adalberto Ortiz, Jorge Icaza, Elías Castelnuovo, Jorge Amado, Ventura García Calderón, Volodia Teitelboim y varios otros. La mayoría de ellos traducidos, publicados o al menos promovidos por exiliados retornados, aunque no únicamente, a la RDA. Es cierto que algunos retornados, como Theile y Meyer-Clason, impulsaron la literatura latinoamericana, ya en los años 50, desde los territorios bajo el influjo de los poderes occidentales, pero las restricciones y dificultades tampoco eran pocas en estas zonas. Sobre el contraste entre las políticas editoriales de las tempranas RDA y RFA, Dieter Reichardt escribe que:

También los editores franceses se consagraron con entusiasmo y sin anteojeras ideológicas a la literatura latinoamericana, al contrario de los editores de Alemania occidental empeñados en atrincherarse férreamente en los puestos que les fueron asignados durante la “guerra fría.” Mientras tanto, las editoriales estatales “Volk und Welt” y “Aufbau” de Berlín Oriental se dedicaron sistemática y certeramente a la literatura latinoamericana. Entre 1950 y 1960, editaron, por ejemplo, 8 novelas de Jorge Amado y 9 libros de poemas de Pablo Neruda. A veces hasta consiguieron presentar a un autor latinoamericano antes de que lo hicieron [sic] en Francia, como en el caso de Nicolás Guillén de cuya obra El son entero se publicó la versión alemana en 1952, 3 años antes de salir la versión francesa. Como especialmente meritoria hay que destacar la labor del traductor de Guillén y Neruda, Erich Arendt, quien, durante el tiempo del nacionalismo, se exiló en Colombia. Es cierto que, sobre todo al final de los años 50, los editores de la República Federal de Alemania también tenían algo que ofrecer. Pero para la elección y traducción de las obras de Asturias, Carpentier, Gabriela Mistral, Adalberto Ortiz y Rulfo seguían vigentes estas reglas: el reaseguro político de no contravenir los intereses de los EEUU y la garantía, tanto del valor cultural como del éxito de venta, aguardada de Francia. (1987, 431)

Las determinaciones ideológicas y políticas resultan, por lo tanto, decisivas. Tanto para explicar la evolución de la industria editorial y la publicación de literatura latinoamericana en la RDA como en la RFA. Las constricciones experimentadas a cada lado del Muro, en todo caso, fueron diferentes, pero siempre limitantes. No obstante, una revisión del período de la inmediata Posguerra como la que intenté articular en estas páginas permite sostener que la actividad de promoción de la literatura latinoamericana desempeñada por los retornados a la RDA, y con ello su consecuente “internacionalización,” fue al menos significativa. Este fenómeno permanece, sin embargo, en sombras. Esto —a mi entender— se explica por dos razones. Una es el prejuicio general y dominante en la Alemania actual frente a todo lo producido en la RDA y, para lo que interesa en este trabajo, particularmente lo que refiere al realismo socialista y a los escritores/mediadores que fueron intelectuales orgánicos o al menos simpatizantes del comunismo. El segundo motivo sería el borramiento de las memorias culturales de la RDA al haber impuesto la RFA su proyecto y articulado una narrativa global desde la perspectiva occidental.

A la luz de la evidencia presentada arriba, un relato acaso más objetivo sobre la recepción de literatura latinoamericana en el territorio de habla alemana y, en consecuencia, también sobre su “internacionalización” sería que el exilio en América Latina de los intelectuales antifascistas de habla alemana constituye una instancia de encuentro inaugural que va a catapultar los flujos de literatura apenas reconstituido el campo en la inmediata Posguerra. Ante todo a través de las editoriales Volk und Welt y Aufbau y la revista homónima, los exiliados retornados a la RDA van a lograr crear una oferta de literatura latinoamericana y sobre América Latina sin antecedentes y en absoluto desdeñable. Recién a fines de los años 50 y principios de los 60, en respuesta a las primeras señales de vida del boom, las editoriales occidentales —cuando la literatura latinoamericana ya estaba “internacionalizada,” a su modo, en los territorios comunistas y en Francia— comenzarían a escuchar los reclamos de futuros grandes mediadores, como Enzensberger, y a organizar su propia oferta. Suhrkamp, con algunos títulos aislados de César Vallejo, Vicente Huidobro o Carlos Droguett, no se destacaría en este escenario hasta 1974, cuando Michi Strausfeld asume la responsabilidad de crear y mantener en funcionamiento un programa completo dedicado casi en exclusivo a América Latina. Este recorrido integral, atento al desdoblamiento de Alemania, tan enfrentado en sus términos como complementario, concentra en unos pocos nombres las instancias de apogeo: Pablo Neruda y Jorge Amado, como los dos grandes inventos de la RDA, y Gabriel García Márquez e Isabel Allende, como la posterior contraoferta de la RFA. Esto nombres, desde ya, también hablan de la importancia de la política como elemento regulador de la recepción e internacionalización de la literatura latinoamericana.

Cláusula de divulgación

El autor no ha declarado ningún posible conflicto de intereses.

Additional information

Notes on contributors

Jorge J. Locane

Jorge J. Locane es licenciado en letras por la Universidad de Buenos Aires y doctor por la Universidad Libre de Berlín. Publicó las monografías Miradas locales en tiempos globales (Iberoamericana/Vervuert 2016) y De la literatura latinoamericana a la literatura (latinoamericana) mundial (De Gruyter 2019) y, como coeditor, los volúmenes colectivos Re-mapping World Literature (De Gruyter 2018) y Experiencias límite en la ficción latinoamericana (Iberoamericana/Vervuert 2019), entre otros. Actualmente, es profesor asociado de literaturas y culturas del mundo de habla hispana en la Universidad de Oslo.

Notes

1 Las traducciones del alemán son mías.

2 Además del libro de Dill, otras investigaciones atentas a este desdoblamiento son Kirsten Citation2004, Telge Citation2017 y Vejmelka Citation2008.

3 Con el mismo ímpetu, Eduardo Becerra anota que “la importancia de las estrategias mercadotécnicas en la consecución de la fama y el prestigio de la ‘nueva novela’ de los sesenta facilitó que estas visiones esquemáticas, diría que incluso maniqueas, fuesen dictadas por los propios protagonistas, pues en medio de ese éxito encontraron con gran facilidad lugares desde los que exponer las características y ensalzar los valores del acontecimiento. La nueva novela hispanoamericana, de Carlos Fuentes (1969), y el artículo de ese mismo año escrito por Mario Vargas Llosa: ‘Novela primitiva y novela de creación en América Latina’ […], constituyen los ejemplos paradigmáticos y archicitados de esta actitud. Ambos trabajos, con títulos que permiten no extenderme mucho sobre el tema dada la nítida intencionalidad a la que apuntan, confrontan el presente de la novela de Hispanoamérica con un pasado en el que el género aparece a sus ojos carente de altura estética, meramente documental o ligado exclusivamente a lo geográfico, y las excepciones que se citan son remitidas y limitadas a su condición de antecedentes de un rumbo nuevo” (2008, 17).

4 Los argumentos a favor de esta idea suelen estar centrados en la novela, pero, dado que no incluyen mayor reflexión sobre otros géneros, ya sea de ficción o no ficción, cabe concluir que la novela, en ellos, ocupa el lugar de la literatura, en sentido amplio y general.

5 Gesine Müller, por ejemplo, escribe: “¿Cómo se puede escribir la historia de la recepción de la literatura latinoamericana en Alemania, en la que la editorial Suhrkamp, con sus 380 títulos, sigue siendo hoy en día la protagonista del panorama editorial?” (2014, 123).

6 Entre los de carácter general, se pueden mencionar Hanffstengel y Tercero Vasconcelos 1995, Kießling Citation1980, Mühlen Citation1988, Pohle Citation1986, Rivera Ochoa Citation1987 y Stephan 1990. Entre los dedicados a alguna figura en particular, cuentan Hanffstengel Citation1995 (dedicado a Bodo Uhse); Seidl Citation2015 (sobre Erich Arendt); Ceballos Betancur Citation2000 (sobre Egon Erwin Kisch) y LaBahn Citation1986 y Stephan Citation1993 (sobre Anna Seghers).

7 Un breve estudio sobre el rol mediador de Theile al retorno de Chile se puede encontrar en Locane Citation2019.

8 Para mayor información sobre la labor mediadora de Rukser, véase Nitschack Citation2010.

9 Para mayor información al respecto, véase Behrens Citation2003, Malgat Citation2013, Ibarra García Citation2014 o Kiessling Citation1997. Gleizer Citation2015 pone en cuestión el desempeño del consulado.

10 Al respecto, véase Acle-Kreysing Citation2016 y Zogbaum Citation2005.

11 Para mayor información al respecto, véase Kießling Citation1980, 355–56. Sobre el azar en relación con el destino de la pareja Arendt, Kathrin Seidl escribe que “La elección del país de exilio dependía de la obtención de la visa y no correspondía necesariamente a su preferencia” (2015, 27). Lo mismo se puede sostener de todos los exiliados alemanes que llegaron a América Latina sin vínculos previos con los respectivos países de acogida.

12 Sobre esta publicación, véase Locane Citation2019, Nitschack Citation2010 y Stern Citation1995, 18–20.

13 Un estudio pormenorizado acerca del Movimiento Alemania Libre en México lo comprenden los dos volúmenes de Kießling Citation1974. En castellano y más resumido, se puede consultar Rivera Ochoa Citation1987.

14 Los antecedentes ineludibles son los ya comentados Dill Citation2009 y Kirsten Citation2004.

15 Para mayor información sobre México y el Caribe en la producción de Seghers, véase Bernstorff Citation2006.

16 Al respecto de este libro, Jennifer Michaels, siguiendo a Ceballos Betancur, escribe que “In 1947 Aufbau in Berlin published an expanded version of the book, and this edition further transmitted Kisch’s views of Mexico to Germany. Its impact went beyond the German-speaking world since it was quickly translated into such languages as Czech, French, Dutch, Hungarian, and Japanese” (2012, 22). De acá se extrae que el encuentro de los exiliados de habla alemana con México y América Latina dio lugar a un “descubrimiento” de América Latina que excede no solo la RDA sino también, y por mucho, el territorio de habla alemana. Aunque su reconocimiento en la RDA no fue menor, no abordo en estas páginas el caso de Kisch porque se estableció en Praga y falleció en 1948, dos años después de su retorno de México. Para información al respecto, véase Ceballos Betancur Citation2000.

17 Para mayor información acerca de la recepción de Amado en la RDA, véase Locane Citation2021 y Vejmelka Citation2008 y 2014.

18 Detalles al respecto pueden encontrarse en sus memorias, Spuren eines Lebens (1991), publicadas por Rowohlt una vez desaparecida la RDA. A pesar de la serie de frustraciones en relación con el régimen, Janka permaneció toda su vida fiel al Partido y publicó sus memorias recién en 1991, según argumenta (1991, 9), para no perjudicar la imagen del comunismo en tanto alternativa real al capitalismo.

19 Sobre el caso Janka, puede consultarse, entre otros, Brodersen 1990. Sobre la editorial Aufbau, Links Citation2016 [2010] y Wurm Citation1996.

20 Considérese, por ejemplo, el dato de que Thomas Mann, su mujer Katia y su hija Erika, cuando se iniciaron las negociaciones para la publicación de los doce volúmenes en la RDA se mostraron particularmente afables porque recordaban a Janka como el director de El Libro Libre que había publicado al hermano de Thomas, Heinrich (véase Janka Citation1991, 231).

21 Sobre el caso de Uhse, Florian Gräfe anota que “Las historias mexicanas de Bodo Uhse no tuvieron casi ninguna acogida en la RDA, lo que sin duda también está relacionado con el poco fiel tratamiento de la Revolución mexicana y el retrato derrotista de la clase proletaria. Incluso en los estudios y la crítica literaria de Alemania occidental, las obras de Bodo Uhse apenas se han notado hasta hoy. Las Narraciones mexicanas no se han publicado desde las Obras completas de los años 70, que ya están agotadas.

Las obras de Bodo Uhse con tema mexicano ofrecen una fuente de primera clase para los estudios literarios modernos de orientación intercultural. Pocos exiliados del mundo de habla alemana se han ocupado tan profundamente de la cultura y la literatura de su país de acogida y han participado activamente en el discurso de ese país a nivel contemporáneo” (2010, 169). Algo similar —particularmente en lo que refiere a Alemania occidental— vale para otros escritores y mediadores culturales como Ludwig Renn.

22 Al respecto, véase Barck y Lokatis 2005.

23 Para mayor información sobre Arendt en Colombia y en particular sobre su ciclo de poemas inspirado en su visita a Tolú, véase Seidl Citation2015.

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