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Omisión del desayuno, estado nutricional y hábitos alimentarios de niños y adolescentes de escuelas públicas de Morelos, México

Skipping breakfast, nutritional state, and food habits of children and adolescents in public schools of Morelos, Mexico

, , , , &
Pages 256-262 | Received 16 Apr 2013, Accepted 25 Aug 2013, Published online: 14 Feb 2014

Abstract

The purpose of this article was to assess the nutritional status, eating habits, social, physical activity and blood parameters, and breakfast consumption in a sample of 2488 children and adolescents from public schools in Morelos. BMI allowed classify nutritional status. Dietary intake was assessed using reminder the day before. Glucose, triglycerides, total cholesterol, and HDL cholesterol were measured in blood samples. Three categories of consumption were defined as: skip breakfast, eat breakfast occasionally, and always eat breakfast. With ANOVA and Chi-square, significant associations of skipping breakfast with age, BMI, family size, place of residence, caloric intake and protein-energy balance, anemia, high triglycerides, time spent in moderate or vigorous physical activity, and time spent in sedentary and light activities were observed. Focused interventions are required to promote breakfast consumption for children and adolescents to prevent chronic diseases and associated nutritional deficiencies.

El propósito fue analizar el estado nutricional, hábitos alimentarios, aspectos sociales, actividad física y parámetros sanguíneos relevantes y el consumo del desayuno en una muestra de 2488 niños y adolescentes de escuelas públicas de Morelos. El IMC permitió clasificar su estado nutricional. La ingesta dietética se evaluó mediante recordatorio del día previo. Concentraciones de glucosa, triglicéridos, colesterol total y colesterol HDL fueron medidas en muestras sanguíneas. Se acotaron tres categorías de consumo: se salta el desayuno, desayuna ocasionalmente y siempre desayuna. Se observaron asociaciones significativas de la omisión del desayuno con: edad, IMC, tamaño familiar, lugar de residencia, ingestión calórica y balance proteico-energético, anemia, triglicéridos elevados, tiempo dedicado a actividades físicas moderadas o intensas y tiempo dedicado a actividades sedentarias o ligeras. Se requiere promover el consumo del desayuno e incidir sobre todo en adolescentes para prevenir insuficiencias, desequilibrios dietéticos y futuros riesgos de obesidad y enfermedades crónicas.

Introducción

La obesidad en la niñez y en la adolescencia es un problema crítico de salud pública en México. Aproximadamente 1 de cada 2 niños y adolescentes menores de 19 años tienen sobrepeso u obesidad (Encuesta Nacional de Nutrición [ENSANUT], 2012). La obesidad durante los primeros años de vida aumenta el riesgo de obesidad y enfermedades crónicas en la vida adulta (Jounala et al., 2011; Venn et al., Citation2007). La obesidad simple de los niños ha sido correlacionada con factores ambientales, incluyendo hábitos de alimentación incorrectos (Kimokoti & Millen, Citation2011; Weker, Citation2006). Se sabe que la ingestión del desayuno mejora la calidad y adecuación de la dieta en escolares, al promover una mayor variedad de alimentos con cantidades significativas de nutrimentos que mejoran el balance energético y moderan su contribución a las recomendaciones y requerimientos dietéticos diarios (Basioitis, Lino & Anand, 1999; Castillo-Ruiz et al., 2010). Sin embargo, es el alimento más frecuentemente omitido, de lo cual se ha acuñado el término breakfast skipping o “saltarse el desayuno” por su traducción del inglés (Øverby, Margeirsdottir, Brunborg, Dahl-Jørgensen, & Andersen, Citation2008; Savige, Macfarlane, Ball, Worsley, & Crawford, Citation2007; So et al., Citation2011).

La evidencia disponible sugiere que la ingestión del desayuno podría mejorar la función cognitiva relacionada con la memoria, pruebas escolares y la asistencia escolar (Jáuregui, 2011; Rampersaud, Pereira, Girard, Adams, & Metzl, Citation2005). Aunque ya ha sido estudiado el tema en niños (Flores, Klünder, & Medina, Citation2008; Shamah, Morales, & Ambrocio, Citation2010) y adolescentes menores de 15 años (Sámano et al, 2008), poco se sabe de la ingestión del desayuno de adolescentes de 15 años y más de México, específicamente de factores relevantes para la población escolar del estado de Morelos.

Este estudio tuvo el propósito identificar la asociación del estado nutricional, los hábitos dietéticos, los aspectos sociodemográficos, la actividad física, así como distintos parámetros sanguíneos relevantes, con los hábitos del consumo del desayuno, en una muestra representativa de estudiantes de 6 a 19 años que asisten a escuelas públicas ubicadas en diferentes regiones del estado de Morelos.

Material y métodos

Este trabajo deriva de un estudio mayor aplicado durante los años 2008 a 2010, para realizar un diagnóstico de la situación nutricional, en niños y adolescentes del estado de Morelos, México; y plantear propuestas innovadoras para la disminución de los problemas detectados (FOMIX MOR-2007-C01-80210). Para realizar el estudio, se definió una encuesta transversal sobre una muestra aleatoria de 3000 estudiantes que serían seleccionados de 60 escuelas públicas ubicadas en diferentes municipios del estado de Morelos. El tamaño de muestra incluyó las siguientes consideraciones: prevalencia estimada de sobrepeso y obesidad en escolares (IMC>P85) de al menos 25.4%; nivel de confianza del 95%; error de estimación del 2% y tasa de respuesta del 80%. Se definió un esquema de selección aleatorio estratificado incorporando bloques de 50 estudiantes por afijación proporcional a la región sanitaria y nivel de escolaridad (preescolar, primaria, secundaria y nivel medio superior).

Previo consentimiento de autoridades, familias y sujetos de estudio, fueron incluidos aquellos que estuvieron presentes el día de la visita, excluyéndose a quienes cursaban con alguna enfermedad incapacitante o no compatible con los objetivos del estudio. Los métodos de obtención de datos en el terreno incluyeron mediciones antropométricas, entrevistas personales o apoyadas de un adulto y la colecta de muestras sanguíneas. Las entrevistas se aplicaron durante el horario escolar usando cuestionarios estructurados que se enfocaron sobre aspectos de salud, hábitos dietéticos, actividad física y sociodemográficos. Acerca de la dieta se incluyeron preguntas respecto a la percepción de la alimentación, compra de alimentos en la escuela, compra de golosinas: papas fritas, dulces, chocolates y/o refrescos al menos 3 veces por semana (la mención de diferentes alimentos de la lista permitió analizar la respuesta múltiple) y características sociodemográficas (sexo, edad y número de integrantes o tamaño de familia).

De acuerdo a la edad, los estudiantes se clasificaron en niños (<10 años) y adolescentes (10–19 años), subdividiendo este último grupo en adolescentes menores (10–14 años) y adolescentes mayores (15–19 años) según las etapas de crecimiento y desarrollo definidas por organizaciones internacionales de salud (Organización Panamericana de la Salud [PAHO], 1998).

Según el esquema de muestreo resultante y para fines de estudio, se distinguen 3 áreas socio-geográficas, en correspondencia con el sistema de administración sanitaria del Estado.

Región I. De economía industrial y de servicios, localizada al noroccidente y adyacente al valle o ciudad de México, en la que se incluyen 7 municipios.

Región II. Se localiza en el sur del estado, de economía agrícola mediana e intensa, por lo que se conoce como el valle de los cañeros, incluye 9 municipios.

Región III. Se ubica al oriente del estado, de economía agrícola de subsistencia en grado mayor y de servicios e industrial en grado creciente. Esta última región se integra con 17 municipios ubicados de norte a sur del estado; que en total ocupan cerca de la mitad del territorio del estado (http://www.coespomor.gob.mx).

El estado de nutrición fue determinado por mediciones del peso y la talla. Durante la obtención del peso, los niños fueron invitados a vestir con un mínimo de ropa (camiseta y pantalón o blusa y falda); se obtuvo mediante el uso de una balanza electrónica (TBF 300 analyzer, Japón) del que fue restado el peso de la ropa. La talla fue medida con un estadímetro Seca 214 (Germany). Enseguida se calculó el IMC (kg/m2) y cada sujeto fue asignado dentro de una categoría percentilar usando los valores de referencia específicos para cada edad y sexo establecidos para fines de comparación internacional del crecimiento (Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos [CDC], 2002). De este modo, un niño o adolescente fue clasificado dentro de una de cuatro categorías: bajo peso (IMC, <percentil 5); peso saludable (IMC, percentiles 5 a 84); sobrepeso (IMC percentil 85 a 94) y obesidad (≥percentil 95) (Cole, Bellizzi, Flegal, & Dietz, Citation2000). Los instrumentos fueron calibrados antes de su uso y el personal de apoyo para realizar estas mediciones fue previamente entrenado y estandarizado para minimizar el error de medición (Habicht, Citation1974).

Los padres o cuidadores asistieron a los menores de 10 años de edad en el informe de la ingestión dietética. Personal especializado aplicó un cuestionario de recordatorio de 24 horas, sobre el consumo de alimentos del día anterior a la visita. La información de la dieta fue procesada usando el programa Nutrikcal ® VO, (Marván, Citation2007). Este programa incluye opciones para calcular el consumo de energía y nutrimentos. Para el análisis se eliminaron los reportes de consumo de energía menores a 700 kcal/día, debido a que dicho consumo representa poco menos de la mitad del requerimiento diario de energía de niños y una tercera parte del requerimiento en adolescentes, equivalentes a la omisión de más de una comida, lo que torna difícil el análisis e interpretación. La adecuación de la dieta fue calculada de acuerdo a valores de referencia establecidos para la edad y sexo de niños y adolescentes mexicanos (Bourges, Casanueva, & Rosado, Citation2008; Bustos, Citation2007). Posteriormente se asignaron puntos de corte para clasificar la ingestión y balance energético de macronutrimentos según lo estimado con lo recomendado: proteínas 15%, hidratos de carbono 55% y lípidos 30% (Institute of Medicine (IOM). National Academy of Sciences & National Research Council, 2005; Ortega & Navia, Citation2006).

Para que los niños indicaran lo que hacían cuando eran activos y/o sedentarios, se hizo una adaptación de mediciones estandarizadas de la actividad física. Los niños y adolescentes fueron cuestionados acerca de la frecuencia semanal y del tiempo utilizado en cada ocasión para las diferentes actividades (Hernández et al., Citation2000).

Adicionalmente, se obtuvieron muestras de sangre de la vena antecubital izquierda. La hemoglobina fue determinada en un analizador hematológico automático (Chronolab Celly 70 SA-22, Francia). Para cuantificar las concentraciones de glucosa, triglicéridos, colesterol total, y colesterol-HDL, se usó un analizador semiautomático de acuerdo a los procedimientos establecidos por el fabricante (Spinlab S5-5312, España). La prevalencia de anemia se definió de acuerdo a los puntos de corte establecidos por la OMS para las concentraciones de hemoglobina: <11.5 g/dL para menores de 11 años; <12 g/dL para escolares de 12–14 años y mujeres de 15 años o más; y < 13 g/dL para hombres de 15 años o más (WHO, Citation1994). Para establecer los valores de riesgo para glucosa y lípidos en niños y adolescentes, se usaron los lineamientos sugeridos por el Programa Nacional de Educación en Colesterol de los Estados Unidos (NCEP, por sus siglas en inglés) (Cook, Weitzman, & Auinger, Citation2003).

Las categorías de consumo del desayuno fueron establecidas por auto-reporte a través de la pregunta dirigida a los estudiantes o sus cuidadores ¿Desayuna su hijo antes de ir a la escuela? y de acuerdo a la opción de respuesta elegida fueron etiquetados bajo el siguiente orden: desayuna, desayuna ocasionalmente y se salta el desayuno.

Los resultados se expresan como promedios o porcentajes. Las diferencias entre grupos según categoría de ingestión del desayuno fueron probadas aplicando Análisis de Varianza para promedios y Chi-cuadrado en porcentajes. Se identificaron diferencias de medias entre pares de grupos aplicando análisis post-hoc de Student Newman-Keuls de comparaciones múltiples. Los análisis fueron realizados con uso del programa estadístico para las ciencias sociales (SPSS) V17.0 (Chicago IL). Las pruebas fueron conducidas a un nivel de significancia del 5 por ciento (p < 0.05).

Resultados y discusión

Los hallazgos del presente estudio indican que omitir o saltarse el desayuno podría ser un problema preocupante en el grupo de edad estudiado; la asociación de indicadores del estado nutricional y de conductas alimentarias en escolares niños y adolescentes de una muestra representativa de base poblacional del centro del país es importante, pues este mal hábito puede conducir a problemas de deficiencias o de enfermedades crónico degenerativas relacionadas con la nutrición.

En la obtención de los datos, se aplicaron rigurosos métodos epidemiológicos; se entrevistaron un total de 2576 estudiantes. El reporte incluye información de 2488 escolares que proporcionaron datos relevantes para el estudio que representan el 96.6% de los participantes de la encuesta y el 82.9% del tamaño de muestra estimado (n = 3000). El tamaño de muestra obtenido es razonable para inferir a la población escolar registrada en escuelas públicas que se localizan a lo largo del territorio del estado de Morelos (aproximadamente 396,000 estudiantes del sistema básico y medio superior escolarizado).

Por nivel de escolaridad, la muestra de estudiantes quedó integrada así: preescolar (14.7%), primaria (50.7%), secundaria (24.1%) y medio superior (10.7%). En las , se presentan los resultados de la distribución por edad, sexo, región, características alimentarias y de relevancia clínico-nutricional que se distinguen de acuerdo a la ingestión del desayuno en la muestra de estudio.

La omisión del desayuno es altamente prevalente en muchos países (Brug et al., Citation2012; United Nations International for Children Education Fundation [UNICEF], 2007). En este trabajo, 472 estudiantes se saltaban el desayuno (19%), cifra menor a las reportadas en estudios previos realizados en niños y adolescentes menores de entidades aledañas a Morelos que van del 20% al 47% (Flores et al., Citation2008; Sámano et al., Citation2012; Shamah et al., Citation2010). Sin embargo, el problema podría ser potencialmente mayor si se añade que otro 24% de ellos algunas veces asisten a la escuela sin haber desayunado y que según el análisis, coinciden en muchas de las características observadas en aquellos estudiantes que habitualmente omiten el desayuno ().

Tabla 1. Características socio demográficas, estado nutricional, percepciones y conductas alimentarias en el entorno escolar de acuerdo a hábitos de desayuno de escolares de Morelos.

Tabla 2. Diferencias en la ingestión de energía y nutrimentos de la dieta, adecuación de la dieta, y tiempo dedicado a actividad física de acuerdo a hábitos de desayuno.

Algunos autores sugieren que es más probable que los niños más grandes y los adolescentes se salten el desayuno (Rampersaud, Citation2009). En los escolares de Morelos se observó una tendencia similar de acuerdo a la edad, la mitad de los que desayunaban eran menores de 10 años y más del 80% de los que se saltaban el desayuno eran adolescentes y de ellos casi el 34% tenían 15 años o más. p < 0.05.

La omisión del desayuno en los adolescentes podría ser parcialmente atribuible a cambios ambientales o conductuales que ocurren con el aumento de la edad, tales como su participación en la selección de alimentos disponibles en el hogar, en la escuela o a los cambios de conducta influidos por sus pares (Story, Neumark-Sztainer, & French, Citation2002). Sin embargo, el nivel socioeconómico tiene un efecto profundo sobre la salud y la conducta en adolescentes, se piensa que, aquellos que experimentan mayores privaciones económicas, seguramente tampoco desayunarán antes de ir a la escuela (Moore et al., Citation2007; Utter, Scragg, Mhurchu, & Schaaf, Citation2007). Al respecto, en el estudio resultó que un porcentaje mayor de estudiantes que se saltaban el desayuno eran de la región III. Además, quienes se saltaban el desayuno, eran miembros de familias más numerosas, si se comparan con sus pares que desayunaban habitualmente. Esta observación podría explicarse si se considera que de acuerdo a cifras oficiales, el 30% de las comunidades en condiciones de mayor pobreza del estado de Morelos se sitúan en esta región (http://www.coespomor.gob.mx); por lo que es razonable que una familia grande en un ambiente económico adverso, podría reducir las oportunidades de elección de alimentos suficientes y/o saludables en el hogar. Sin embargo, investigar más profundamente estas razones y otras acerca del por qué los adolescentes mayores omiten el desayuno con más frecuencia, podría servir para identificar correlaciones útiles e implementar intervenciones adecuadas.

Por otro lado, la obesidad simple en niños está ligada a factores ambientales y familiares, incluyendo hábitos de alimentación incorrectos, (Swinburn et al., Citation2011; Weker, Citation2006). La pobreza en opciones dietéticas y de las conductas en salud, así como el consumo de golosinas de alta densidad energética, están asociadas con el riesgo de ganancia anormal de peso y adiposidad abdominal entre niños y adolescentes (Niemeier, Raynor, Lloyd-Richardson, Rogers, & Wing, Citation2006; So et al., 2011). La prevalencia combinada de sobrepeso (IMC P85 – P94) y obesidad (IMC ≥ P95) en niños (31.3%) y adolescentes (39.2%) del estudio, se ubica dentro de lo reportado en estudios nacionales (ENSANUT, 2012), pero dado que en los adolescentes menores ese porcentaje se aproxima al 42%, las posibilidades de acumulación de riesgos futuros podrían verse incrementadas.

Estudios transversales previos destacan que los niños y adolescentes que omiten el desayuno son más pesados que los que desayunan habitualmente (Berkey, Rockett, Gillman, Field, & Colditz, Citation2003; Dubois, Girard, Potvin-Kent, Farmer, & Tatone-Tokuda, Citation2009; Huang, Hu, Fan, Liao, & Tsai, Citation2010). Esto puede ser debido en parte a que la irregularidad en horarios de alimentación promueve el hambre y se come más (Szajewska & Ruszczynski, Citation2010), coincidentemente con esto, entre los que omitían el desayuno fue más frecuente observar niños y adolescentes obesos, además de que ellos o sus familiares percibían con más frecuencia que comían mucho (). Datos recientes sugieren que la omisión del desayuno desencadena la actividad cerebral, haciendo que las personas prefieran comer alimentos altamente calóricos (Goldstone et al., Citation2009). Dado que la posibilidad de compra de alimentos en la escuela y el consumo de golosinas eran conductas más frecuentes entre los escolares que se saltaban el desayuno en comparación con los que habitualmente desayunaban, sería útil implementar acciones como sustituir la compra de golosinas mediante la promoción de alimentos preparados en casa o en sistemas de alimentación debidamente regulados en el espacio escolar. Es posible que algunas escuelas de nivel elemental del estado de Morelos, cuenten con programas de alimentación escolar, investigaciones al respecto, han probado que estos programas no inciden en el desarrollo de obesidad y riesgo de padecer enfermedades crónico-degenerativas en la vida adulta (Gleason & Dodd, Citation2009; Gundersen, Kreider, & Pepper, Citation2012; Ramírez-López, Grijalva-Haro, Valencia, Ponce, & Artalejo, Citation2005; Shamah et al., Citation2010).

Las recomendaciones de consumo de nutrimentos se desarrollaron inicialmente para prevenir deficiencias nutrimentales (IOM, 2005). En la actualidad, su uso se ha ampliado para prevenir el consumo excesivo de energía y nutrimentos (FAO, 2010). La omisión del desayuno ha sido asociada con menor ingestión de energía, pero con un mayor índice de masa corporal y poco ejercicio físico (Williams, O‘Neil, Keast, Cho, & Nicklas, Citation2008). Como se observa en la los escolares que omiten el desayuno muestran en promedio porcentajes de adecuación de energía menores que sus coetáneos que si desayunan, resultando en un visible desequilibrio energético con consumos mayores de energía provenientes de hidratos de carbono, en detrimento de la ingesta de proteínas. Este desbalance se mantiene al comparar las prevalencias de adecuación. El 80% de estudiantes que habitualmente desayunaban alcanzaban los consumos de energía recomendados de acuerdo a su edad y sexo frente a sus pares que omitían el desayuno (59%) o desayunaban ocasionalmente (67%), p < 0.001; y el perfil energético de la dieta que consumían era menos equilibrado. Tal que, era más frecuente observar adecuaciones en la contribución energética de hidratos de carbono de la dieta de los estudiantes que omitían el desayuno y que ocasionalmente desayunaban (67% y 63%, respectivamente), en detrimento de las proteínas (25% y 26%, respectivamente) frente a lo observado en escolares que desayunaban, de los cuales, 80% consumían dietas que alcanzaban la recomendación en la contribución energética de hidratos de carbono y 60% ingerían alimentos que alcanzaban la recomendación de proteínas, ambos valores estadísticamente significativos (p < 0.001).

En este sentido, la omisión del desayuno podría tener efectos deletéreos sobre el metabolismo y la salud cardiovascular. En estudios metabólicos se ha discutido que una ingestión elevada de hidratos de carbono, puede inducir una rápida respuesta posprandial de la glucosa, elevar las concentraciones de triglicéridos y disminuir las concentraciones de HDLc (Miller et al., Citation2011), todos ellos factores involucrados en aumento de riesgo de obesidad y de enfermedad cardiovascular de la vida adulta (WHO, Citation2011).

La anemia afecta la salud y la habilidad cognitiva de niños y adolescentes. La anemia por deficiencia de hierro en estos grupos de edad se atribuye a cambios en los hábitos dietéticos, desarrollo puberal y factores socioeconómicos (Abalkhail & Shawky, Citation2002). Como se observa en la , los niveles de hemoglobina eran menores en los escolares que se saltaban el desayuno, y aunque poco menos del 4% de los estudiantes incluidos en este trabajo fueron clasificados con anemia, la prevalencia fue significativamente mayor en los sujetos que omitían el desayuno (7%), comparada con las prevalencias observadas en los que a veces desayunaban (4%) y los que si desayunaban (3%) p < 0.001.

Tabla 3. Niveles de hemoglobina, glucosa y lipoproteínas en muestras de sangre de acuerdo a los hábitos de desayuno de escolares de Morelos.

En las personas con sobrepeso y obesidad, la grasa se acumula excesivamente en la región abdominal. Se ha encontrado relación entre la omisión del desayuno y adiposidad central en adolescentes; aquellos que omiten el desayuno tienen una mayor probabilidad de presentar mayor grasa abdominal; lo que a su vez aumenta su riesgo cardiovascular o de diabetes (Alexander et al., Citation2009). Las concentraciones de glucosa y lípidos también son indicativos de susceptibilidad a enfermedad cardiaca. La gente que desayuna tiene un perfil de lípidos en sangre más saludable (Farshchi, Taylor, & Macdonald, Citation2005). En la muestra estudiada, las concentraciones de glucosa, triglicéridos y colesterol, fueron más elevados en los estudiantes que omitían el desayuno () y al considerar los niveles de riesgo establecidos para estos factores, se observó que únicamente la prevalencia de triglicéridos elevados era significativamente mayor en escolares que omitían el desayuno (68%) comparada con los que desayunaban (56%) u ocasionalmente desayunaban (59%), p < 0.001. Paradójicamente, las concentraciones de colesterol HDL fueron similares entre los que desayunaban y los que omitían el desayuno; sin embargo, la prevalencia de niveles bajos de colesterol HDL (<40 mg/dL) fue sensiblemente menor en los que se saltaban el desayuno (34%) comparada con los que desayunaban (50%) u ocasionalmente desayunaban (44%), p < 0.001. Los niveles elevados de colesterol HDL en el ayuno sugieren una mayor demanda para facilitar el movimiento de esteres de colesterol y triglicéridos hacia el hígado, sin embargo se ha discutido acerca de sus limitaciones como un índice de riesgo o como criterio clínico único, debido a que las concentraciones plasmáticas de colesterol HDL por si solas no reflejan su composición, su cinética metabólica, ni su actividad funcional, por lo que es necesario considerar su situación junto a otros marcadores (Forrester, Makkar & Shah, 2005).

Se recomienda que los niños y adolescentes participen en actividades físicas moderadas o intensas, al menos 60 minutos de preferencia todos los días de la semana, y al menos 30 minutos de este tipo de actividades deberían suceder durante la jornada escolar (American Academic of Pediatrics [AAP], 2000; CDC, 2011; United States Department Agriculture [USDA], 2010). En acuerdo con la literatura revisada, los estudiantes de este estudio que omiten el desayuno, hacen actividades moderadas o intensas por al menos una hora diaria; pero dedican mayor tiempo a actividades sedentarias o ligeras (Berkey et al., Citation2003). Se ha encontrado que el hábito del desayuno incide específicamente sobre la capacidad aeróbica y el poder muscular de los miembros inferiores (Thivel et al., 2012), por lo que fomentar el desayuno, y promover la actividad física programada en el ámbito escolar y extender estas actividades en el ámbito familiar de los escolares se hace crucial.

En la interpretación de los hallazgos derivados de este trabajo deben considerarse fortalezas y limitaciones. Entre las primeras se pueden incluir el uso de una gran y diversificada muestra de base poblacional; la eficacia del diseño para determinar las prevalencias de factores biológicos, conductas dietéticas y factores económicos, entre otras, a partir de la misma muestra; así como la identificación de un potencial grupo de riesgo (estudiantes que ocasionalmente omiten el desayuno). En el mismo diseño se encuentra la principal desventaja, ya que no es posible determinar causalidad o la temporalidad de las asociaciones halladas. Sin embargo, es probable que algunos factores estudiados describan las causas que explican la omisión del desayuno en la población escolar del estado de Morelos (factores como la edad, el tamaño familiar y la región de ubicación de la escuela y estilo de vida sedentario) y otros, podrían ser consecuencia de la omisión del desayuno, por ejemplo: percepción de la alimentación, compra de alimentos y golosinas en la escuela, la ingestión dietética y sus contribuciones de energía y el balance nutrimental, anemia y los niveles elevados de triglicéridos y colesterol HDL.

De esta manera, el estudio ofrece un panorama epidemiológico que podría servir en la programación de servicios preventivos en las comunidades de las distintas regiones, permitiendo una adecuada selección y focalización.

En la literatura existen múltiples estrategias para evaluar la omisión del desayuno (Rampersaud et al., Citation2005). En este caso, la medición del desayuno empleada, no fue cuantitativa y podría no haber incluido todas las categorías posibles que contribuyen a su adecuada medición. La escala ordinal empleada tal vez sobreestimó la prevalencia de la omisión del desayuno, así como las características estudiadas entre los grupos definidos con base en esta escala. Por otro lado, los criterios empleados para definir la calidad de la dieta contrastan con estudios recientes realizados en población mexicana (Castillo-Ruiz et al., 2010), tal que a pesar de los hallazgos su comparabilidad y consistencia se ve limitada. Otros factores conductuales no estudiados (como los desórdenes de la alimentación), podrían estar contribuyendo a la prevalencia de la omisión del desayuno, sobre todo en los adolescentes mayores, dando lugar a la necesidad de mayor investigación en este grupo.

Conclusiones

En este estudio de base poblacional, se describe la situación de la omisión del desayuno en escuelas del sistema elemental y medio superior de diferentes regiones del estado de Morelos, México. La omisión del desayuno observada en el 20% de los escolares, resultó estar asociada a una mayor edad, mayor IMC, mayor tamaño familiar, residir en la región Oriente del estado, menor ingesta de energía de la dieta y peor balance proteico-energético, mayores prevalencias de anemia, triglicéridos y colesterol HDL elevados, menor tiempo dedicado a actividades moderadas o intensas y un tiempo mayor dedicado a actividades sedentarias o ligeras. Con el conocimiento de la causalidad de estos factores a través de estudios longitudinales, se estaría en condiciones de realizar intervenciones integradas y enfocadas a promover el consumo del desayuno e incidir sobre todo en adolescentes para prevenir insuficiencias, desequilibrios dietéticos y futuros riesgos de obesidad y enfermedades crónicas.

Agradecimientos

Se agradece al Fondo Mixto de Fomento a la investigación Científica y Tecnológica CONACyT-Morelos que financió el proyecto MOR-2007-C01-80210. Se agradece también al Instituto Politécnico Nacional las facilidades para su realización.

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