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Jerarquías dialectales y conflictos entre teoría y práctica. Perspectivas desde la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE)

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Pages 96-105 | Received 30 Nov 2018, Accepted 14 Feb 2019, Published online: 17 Oct 2019
 

RESUMEN

Este trabajo analiza el conflicto que existe entre teoría y práctica a la hora de representar adecuadamente el carácter multinormativo y multidialectal del español en las obras académicas realizadas bajo el sello de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). El artículo plantea dos paradojas subyacentes a tal conflicto, identifica los avances ya logrados en tal representación y señala algunas tareas pendientes para disminuir o evitar las jerarquías dialectales. El trabajo propone que tras las jerarquías dialectales hay un problema de estigmatización y discriminación de ciertos dialectos a la vez que de valoración positiva de otros.

ABSTRACT

This article analyzes the conflict that existing between theory and practice in academic works endorsed by the Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) with regards to their appropriate representation of the multi-normative and multi-dialectical character of Spanish. This article analyzes two paradoxes underpinning this conflict, identifies the progress already made to date and also highlights new propositions that aim to reduce or avoid the promotion of one dialect over another. This article concludes that the differing status attached to dialects is either one of stigmatization and discrimination in some cases or promotion in others.

ORCID

Concepción Company http://orcid.org/0000-0002-6351-715X

Notes

1 Desde la perspectiva de una académica de la lengua está escrito este texto, tanto como miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, como presidenta de su Comisión de Lexicografía, cuanto como representante de México y Centroamérica en la Comisión Interacadémica de Gramática de la asale. Por supuesto, está escrito, fundamentalmente, desde la perspectiva de lingüista, especializada en variación sintáctica. 

2 La jerarquización dialectal, casi siempre para desventaja de las variantes americanas del español, está presente también en numerosos estudios monográficos. Por ejemplo son constantes las paráfrasis con las etiquetas “en lugar de” o “por”, para explicar una construcción, las cuales convierten normas generales del español americano en anomalías de un español estándar mayoritario —que no se sabe cuál es— además de que hay una estigmatización inferida, ya que pareciera que los hablantes americanos tienen una norma ideal implícita distinta de su uso real: “Pluralización del clítico de objeto directo lo … en contacto con el invariable de objeto indirecto se … el paquete se los envié a ustedes en lugar de el paquete se lo envié a ustedes”; “personalización del verbo impersonal haber … habemos muchos por hay muchos” (Parodi Citation2016, 379) [resaltado mío]; “las expresiones de + infinitivo del estándar (ee) se han sustituido en el español ecuatoriano por un gerundio [sabiendo, no me hubiera ido]” (Haboud Citation2008, 175) [resaltado mío]. Mi propuesta, una vez más, es analizar las formas o construcciones en sí mismas, sin comparar ni establecer sinonimias, sin plantear un español estándar, como si solo hubiera uno. En no pocas de estas paráfrasis el americanismo sintáctico es uso general, sin posibilidad de variación, tal es el caso de ya se los dije, de manera que el español general sería en este caso el americano, sincrónicamente al menos, aunque no etimológicamente.

3 Y, ciertamente, las más acaloradas discusiones del 15 Congreso General de las Academias, realizado en Ciudad de México en noviembre de 2015, a las que me ha tocado asistir fueron dónde definir y dónde remitir en caso de voces que diferían, por ortografía, por prosodia o por otras diferencias gráficas, con vistas a la planta y confección de la futura 24ª edición del Diccionario de la lengua española. Baste a modo de ejemplo el caso de los anglicismos: el español americano prefiere en general, como es bien sabido, el préstamo duro con prosodia y acentuación a la inglesa, futbol, diesel [pronunciado dísel], mientras que el español de España prefiere la castellanización del préstamo, fútbol, diésel; pues bien, la 23ª edición del Diccionario de la lengua española (2013) define estos préstamos en las voces castellanas y, o bien, no contiene las americanas, como diesel, o bien pone al inicio de la entrada, bajo el lema fútbol, “Tb. futbol”; cabe señalar que los teclados automáticos de los teléfonos celulares, tipo Switfkey, privilegian el español de España. En la base del acaloramiento de tales discusiones está el hecho de que la lengua es patrimonio intangible y vehículo de identidad para cualquier hablante, de ahí la defensa de las formas que el hablante considera propias. La morfosintaxis es igualmente identitaria, pero es un nivel de lengua con menor conciencia lingüística que el léxico y nunca se llega a discusiones de muchos decibeles. De hecho, la flexibilidad o rigidez de un diccionario para aceptar y adaptar, si es el caso, préstamos de otra lengua refleja también un cierto tipo de jerarquización lingüística; la flexibilidad a préstamos indica que se considera el contacto como un estado natural de las comunidades lingüísticas, mientras que la rigidez es indicadora de que el contacto lingüístico es, a ojos del lexicógrafo, un estado inusual de los seres humanos; cf. Muñoz-Basols y Salazar (Citation2016, 81), para una comparación, “cross-linguistic lexical influence” (p. 82), del Oxford English Dictionary y del Diccionario de la lengua española en cuanto a la cantidad y los criterios de incorporación de voces del español y del inglés, respectivamente, en uno y otro diccionario.

4 Estas dos paradojas están, respectivamente, expuestas y analizadas en detalle en Company (Citation2013) y (Citation2016).

5 Estas preguntas son las que, al parecer, motivaron la creación de las comisiones de consultas existentes en las Academias de la Lengua. El consenso en estas comisiones, posiblemente no acordado de manera explícita, es que, para ser políticamente correctos, como hoy se dice, siempre, en primera instancia, se le dice al usuario consultante que cualquier estructura gramatical y modo de habla son correctos, pero que la valoración de la estructura o modo de habla en cuestión dependen del lugar, situación social, etc. en que se vayan a usar. Por lo general, al menos en la Academia Mexicana de la Lengua en más de 80% de ocasiones, el usuario, no satisfecho con la explicación “estructuralista”, vuelve a consultar y pregunta directamente qué está mejor dicho, cuál suena mejor, etc., razón por la cual, la segunda respuesta de la comisión de consultas termina siendo prescriptiva y normativa.

6 Cf. https://www.cervantes.es/sobre_instituto_cervantes/prensa/2018/noticias/np_presentacion-anuario.htm, para datos concretos recientes de la población mundial hispanohablante.

7 Reconocer, conciliar y respetar estas dos paradojas es un avance y un reto para quienes tenemos como profesión el estudio y cuidado de la lengua española misma. Sin duda, tomar conciencia de ellas es ayudar a crear lazos más fuertes entre los hablantes, es ayudar a hacer mejores herramientas para generar mejor conocimiento dialectal, es ayudar a gestar identidad y respeto hacia la otredad, sea cual sea el dialecto de base y es, por lo tanto, ayudar a otorgar la seguridad que va de la mano de saber quiénes somos, seguridad que, en gran medida, viene dada por el uso de la lengua materna. 

8 Un hecho bien estudiado en la Sociolingüística es que una sociedad bilingüe puede establecer una relación de consenso en el empleo de dos lenguas o puede establecer una relación de conflicto en el uso de ambas. En el primer caso, consenso, las dos lenguas están en pie de igualdad para adquirir mejor calidad de vida, subir en el escalafón social o generar reconocimiento social a través de su empleo. En el segundo caso, conflicto, una de las lenguas desbanca a la otra en el uso para lograr el anhelo de mejor calidad de vida. Este bilingüismo es enriquecedor porque crea mestizajes ricos pero genera tensiones y desigualdades que hay que cuidar, estudiar e intentar equilibrar. Las instituciones de la lengua pueden analizar, describir, denunciar y proponer, pero, en mi opinión, en este punto son los poderes reales de Gobierno, económicos y educativos, los que tienen la última palabra para reequilibrar la relación de fuerzas entre dos lenguas, crear conciencia de valor y poder lingüístico y generar verdaderas sociedades de consenso y no de conflicto. Por ejemplo, un reto actual del mundo hispanohablante es cómo ascender en el escalafón social con náhuatl y no solo con español en México, o con quechua en Perú y en Ecuador, o con español y no solo con inglés en los Estados Unidos

9 Hay otras numerosas herramientas, en forma de corpus de libre acceso, ortografías, gramáticas, sintaxis históricas, que no aparecen citadas porque no proceden de las Academias, sino de instituciones universitarias o de diversos sellos editoriales.

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